Buscar resultados para Twanguero
El Twanguero – Electric Sunset
Como ocurre en otras disciplinas profesionales, el hecho de que haya auténticos expertos en realizar labores complejas, en ocasiones, nos hace pensar que para ellos no supone ningún esfuerzo. Llevado al territorio artístico, en este caso musical, El Twanguero es un perfecto ejemplo de ello. Desde los seis años, Diego García vive perfeccionando y escudriñando cualquier posibilidad que le ofrezca una guitarra. Con 13 años forma su primera banda de rock, a los 20 ya está en Madrid hasta convertirse en uno de los guitarristas de estudio más solicitados y en su salto a Nueva York termina de perfeccionar su fusión de guitarra de raíz latina, de Argentina a España, tanguera, con su twang característico y mucho fingerpicking. Mambo, swing, rumba o rockabilly, flamenco. Colaboraciones con Enrique Bunbury, Diego El Cigala, Andrés Calamaro, Fito Páez, Santiago Auserón. Dos Grammy Latinos y un Premio MIN al “Mejor álbum de músicas del Mundo”… Y es que claro, no para de recorrerlo con sus máster class. Tras Carreteras Secundarias, el viaje continúa en este Electric Sunset.
Corada – De Vuelta De Nada
Nunca es fácil echar a andar con una nueva banda, una nueva cabecera, un nuevo nombre con el que llegar al público pero cuando tras dicha nomenclatura se encuentran músicos curtidos y experimentados ya en otras lides como es el caso, al menos está garantizada una calidad y solidez significativa de cara a afrontar la escucha de su debut. Es lo que ocurre con Corada, esta nueva formación en la que encontramos al dúo formado por Joanjo Bosk y Albert Serrano. A Bosk (voz, coros y letras) le tenemos ubicado desde los tiempos de Aspid, banda que acabó muriendo un poco en la incomprensión de su propuesta más lírica, y posteriormente como cantautor rockero más al uso, recordando autores clásicos de la canción catalana o haciendo un EP temático sobre bombardeos nazis en el 38 o el 39, como hizo años después convirtiendo “The Partisan” a “El Maquis”, además de marcarse un gran disco en Después de Todo, con un “Maldito Veneno”, que va desde entonces en mi maleta de favoritos. Por su parte, Albert Serrano (arreglos, guitarras eléctricas, acústicas, mandolina, mellotrón, pads y hammond) ha sido guitarrista de estudio de numerosos autores del pop rock nacional e incluso se le ha podido ver de gira, que no es poca cosa, en los exigentes directos de Manolo García. Por si fuera poco, para la grabación han contado con otro tótem instrumentista como José Niño Bruño (Leiva, Joaquin Sabina, Andrés Calamaro, Fito & Fitipaldis, Miguel Ríos, Ariel Rot, Alejo Stivel, Manolo Tena, Twanguero, Jaime Urrutia, Lichis, Coque Malla…) a la batería y percusiones y de Íñigo Goldaracena en el bajo (Manolo García, Revólver…). De Vuelta De Nada presenta diez temas de energía rock y cuidadas melodías accesibles que le emparejan al pop. Un debut ‘nodebut’ que es de lo más grato.
Lee el resto de esta entradaCalexico – El Mirador
Hemos alabado en muchas ocasiones el carácter fronterizo de muchas bandas que sustentan su sonido en el rollo polvoriento, tejano, entre el género americana y el rock latino, o que, al menos, lo han transitado alguna vez. Echando una mirada rápida en el buscador me han salido referencias en nombres propios como Santero y Los Muchachos, Arizona Baby, Los Coronas, y lógicamente su fusión en Corizonas, la propia La Frontera, Carmencita Calavera, Guardafuegos, Amparanoia, Corazones Eléctricos, Carlos Ann, Álvaro Suite, el mismísimo Bunbury en muchas ocasiones, Los Tiki Phantoms, Igor Paskual, DMBK, The Surfin Limones, Pájaro, El Twanguero, La Destilería, Los Zigarros, Buenas Noches Rose, M-Clan, Quique González, Texas Resaca Blues, Silvio Fernández Melgarejo, Morgan, Malditería, Desvariados, El Toubab, Dead Bronco, David Varona y Los Perros Románticos, Qverno, King Sapo, ¡Pendejo!, Jenny and the Mexicats, Molotov, Gritando En Silencio, Leiva, Capitán Cobarde, Los Brazos, 091, Drunken Cowboys, 69 Revoluciones, Ciclonautas… y, cómo no, Depedro. Y lo dejo para el final porque es a través de él, al comenzar su carrera en solitario allá por 2008, cuando conozco a Calexico. Una banda liderada por Joey Burns (voz y guitarra) y John Convertino (batería) en la que se integraría al terminar la dedicación a los siempre recomendables Vacazul. De hecho, ellos fueron la banda de acompañamiento para su debut y, desde entonces, las colaboraciones han sido múltiples hasta el punto de que en todos los discos hay cameos, en este El Mirador incluido. El décimo de estudio propio, el vigésimo si contamos colaboraciones varias, bandas sonoras, versiones, EP’s y un largo etcétera.
Lee el resto de esta entradaSantero y Los Muchachos – Rioflorido
Su primer disco, Ventura, cayó a mis oídos demasiado tarde como para hacer crítica del disco como si fuese una novedad y demasiado pronto como para poder considerarse una crítica remember de los viernes. Con ‘la pestaña de seguimiento’ activada, los tenía en la lista para seguir sus pasos en siguientes lanzamiento, por si el nivel lo merecía, traéroslo a colación. Y así ha sido. A principios de este mes de marzo veía la luz este Rioflorido, el segundo larga duración de la banda valenciana Santero y Los Muchachos, que guarda los principios fundacionales de su debut, pero yendo un paso más en la ambición que da la seguridad de que se está apreciando lo que se ofrece. Autodefinido como rock reposado, la escucha de Santero en general y de este Rioflorido en particular debe considerarse como una suerte de delicatesen para momentos elegidos. Las guitarras eléctricas tienen la distorsión justa, se juega con terrenos semi acústicos y desenchufados al completo, aparecen sutilmente metales, dobros, contrabajos, lap steel y percusiones orgánicas. Si a algún despistado le contamos que algunos de sus componentes han formado parte de bandas como La Pulquería y Obrint Pas, no nos creería. Pero es que la música es así de grande, por eso nos tiene locos.
Los Discos del Año 2018 de RockSesión
Es complicado ponerse a hacer listas así, porque siempre te queda la sensación de dejarte fuera gente que merece estar dentro. Así que, como siempre, ha de tomarse como una guía para acercarse a lo que no se conozca. O a darle otra oportunidad a un disco que no te llamó en la primera escucha. Tampoco ayuda el hecho de que por mis oídos pasen trabajos de cualquier género. También el hecho de que haya sido un año muy ajetreado me ha impedido escribir de todos los discos que hubiese querido, por eso hay algunos de los que no hay crítica completa. Pecata minuta. También excluyo como siempre EP’s (Lichis, Desakato, Konsumo Respeto…) y directos (Robe, Belo, Coque Malla…). Entre las ausencias por diversos motivos, pero de los que recomiendo su escucha, os cito unos cuantos: Rocío Márquez y Fahmi Alqhai, Pájaro, Lichis, Soleá Morente, La Tremendita, Hermanos Cubero, Morgan, Nacho Vegas, Christina Rosenvinge, Nixon, Miss Octubre, Los Nastys, Surfin Limones o Saratoga. Por sexto año, estos son los ochos oros, platas y bronces de RockSesión. Disparen al pianista.
Pájaro – Gran Poder
Tras escribir ayer del Electric Sunset de El Twanguero, tenía claro que la siguiente crítica debía ser para el Gran Poder de Pájaro. De Andrés Herrera ya os hablé con su anterior entrega, con He Matado El Ángel, (plata en Mis Discos del año 2016) lanzado también como este, en las cercanías de Semana Santa, como el Santa Leone de 2012. Y es que el mundo de la corneta y trompeta cofrade acompaña en los cimientos del sonido Pájaro. Un coctelera donde también hay mucho de western, de surfero, de fronterizo, de Morricone, swing, trópico, psycho y canción italiana. Con esas armas y con una trayectoria forjada con los más grandes y libres de la escena sevillana (de Silvio a Pata Negra) tenemos los avales sobrados de que estamos ante un artista que sabe lo que se hace y que siempre está garantizado un alto mínimo común denominador de calidad. Con este Gran Poder, dicen, concluye una trilogía que sí, mantiene conexiones estilísticas, porque es complicado imaginarse a Pájaro entiendo la música de otra manera que no sea así. El interrogante está abierto de cara a la próxima pero, mientras tanto, que nos quiten lo padecido y gozado.
Luz Casal – Que Corra El Aire
Cerramos la semana de críticas de novedades con nombre de mujer (Chica Sobresalto, Christina Rosenvinge, Mercedes Ferrer) con la que, a buen seguro, puede ser considerada como la joya de la corona. Con la artista con mayor empaque en el mundo del rock en castellano desde hace más de cuarenta años… sea con estructuras arquetípicas como sus lecciones de estilo en el bolero. Después de hacer frente a las curvas del destino con pericia y ejemplaridad, escuchar a Luz Casal, en terrenos además tan vitalistas como los que se presentan en este decimoquinto álbum de estudio. Acompañada de gente tan contrastada como Depedro, el gran El Twanguero, o el propio Ricky Faulner, encargado de la producción y de las acústicas, Luz afronta el tema de la muerte con la misma entereza con la que ha hecho en su vida. De frente, mirándola a los ojos y sacando siempre enseñanzas de vida, ilusiones para latir en el presente. Aferrarse a él. Tras tres años sin gira, la gallega saldrá a la carretera con más de 20 fechas ya confirmadas, varias de ellas en su querida Francia, otras tantas ya con las entradas agotadas… prueba de que el público sigue necesitando de su halo para ser un poco más felices.
Pájaro – He Matado Al Ángel
Bastante antes de que se convirtiera en fotógrafo de RockSesión, a Juan Sánchez (Juanako) le debo conocer a Pájaro, una banda liderada por Andrés Herrera (dueño del alias), guitarrista sevillano que, después de curtirse en decenas de escenarios a lo largo de su juventud, con gente como Pata Negra y, por derivación, Raimundo Amador, ha encontrado en su plena madurez el sonido que sintetiza y aglutina sus influencias que van desde corneta de pasión santera hasta el surf, la canción italiana, el spaghetti western y sus sonidos fronterizos, blues, trópico latino y algo de swing. Fue en Santa Leone, su anterior entrega, esa que utilizaron de manera época en la desternillante El Mundo Es Nuestro (con Narco también en la banda sonora, por cierto). Ahora regresa, cuatro años más tarde, con un disco en el que se aleja del mundo cofrade para inmiscuirse de pleno en el poderío y virtuosismo de sus guitarras y su modo de hacer las cosas. He Matado Al Ángel es un álbum que lleva el veneno de lo pendenciero, tanto en las canciones como en las piezas instrumentales, aunque parezca inocente.
Manolo Tena – Casualidades
El artista pacense es uno de esos nombres que, por una serie de factores exógenos y endógenos suenan a lejanía. Al rock (y pop) de otro tiempo, a pasado sin derecho a presente. El bueno de Manolo Tena fue uno de los nombres fundamentales cuando el rock daba sus primeros pasos en España tras estar algunos años gateando. Cucharada y Alarma son dos nombres propios que merecen todo respeto y tienen ganado por derecho estar en cualquier antología que intente rememorar los inicios de nuestra música. Tras esos dos escarceos que merecieron mejor suerte, Manolo Tena emprende a finales de los ochenta una carrera en solitario que explotaría en 1992 con su segundo disco, Sangre Española (otro que pasará algún día por las críticas remember de los viernes, tarde o temprano) que despachó medio millón de copias. Casi nada. Con más suerte que Enrique Urquijo o Antonio Vega, Manolo Tena ha superado vivo sus adicciones y después de un tumbo y otro tumbo, que cantaría Krahe en ‘Ulises’, intenta recobrar también el pulso musical con Casualidades, un álbum de trece cortes que, aunque no todos están al mismo nivel, sí que reflejan cierta grandeza innata.
Candy Caramelo – El Hombre Orquesta
Segundo trabajo en solitario por parte de uno de los músicos más reputados del rocanrol clásico de nuestro país. Candy Caramelo es una de esas vitales piezas que hacen que el engranaje de una gran banda suene como debe. Que se lo digan si no a Andrés Calamaro, a La Cabra Mecánica o a Fito y Fitipaldis… Su labor al bajo siempre ha sido reconocida y en los últimos tiempos se puede comprobar en la banda que acompaña a Isma Romero y a Diego García ‘el Twanguero’. El Hombre Orquesta es la concreción de ese placer de reclamar la atención en primera persona y de qué manera, pues el propio Candy se ha encargado de grabar todos y cada uno de los instrumentos del álbum: batería, bajo, guitarras, piano, lap steel, voz, coros y percusiones. Un ejercicio de estilo con sabor añejo al rock de los años 50, querencias de rockabilly, de surf, de la fina ironía argentina con la que creció como músico. Todo un gusto personal para el artista y una satisfacción para el oyente.