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El Último De La Fila – Nuevas Mezclas (1987)

La historia de El Último de la Fila es la de un grupo que siempre fue fiel a sus creencias, que tocó la cima en reconocimiento de crítica y público y no por ello se vieron obligados ni a seguir cuando ya no creían en ello, que le dijeron que no a una poderosa firma comercial que les pagaba una millonada por asociar su marca (a cambio se pusieron a colaborar de manera altruista con 18 Ong’s de toda España), que rechazaron un precontrato con Virgin tras ganar un concurso porque ya habían dado su palaba a un pequeño sello independiente llamado PDI (que después les liberaría de manera altruista al ver que era imposible seguir su camino hacia el éxito), que se dijeron adiós en el momento en el que vieron que la unión de Manolo García y Quimi Portet no podía dar más de sí. Banda bien reconocida dentro de la música ‘comercial’ española, El Último De La Fila rezumaba rock y mucho de acidez anárquica y descontrolada en sus directos y en su actitud. Con frecuencia ignorados por los militantes del ‘rock urbano’, ‘combativo’ o más duro, EUDLF es uno de los grandes nombres propios de nuestra música. Y en RockSesión nunca nos hemos olvidado de ellos.

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Loquillo – El Último Clásico

 

Podemos debatir o no en si alguna vez ha metido la pata en alguna declaración (¿a quién no le ha pasado?), pero no voy a entrar en lo manido de si no compone las canciones en esa estúpida manía de cuestionar a los intérpretes. O en restar valor a la dirección de un equipo para la consecución de un fin. (Por esa regla, ¿para qué vale un director de una orquesta sinfónica si no es suya la partitura que están interpretando ni tampoco está tocando un instrumento?). Ni tampoco en que su voz no sea un prodigio técnico (¿Lo es la de todas las bandas rockeras y punks que escucháis?). Lo siento para los que escuchan su nombre y su voz y les sube el exabrupto a la boca porque les puede la bilis a una opinión discordante y a un análisis más cabal. Loquillo ha sacado (y se la) un señor disco de rocanrol en El Último Clásico. Podemos tener nuestro orden de preferencia en la decena de temas pero todos, absolutamente todos, tienen un poder hímnico y aglutinador que casi parece un fin de fiesta constante. Como las largas tandas de bulerías tras un recital flamenco. El hecho de haber confiado las composiciones a tantos y variados escritores y músicos amigos hace que todos hayan optado por buscar la canción total, el tema congelado en el tiempo y simbólico de una forma de vivir el rocanrol. Aires épicos, sonidos que recuerdan al rock español de los sesenta, country rock, algo de raíz negra por la vía Motown, también mucho de New Jersey. Una explosión de vitalidad que para un tipo que, con la previsible larga gira de presentación del álbum,  se va a meter en los 60 años. Y, que ladren, que parece que hay cuerda para otra década más.

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Una visión tras la resaca del histórico concierto de Fito & Fitipaldis en San Mamés

Mientras que este pasado sábado cubría el segundo concierto de la tercera gira de Robe y los suyos en Madrid Escena, un viejo compañero de andanzas y correrías, Fito Cabrales, con sus Fitipaldis, hacía historia llenando con 47.000 personas el Estadio de San Mamés, en el marco de un concierto más (es decir, que no era ni cierre de gira, ni despedida de ningún tipo…) de la gira de presentación de Cada Vez Cadáver, su último disco hasta la fecha. Que esperemos que no sea el último de todos, por más que el bueno de Fito se empeñe en avisarnos de esa posibilidad en cada presentación. Pero es que, no contento con llenar hasta la bandera el simbólico espacio, apostaron porque el concierto fuera televisado en tiempo real y en abierto a través de ETB, TVE y su canal de YouTube. Una auténtica rareza en nuestros días y que reunió a más de un millón de personas al otro lado de la pantalla, más otros buen número de miles que lo hemos visto ya ‘en diferido’. Y si justo ayer escribía del triunfo de ‘normalidad’ generado por Robe frente a cualquier tipo de polémicas o enfrentamientos, convenciendo a base de muy buenos conciertos, el de Fito es otro caso en el que uno, desde lejos, solo puede sentirse reconfortado, como ya nos ocurrió cuando le llegó esa guinda de cerrar su anterior gira, la del 20 aniversario, en el Royal Albert Hall de Londres. Un escenario por donde ha desfilado una importante selección de ilustres como su meta-referencia Mark Knopler, y también Phil Collins, Sting, Paul McCartney, Elton John, Bryan Adams, Eric Clapton o Brian May y Roger Taylor de Queen. Que todavía Fito diga hoy, con la mayor de las sinceridades y sin falsa modestia, que no se considera una estrella del rock dice mucho de su concepción sobre cómo vivir la música, como un juego con el que disfrutar, no como una obligación. Y, como otra muesca que muestra de qué pasta está hecho, junto a Cultura Rock, donó 100.000 euros de la recaudación al Bando de Alimentos de Vizcaya. Genio y figura. (FOTOS: Malditos Artistas, Live Nation y Cultura Rock).

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La Caja De Pandora – A Nuestra Vida Otro Sentío (2001)

Como ya he contado por aquí cada vez que un álbum de esta época ha protagonizado una crítica remember de los viernes, la rumba nunca se fue del imaginario colectivo de nuestro país, pero es cierto que a finales de la última década del milenio pasado y comienzos del presente el boom comercial dio para que una hornada de bandas y solistas (en distintos grados de pureza en función de quién fuese su referente más cercano) tiraron a esa querencia de compás y requiebro melismático. Un ejemplo claro esta banda barcelonesa que bajo el nombre de La Caja De Pandora, entró como un tiro desde su estreno discográfico con este A Nuestra Vida Otro Sentío, que en su momento me pegó bastante fuerte, sonando en todo tipo de radiofórmulas y cosechando un más que significativo Disco de Platino… Y eso que descargas y mantas estaban ya en pleno rendimiento. A lo que se suma más de cien conciertos en trece meses. La ascendencia en este caso está bien clara. Más allá de las influencias y cadencias propias de Las Ramblas, de los combos numerosos de jazz y ‘flamenco pop’ (que diría Lichis cuando La Cabra Mecánica), La Caja De Pandora tenía un clarísimo aroma a El Último De La Fila y Manolo García, que venía, además, de reventar ventas y popularidad con tres años de primera línea de Arena En Los Bolsillos y con Nunca El Tiempo Es Perdido como brillante continuación. Sea como sea, después de cerca de trescientas críticas remembers, al fin llega el momento de esta pequeña reverencia semanal para un disco que, como apuntaba, me machaqué bastante en su momento. Sea.

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Manolo García – Desatinos Desplumados

Como decíamos ayer… Desatinos Desplumados es el segundo de los discos que Manolo García ha lanzado de manera simultánea e independiente, emulando así a los foráneos Guns N’ Roses o Bruce Springsteen, que hicieron lo propio en septiembre de 1991 y marzo de 1992, respectivamente. Ayer viajamos con el barcelonés al lado eléctrico desplegado en Mi Vida En Marte que, en términos generales, también fue compuesto con anterioridad a este hermano siamés, que ofrece una faceta mucho más orgánica, acústica y rumbera que, quizá por ello, le esté haciendo ser considerado superior en los foros de opinión. Es curioso que en la lista de ventas haya sido al contrario, Mi Vida En Marte ha entrado al número uno y Desatinos Desplumados al número dos, en cualquier caso superando así ambos a sus potentes compañeros coincidentes en la fecha de salida, Loquillo y su Diario De Una Tregua y Rammstein con Zeit, y a los tótems de la revisión modernista de lo castizo, Rosalía con Motomami y C Tangana con El Madrileño. Quizá el tiempo haga que se cambien las tornas. ¿El secreto de esta preferencia popularizada? Que si teníamos a un Manolo certero en el equilibrio de textos y arreglos eléctricos en el álbum comentado ayer, en el de hoy toda su capacidad para conmover llega de manera más directa y diáfana si cabe, sobre todo por la querencia aflamencada que tan bien le sienta, por un trabajo de coros y segundas voces delicioso y con otro compensado ejercicio de inmediatez de guitarra española con algún otro arreglo de piano más barroco. Trece canciones más para dar un total de 27 composiciones que confirman la trayectoria ascendente dibujada desde Todo Es Ahora.  

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Manolo García – Mi Vida En Marte

Que Manolo García fuese el artista español que repitiera la idea que en su día hizo Guns N’ Roses con Use Your Illusion I y II en 1991 o Bruce Springsteen con Human Touch y Lucky Town apenas seis meses después es algo que no vimos venir ninguno. Casi un año después de la edad con la que Rosendo decidió cortarse la coleta y comenzar su ansiada jubilación, el bueno del barcelonés redobla su ya de por sí torrencial y cuantiosa poesía verborreica apostando por lanzar el mismo día dos discos distintos, con los títulos Mi Vida En Marte y Desatinos Desplumados, de catorce y trece temas cada uno de ellos. En términos generales, es el que traigo hoy aquí el primero en el tiempo, puesto que son canciones que Manolo remata, concluye o le son válidas de ideas y anotaciones que va realizando en la gira de Geometría del Rayo, que a su vez tuvo su deuvedé en directo, más una edición especial triple, más un posterior directo Acústico, Acústico, Acústico que seguía muy influenciado por dicho álbum. No es que Manolo tenga una actividad social intensa, puesto que todos conocemos su carácter campestre, alejado de ruidos y redes, pero los tiempos de pandemia y el parón de conciertos le llevaron a incentivar la creatividad hasta el punto de no quedar solo contento con un disco, sino que una vez encaminado apostó por tirar de rama más acústica y desnuda de ideas y canciones más recientes para otra entrega más, que acabará siendo Desatinos Desplumados, del que hablaremos otro día, como ya hicimos (orden cronológico inverso) con el poemario El Fin Del Principio, y los discos Acústico, Acústico, Acústico, Arena En Los Bolsillos (1998), Geometría del Rayo, Todo Es Ahora (En Directo), Todo Es Ahora y Nuevas Mezclas (1987). Sea.

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El Lunático – Se Diga Como Se Diga (2008)

Cada provincia, cada ciudad, tiene en su historia más reciente una serie de grupos, bandas y artistas de esas que igual no salieron mucho de sus terrenos pero que, de alguna manera, marcaron una era dentro del circuito más localista. En una semana que he decidido dedicar a nombres propios de mi tierra (con Juan Trece, Antonio Álvarez, JJ Fuentes y Los Ruina –es muy probable que el lunes tengamos un bonus track-) quería cerrarla, en la sección de las críticas remember de los viernes, con otro grupo de la zona. Y, aunque lo tenía claro, tras la de ayer tenía claro que los protagonistas iba a ser ese combo llamado El Lunático. Tras una maqueta prometedora, uno de los productores de moda del principios de milenio, Alejo Stivel (que había dado el pelotazo llevando a Sabina a sus terrenos naturales, además de producir otros pelotazos como los debuts de La Oreja de Van Gogh y El Canto del Loco, Usar y Tirar y Sin Enchufe de M Clan) se fija en ellos, aumentando su alcance. Llegarían a formar parte de la banda sonora de El Loco de la Colina, programa de Jesús Quintero, realizarían el himno de la UD Almería… Tras el disco homónimo de 2006, llegaría este Se Diga Como Se Diga que estuvo producido por José Luis Salmerón, que había trabajado con gente como Lagartija Nick o el mismísimo Enrique Morente. Un álbum en el que contarían con la colaboración del fallecido Kike San Francisco o de Gini Téllez, vocalista de Hojarasca. Sus conciertos tenían los suficientes ingredientes para convertirse en una auténtica fiesta haciendo que nombrarlos en la ciudad todavía despierte sonrisas de aprobación y algo de nostalgia.

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Antonio Álvarez – Libre Asociación De Ideas

Tal y como expliqué ayer, tras las rutinas de contenidos propios de finales del  mes de diciembre y la primera semana de enero (lo que viene siendo la apertura de urnas para los votos populares a discos del año y las consiguientes playlists, mi lista particular y editorial de oros, platas y bronces o el habitual repaso a lo más leído del año terminado), me apetecía que la primera semana ‘normalizada’ de esta entrada de año fuese para algunos asuntos locales ‘pendientes’ con los que me había comprometido conmigo mismo. Si ayer fue con Juan Trece, en un nuevo EP de su línea en solitario al margen de su banda Minutos Robados, hoy es el turno para Antonio Álvarez. Un cantau-rock de la localidad almeriense de Pechina (la misma de donde salió En Espera, de quien hablamos aquí hace unos años en una crítica remember de viernes) que a sus más de cincuenta años sigue confiriendo una suerte de eterna juventud a través de la música. Afincado en Granada desde hace muchos años, es uno de esos personajes que hacen del circuito musical de una ciudad o provincia modesta, como la almeriense, algo vivo. Ahí está su trayectoria. Con menos de 20 años da sus primeros pinitos en Extremaunción, después Plancton, con rock más al uso, se haría un superclase con The Beatles Connection, con quienes ha vuelto recientemente (banda de versiones de The Beatles, compuesta por legendarios músicos –no olvidemos la fuerte conexión que tiene la ciudad andaluza con John Lennon, ya que aquí compuso ‘Strawberry Fields Forever’), se hizo con un lado swing-jazz con Piccolisima Jug Band o cantando con otro grande de la ciudad como es el pianista Ramón García. También en Granada ha participado en línea cantautora con Trovamundos y ha catado el folk con el dúo Sonora y, por si fuera poco, hace sus desbarres de rock alternativo con Beach Hotel. Libre Asociación De Ideas viene a ser su quinto trabajo en solitario, donde agrupa seis de las más de 30 canciones que realizó durante el periodo de pandemia, como un Calamaro en El Salmón, pero con filtro.

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Conversaciones con José Ignacio Lapido (Arancha Moreno)

Sea por la sequía derivada de las medidas que tienen que ver con la pandemia, que ha reducido el volumen de lanzamiento de disco antes la imposibilidad de ser presentado después en directo o sea por mera coincidencia, llevamos varios meses en esta casa hablando y escribiendo casi más de documentales (El Drogas, Pau Donés, Los Glosters, Ramoncín, Rompan Todo…) y de libros (a saber: Rulo y Tres Acordes y La Verdad, el de Óscar Sancho de Lujuria, sobre el Balmoral de Loquillo, el del baterista de Héroes del Silencio, Pedro Andreu, la novela de Albert Pla, ‘España En Guerra’,  el autobiográfico de Antonio Arco, el epistolar de Kutxi Romero y Kike Babas, el de poesía de Manolo García o el tabernario El Mentidero del Rock Español) que de novedades discográficas. Porque si a esa recopilación le añadimos las críticas remember de los viernes ya nos quedan muy pocos días. Lo de Conversaciones con José Ignacio Lapido, firmado por Arancha Moreno, que es quien ejerce de vehículo transmisor para que conozcamos más sobre la figura del músico, compositor, letrista, vocalista y (esto lo añado yo) emblema del rock español, ha sido como un fogonazo veloz que he tenido que ir dosificando para que el placer de la lectura sea mayor. La obra caía en mis manos la pasada semana, antes de que llegara a las librerías, y si no lo terminé en dos sentadas fue por premeditación y alevosía. No quería que acabara. ¿Puede haber mayor halago para un libro? Con 091 y con su carrera en solitario (aunque la historia se remonta más atrás) la editorial Efe Eme acierta en dar voz a un creador alejado de los grandes focos y atención mediática, pero que resulta fundamental para entender la sobriedad cabal de quien lleva 40 años aportando su trabajo para dignificar el rock en castellano.

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Manolo García – El Fin Del Principio

Pinturas, fotografía, dibujos en papel, esculturas con todo tipo de materiales, en madera, hierro, música y canciones que forman parte del imaginario colectivo de más de una generación… Manolo García es lo que vendría a llamarse, tirando de topicazo, ‘un hombre del Renacimiento’. Aunque, sabiendo lo que sabemos de él, es bastante probable que comparta el concepto, pero no su traslación física. A Manolo es más fácil imaginarle como un artesano apartado del ruido y la tecnología, en alguna tribu en la que la naturaleza y el respeto a ella sea lo más importante. En esa colección de virtudes talentosas, que bien le valió el reconocimiento hace unas semanas de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, no falta la poesía. Que ya deslizó de forma ligera en su Vacaciones De Mí Mismo, en 2004, y que acompañaba a su segundo libro, titulado El Fruto De La Rama Más Alta, publicado en 2011, y que recogía parte de su obra pictórica más reciente, junto a texto poéticos inéditos, “algunos de ellos, más tarde, han sido letras de nuevas canciones”, reza la solapa del libro. Veremos si alguno de estos aparece prístino en nuevos temas. Porque aquí, sin embargo, las tornas se cambian. Encontramos una generosa colección de más de 150 poemas de verso libre (dos de ellos en prosa) y varias ilustraciones que salpimientan el resultado final, por cierto impreso siguiendo los parámetros de respeto al medio ambiente de la asociación Bosques Para Todos Para Siempre. Aunque ya me lo leí hace unos meses, he vuelto a sumergirme esta semana en sus páginas y lo he disfrutado mucho más. Será por la calma en la tormenta, imagino. Así que, siendo un habitual verso suelta de esta casa, del que hemos escrito tanto, me animo a compartir algunas impresiones.

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