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091. Cooltural Fest Almería. 20 de agosto
Los granadinos 091 son una delicatesen dentro del rock, por sonido, por letras, por actitud y por la coherencia con la que desarrollaron su carrera antes, durante y, ahora, que tras probar sin engaños una gira de resurrección se han animado a publicar un disco de nuevas canciones en este otoño, después 24 años. Lo malo, para los tiempos que corren, que nunca fueron una banda ‘fácil’ y, claro, en unos tiempos en los que lo que es complicado de digerir se desecha, es posible que las nuevas generaciones no se acerquen a ellos. Un tesoro al alcance de todos… quienes pongan interés. Yo se lo debo a mi hermano y ayer lo gocé viéndolos por segunda vez. Aquí os dejo, a partir de este momento, mi crónica de agencia como responsable de prensa de Cooltural Fest y como agencia del Área de Cultura municipal. Salud. Después de media docena de conciertos en la Plaza de la Constitución, anoche era la marcada para que los conciertos del ciclo de Cooltural Go!, la adaptación para este verano de Cooltural Fest, organizado Crash Music y por el Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería, se mudaran al Recinto de Conciertos del Ferial hasta su conclusión, el próximo 12 de septiembre. Todas las ‘mudanzas’ hay que hacerlas con talante positivo, con una dosis extra de energía y, en la música, qué mejor exponente de ello que la fuerza de las guitarras y del rock más clásico, como el que ofrecieron los granadinos 091 y los almerienses Casino, encargados de abrir la velada. (FOTOS: Juan Jesús Sánchez Santos para RockSesión)
091 – La Otra Vida
Es lo que tienen las giras de regreso que tanto critican los haters de cualquier cosa. Que, en muchas ocasiones, acaban despertando el gusanillo de los viejos tiempos, de querer seguir aprovechando las buenas sensaciones (si es que se producen) y prolongar en el tiempo esa vuelta a las andadas. Todo eso se reúne en 091. La banda granadina siempre ha sido un referente constante en esta casa, por las vinculaciones sanguíneas que tantas veces he comentado. Los conocí gracias a ese Último Concierto al que mi hermano le daba tantas vueltas y en 2016 me pude quitar la espina de verlos en directo gracias a la Maniobra de Resurrección. Demonios, qué gustazo. Y se lo han tenido callado. Porque resulta que esa gira dio pie a la decisión de los cinco ceros (José Ignacio Lapido, José Antonio García, Tacho González, Víctor Lapido y Jacinto Ríos) a seguir adelante, a permitirse el lujo de grabar un disco de canciones nuevas, 25 años después de su último Todo Lo Que Vendrá Después. Primero había sacar los comprometidos discos en solitario de José Ignacio y José Antonio… pero ya están aquí. 091 empiezan La Otra Vida, la que comenzaron con su triunfal reinterpretación de Lázaro. Con menos penurias y con las cosas más claras. Se lo han ganado a pulso. Y lo vuelven a demostrar una vez más. Coherencia, humor negro, guitarras furiosas, melodías pop y canciones sin la más mínima fisura ni borrón. Todo un ejemplo a seguir.
#Mis10de 091
O una de esas bandas que merecen un mayor reconocimiento para la enorme calidad que puebla toda su discografía. Los granadinos 091 son una delicatesen dentro del rock, por sonido, por letras, por actitud y por la coherencia con la que desarrollaron su carrera antes, durante y, ahora, que tras probar sin engaños una gira de resurrección se han animado a publicar un disco de nuevas canciones en este otoño, después 24 años. Casi nada. Y sí, ‘me quito’ la reedición de su #Mis10de antes de que lo saquen, para que no me lo pongan más difícil. Con José Ignacio (García) Lapido como autor de casi todas las canciones, con un crecimiento artístico apabullante disco tras disco, y la voz de José Antonio García, influyente para autores del rock-pop respetables, son un grupo sólido en canciones que no se pierden en derroches superfluos, ni grandes desmanes, pero que ofrecen un punto de calidad diferencial que refrendarían paso a paso. Lo malo, para los tiempos que corren, que nunca fueron una banda ‘fácil’ y, claro, en unos tiempos en los que lo que es complicado de digerir se desecha, es posible que las nuevas generaciones no se acerquen a ellos. Un tesoro al alcance de todos… quienes pongan interés.
091. Maestro Padilla. 18 de marzo
Recuerdo ver la caja por casa desde no sé exactamente a qué edad. Negra, sobria, como su puesta en escena (no como la de la reedición, blanca, con cerillas). Último Concierto. Mi hermano guardaba un profundo cariño a 091. Supongo que habiendo realizado la carrera en Granada en plena ebullición del grupo le facilitaría el hecho de que tuviera un fuerte vínculo con ellos. El caso es que, con la adolescencia y mayoría de edad, en mi ánimo de devorar y conocer grupos y músicas, un mundo que al final me ha arrastrado de por vida, no le terminaba de ver el porqué de tanta devoción. Quizá es que los fuegos rápidos de artificio de otras bandas de la época coetánea me nublaron la visión o, sencillamente, que mi madurez personal y musical aún no estaba preparada para ellos. El caso es que, pasados los años, ‘Los Cero’ me ganaron y entraron a formar parte en esa hiriente lista de grupos que descubres cuando ya no tienes la posibilidad de verlos en directo. Una nómina de la que salió Héroes del Silencio, de la que quiero que salga Platero y Tú, y de la que anoche, gracias a ‘Maniobra de Resurrección’, 20 años después de su adiós, y al Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería, borré a 091. Así fue el concierto ofrecido en el Auditorio Municipal Maestro Padilla.
091 – Doce Canciones Sin Piedad (1989)
Esta banda granadina es uno de los argumentos más poderosos para rebatir a todos aquellos que rechazan desde la ignominia ignorante la grandeza y el legado de la década de los ochenta en nuestro país. Con José Ignacio (García) Lapido como autor de casi todas las canciones, con un crecimiento artístico apabullante disco tras disco, y la voz de José Antonio García, influyente para autores del rock-pop respetables como Rubén Pozo y la de querencia americana, al frente del grupo durante casi toda su trayectoria (1981-1996). Y en este disco todavía está Antonio Arias al bajo (que posteriormente se marcharía para formar Lagartija Nick), 091, además de ser autores de una de las mejores versiones del rock en castellano (‘A Mí Con Esas’ de Los Brincos), son un grupo sólido en canciones que no se pierden en derroches superfluos, ni grandes desmanes, pero que ofrecen un punto de calidad diferencial que refrendarían paso a paso. Tras tres trabajos algo irregulares por diversos motivos, aunque todos ellos con momentos sobresalientes, Doce Canciones Sin Piedad fue el primer puñetazo rotundo encima de la mesa. Buena producción, canciones inmediatas y textos que apuntan ya la lírica instrospectiva de Lapido.
Surfin’ Bichos – Más Allá
Llegué tarde al momento de Surfin’ Bichos, la banda manchega a la que muchos sitúan como germen del indie en España (con ese afán que tiene el indie menos cabal en buscar un pasado lustroso), como pieza bisagra entre el pop de los ochenta y el grunge de los noventa y no sé cuántas cosas más. Llegué a ellos cuando ya conocía a sus dos escisiones, Chucho y a Mercromina, que me interesaban bastante más que los primeros. O quizá fuera por comodidad. Y lo hice porque vine rebotado y cuasi moribundo, después de que la discografía de Javier Corcobado y sus Chatarreros se me clavara en cada una de las vísceras, al que a su vez llegué después de sumergirme en el cancionero de Nacho Vegas. En resumen, un momento de búsqueda de sonidos desgarradores (también Diamanda Galás es de esa época). Claro, con el recorrido relatado Surfin Bichos entró fácil, especialmente el disco Hermanos Carnales (1992), que me pareció extremadamente melodioso para lo truculento de sus historias, donde el incesto, la tergiversación bíblica o el derrotismo campaban a sus anchas en el universo conceptual despachado por Fernando Alfaro. La banda, con motivo del 25 aniversario de aquel álbum, se reunió de nuevo, además de reeditar su discografía con extras y ese tipo de cosas que se suelen hacer cuando alguien le echa ganas y alguien aporta el dinero. Y como ocurriera en su día con la Maniobra de Resurrección de 091, la cosa ha fluido hasta el punto de lanzarse a grabar nuevas canciones. Si de Lapido y cía separaron 24 años Todo Lo Que Vendrá Después de La Otra Vida, 30 años separan a El Amigo De La Tormenta de este Más Allá en el caso de los manchegos. Todo un acontecimiento celebrable.
Lee el resto de esta entradaJosé Ignacio Lapido – A Primera Sangre
Desde que empezara su camino como solista en 1999, ha sido la primera vez que ha habido que esperar tanto tiempo (cinco años y medio) para tener nuevo disco de José Ignacio Lapido en nuestras manos y oídos. A Primera Sangre retoma el relato dejado en el abrumador y fascinante El Alma Dormida. Un álbum con el que el músico, compositor, letrista y vocalista granadino confirmaba por enésima vez sus hechuras de grandeza, el respeto a quien maneja los tiempos del verso, la narración y su arrope musical con la paciencia del orfebre y el talento de la creatividad más productiva. Por el camino, es cierto, nos regaló el primer disco en de nuevas canciones por parte de 091 (La Otra Vida) en más de veinte años. Y también se vino una pandemia que aumentó la brecha temporal. Sea como fuere: la espera ha valido la pena. Pero es que casi ni tenía sentido dudarlo. Lapido presenta su noveno disco en solitario. Una auténtica heroicidad para haber coincidido con el declive de las ventas de discos y esas cosas de las que tantas veces nos hemos lamentado. Y aunque la subjetividad del oyente marcará sus preferencias en cuanto a su obra pretérita, el resultado vuelve a ser tan coherente y firme que celebramos, siempre, que siga viva la llama de un creador alejado de los grandes focos y atención mediática, pero que resulta fundamental para entender la sobriedad cabal de quien lleva más de cuarenta años aportando su trabajo para dignificar el rock en castellano. En A Primera Sangre lo hace con once nuevas canciones donde distorsión y acústicas acercan sus brazos para acoger los textos rotundos de Lapido y su voz casi incorruptible.
Lee el resto de esta entradaEl Cuarto Verde – Ondas De Choque
Con unos meses de retraso previsto a los planes iniciales, este mes de marzo nos ha regalado el nuevo trabajo de los riojanos El Cuarto Verde. Una banda a la que siempre le hemos prestado especial atención en esta casa por su forma natural y solvente de mezclar los patrones clásicos del rock urbano más al uso, con una contemporaneidad bien entendida que, sin grandes revoluciones, sí que renueva un tanto los códigos previsibles y habituales del formato, para acercarlo a terrenos más anglo, bailables, melódicos… sin perder por ello brío en el intento. Así lo destacamos allá por noviembre de 2015 cuando lanzaron Metroglobina aunque, como dije en aquella crítica, me enamoré de ellos mucho antes, con “El Piloto De Hiroshima”, una de las canciones que formaban parte de su segundo trabajo en estudio, Narcoiris. Me sorprendió la potencia en el sonido con una gran capacidad melódica en las voces. Comercial, pero con una fuerza apabullante. Aquella canción me acompañó durante un tiempo en ‘la maleta’ de pinchar y sirvió para que la pestaña de seguimiento comprobara en cada lanzamiento que a veces las primeras impresiones se quedan y evolucionan de manera favorable con el paso de los discos. Así lo corroboraron después en el directo Fuimos Decididos A Incendiar El Parlamento en 2017 y a finales de 2018 con el temático Siete Pecados Capitales, donde se marcaron un ‘Seven’ con un tema para cada uno de ellos. Ahora llega este Ondas De Choque donde la banda quizá ya no sorprenda tanto… si no es de por sí ya sorprendente mantener un notable nivel en las formas y el empeño en seguir en esto de los rocanroles pese a las circunstancias.
Lee el resto de esta entrada30s40s50s – Incontrolable
No creo que resulte extraño a nadie si afirmo que me gustan este tipo de experimentos y fusiones artísticas. Tras el poco comercial nombre de 30s40s50s (al menos, a mí me lo parece) se encuentran tres artistas con una más que significativa trayectoria musical que en un momento artístico como el actual deciden juntarse para gamberrear y crear canciones. Tal y como explican en su biografía de tan joven vida unida, son: «Tres amigos que se encuentran en diferentes etapas de sus vidas a los que les une un objetivo: crear música por el simple hecho de crear. Componer, grabar, jugar y explorar sonidos sin pensar ni en quiénes les escucharán después ni en cómo lo harán, sin saber siquiera si algún día el resultado de 12 días de proceso creativo saldrá a la luz. De estos 12 días de experimentación juntos surgen 12 temas que provocan el inexorable nacimiento de los 30s40s50s. Se inspiran en los años 90 y esto los lleva a mezclar guitarras eléctricas y distorsión con sintes y programación de lo más actuales. Un sonido fresco que nos adentra en un viaje que va desde Nirvana hasta Bowie, pasando por Garbage, Paramore o Radiohead». No suena mal, ¿verdad? Este Incontrolable es el segundo de los epés de cuatro temas que completarán ese disco de doce y viene a dar continuidad al iniciático NoNoNoNo. Coloristas propuestas, colorista sonido, actitud desenfadada y una mezcla de influencias que deriva en una suerte de bisoñez pero con la sabiduría de la experiencia, accesibilidad con potencia nada desdeñable y una frescura, al menos, a prueba de monotonías. ¿Y qué músicos están detrás de 30s40s50s?
Lee el resto de esta entradaLos Brincos – Los Brincos (1964)
Esta semana sí. Aunque desde el principio de los tiempos de esta casa hemos abogado por dar cabida en las críticas remember de algún que otro viernes a bandas que sentaron cimientos de lo que vendría a ser nuestro rock en los setenta (y alguno antes), como El Dúo Dinámico, el disco de Sabicas con Joe Beck, Lone Star, The Storm, Miguel Ríos, Leño, Triana, Asfalto, Alameda, La Banda Trapera del Río, Bloque, Tequila… Fue cuando hice la crítica remember de Los Pekenikes cuando decidí tomar la disposición más férrea de traer a grupos pioneros con mayor frecuencia, casi siempre difuminados por ese mencionado estallido setentero. Hoy nos ocupamos de Los Brincos. Una formación que dentro del beat de corte Beatles y el garaje de guateque siempre me generó una brutal simpatía porque consideraba que su empaque rítmico tenía un plus de potencia y fiereza que le entroncaba directamente con el rock que vino años más tarde. Así lo han visto también muchas otras bandas, como la de rock y ska Salida Nula, versionando el conocido “Flamenco” o los magníficos 091 cuando hicieron lo propio con “A Mí Con Esas”. Es cierto que no todas sus mejores canciones se ubican en el mismo disco, pero esos dos temas, junto con “Borracho”, “Tú Me Dijiste Adiós”, “Mejor” o “Nadie Te Quiere Ya” dibujaban un corte taciturno y atormentado, muy castizo, propio de esa ‘pena negra’ como a mí me gusta llamar a lo que muchos años más tarde harían formaciones metaleras como Hora Zulú, Fausto Taranto o Melibea. También habría luz con las conocidas “Un Sorbito de Champagne”, “Lola” o “Baila La Pulga”. Sea como fuere, honor y memoria para Los Brincos y su legado más que aprovechable y disfrutable, todavía hoy.
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