Medalla – Duelo

Hoy que va el dia de parafrasear a literatos, diré aquello de cómo decíamos ayer (en este caso el lunes) que si los quehaceres obligatorios me lo permitían, esta semana quería darle salida a varios discos que me llamaron la atención en su momento en eso que llamo ‘escuchas para estar al día con los lanzamientos’ y que habitualmente se van quedando atrás con el paso de otras novedades más ‘urgentes’, hasta que llega un momento en el que el disco en cuestión se queda tan atrás que ya se queda sin entrar en crítica de novedad, pasando a formar parte de ese ‘limbo’ hasta que llegue el día en que puedan ser críticas remember. También es cierto que muchos de esos tipos de discos acaban siendo alguna petición de tuitcrítica en Twitter pero también lo es que como RockSesión no me da de comer me resulta imposible escribir de todo lo que quisiera. Sea como fuere, el lunes conseguimos cumplir el primer objetivo con el segundo álbum de Rēptile, titulado Animales Salvajes, y el martes con Los Días De Palabras Muertas, el cuarto disco de los turolenses Effe. Cerramos la tripleta conceptual este miércoles de la mano de estos Medalla y su Duelo, de perturbadora y muy inquietante portada. Casi los efectos que provoca la escucha de su cuarto larga duración y múltiple referencia, porque si algo caracteriza además a la formación barcelonesa. «Levantar el pie del acelerador nunca ha sido una opción para Medalla. Esa es la única regla imperante y la razón de ser de una banda que tan sólo en sus 6 años de vida ha publicado 4 discos y diversos singles mientras no han dejado de girar», nos avanzan en su biografía oficial. Un disco que juega con maestría en el claroscuro de los pasajes más truculentos y la luminosidad melódica. Una de esas anomalías que nos gustan tanto por aquí. Ah, y sí, claro, esta noche os hablo un poco del “Nada Que Perder” de Robe, que se estrena, como las noticias de Carrascal, al filo de la medianoche.

El grupo viene formado por Eric Sueiro a la voz, guitarras (eléctrica, doce cuerdas, acústica, española), sintetizadores y piano; Marc López a la batería y percusiones; Joan Morera a la guitarra eléctrica y sintetizadores; y Josep Peris al bajo y trompeta. La colaboraciones se concentran en el tema “Duelo” y son de Valdivia en la voz, de Sergio Pérez en sintetizadores, guitarra española y motosierra (¡!) y Raúl Gómez al violín. Como ellos se completan, su sonido «esgrime con soltura una propuesta que bebe de sonidos cercanos al rock progresivo, el heavy metal, la psicodelia, el pop y el post-punk». Con esos mimbres, ¿cómo no nos iba a gustar el resultado?

Música por Medalla. Letras por Eric Sueiro. Producido y grabado por Sergio Pérez en los Estudios Maik Maier (Barcelona) en febrero de 2023. Sintetizadores grabados por Eric Sueiro en Estudio Mazmorra a lo largo de 2022. Sintetizadores extra grabados por Sergio Pérez en marzo de 2023. Mezclado por Sergio Pérez entre abril y mayo de 2023. Masterizado por Tom Woodhead en Hippocratic Mastering (Leeds, Reino Unido) en mayo de 2023. Dirección artística, fotografías y diseño por Lidia Arruego.  Maquillaje por Cristina Badalona. Modelo Marta Romero López. Lettering y 3D por Tumulus Design (@tumulusdesign). Prensa y comunicación por Montse Carreño. Videos dirigidos por Tiago Almança.

Su cuarto disco viene a ser un paso al frente (imagino que para ellos debe ser el definitivo) para la banda en varios aspectos. El primero de ellos es que es su primer disco autoeditado —bajo el alias de Estudio Mazmorra, sello discográfico DIY fundado por Eric Sueiro— y el segundo, que este Duelo es su primer álbum conceptual. Algo que de alguna manera ya apuntaban de por sí en sus discos anteriores (Emblema y Poder de 2017, Medalla de 2019 y Arista Rota de 2021), todos bañados e impregnados en desencanto, ambientes opresivos y críticos y también con algún que otro guiño histórico.

Tambores preparatorios nos reciben en la corta intro de “Umbral De Sueños”, que descerraja un riff cruento y afilado. El estallido se hace carne en el arranque de “Todo Está Enfermo” que, sin embargo, ofrece un fraseo que igual puede echar para atrás a alguien por cierta similitud melódica con el indie. Pero no. La cosa se irá haciendo algo más oscura tomando como eje un break central que aumentará la intensidad vocal y se recupera el estruendo musical en una coda descabalgada y excitante.

“Banderas A Media Asta” destaca por el punto de demodé tanto de la melodía como de la sonoridad de guitarra, muy post punk ochentero. Las sombras están omnipresentes en el tempo nervioso de batería y en algunos delays y punteos de guitarras. “Abandonarse A La Tristeza” sigue con la pesadumbre generalizada con una base rítmica mortuoria. Los teclos y ciertas partes susurradas aligeran el pesor, pero no la inquietud, en una suerte de texto dialogado y muy visual.

“Deriva” ejerce de interludio instrumental de hechuras sintéticas (con otro riff notable) para llegar a la nerviosa “Nunca Dejamos De Morir” donde, ahora sí, las líneas de bajo engordan y capitalizan la atención. Pero todavía hay más, el riff de guitarra principal que ejerce tras el estribillo recuerdan a los mejores Viaje a 800, Atavismo o, incluso, 713avo Amor. Con tempo marcial y con toques entre el tango y el pasodoble nos recibe “Himno Para La Derrota” que, haciendo gala de su título, se derrumbará en su inicial energía para presentar un texto rebosante de heridas. Con aires copleros, la velocidad más punk se hace carne en “Jardín De Puñales”, que combina lo alterado de algunos pasajes con algunos narrados y otros casi en falsete. Una amalgama efectiva en tres minutos y medio.

Siguiendo con el recorrido hacia el último tramo, “Dardo” es casi una pieza más funcional en la narración que una canción al uso como tal, para llegar a la elevación que representa la melodía de teclados y sintes en “El Cielo No Espera”, quizá la más festiva (por decir algo) de la lista. Entre rituales, hechizos y serpientes se despliega “Bestia De Fvego”. Un tema en el que curiosamente el desarrollo se vuelve más etéreo, incorpóreo y casi psicotrópico, aportando las guitarras su rollo progresivo.

“Soledad”, pese a su título, abre una fina capa de esperanza entre el derrumbe emocional. El estribillo musical tiene algo de rondalla folclórica que le da, de nuevo, un aura inquietante. El cierre llega con “Duelo” y unos acordes de guitarra española. Con el primer fraseo entrará también el violín, abriendo la puerta de una muerte dulce para el disco, con versos en los que reflexionar, como «tienes derecho a volverte pequeño / a parar por un tiempo» y otros muchos, que invito a escuchar. El corte tiene un aire Floydiano pero apegado a influencias de raigambre propia. La trompeta aporta la épica y la gloria final.

En suma, maravillosa anomalía y un salto considerable que nos confirma a una banda que parece no haber tocado techo todavía.

Lista de canciones – tracklist:

  1. Umbral De Sueños
  2. Todo Está Enfermo
  3. Banderas A Media Asta
  4. Abandonarse A La Tristeza
  5. Deriva
  6. Nunca Dejamos De Morir
  7. Himno Para La Derrota
  8. Jardín De Puñales
  9. Dardo
  10. El Cielo No Espera
  11. Bestia De Fvego
  12. Soledad
  13. Duelo (con Valdivia)

Publicado el noviembre 15, 2023 en Críticas Discos y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. 2 comentarios.

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