Archivos Mensuales: octubre 2018
Motorzombis – Monster Rock n’ Roll
¿Os acordaréis de ellos? Unos de mis dibujos animados favoritos o que, al menos, me dejaron un recuerdo de enorme felicidad, eran los denominados Groovie Goolies, aquí traducidos como ‘Mis Queridos Monstruos’ o ‘Monstruos a Go-Gó’. Con un doblaje mexicano bastante particular solo se hicieron 16 capítulos, de los cuales en España solo se emitieron 12 y no los pusieron demasiado tampoco. ¿Y por qué me marcaron para siempre? Porque al divertido mundo de terror transmitido con su Frankenstein, Hombre Lobo y el Vampiro (no olvidemos que mi avatar en foros y demás es el Draco de Barrio Sésamo) y colección de personajes secundarios, se sumaba que en todos los capítulos, como interludio, bandas de rock ‘terroríficas’ interpretaban canciones con influencias que iban de los Beatles a Zeppelin, de Stones a Beach Boys… Y aquello me flipaba. El cariño viene porque, posiblemente, fue un anticipo de en qué ha acabado siendo mi trabajo. Todo esto para explicar que bandas como Los Carniceros del Norte o estos Motorzombis, me conectan con mi niñez. Rock monstruoso, divertido… ideal para cualquier día, pero más todavía en la víspera de Todos Los Santos.
Koma – La Fiera Nunca Duerme
Que Koma es una de esas bandas que me caen en gracia desde el principio de los tiempos es algo que saben los asiduos a esta casa. Así que podéis imaginar que recibí con algarabía su anunciado regreso a los escenarios tras unos añitos de parón (desde 2012). Un tiempo en el que, de cara al escenario, Brigi se hizo oficial y únicamente baterista de Txarrena y finalmente de El Drogas, a secas, –productor ha seguido siendo-, Juan Carlos Aizpún (batería) decidió bajarse sin conocérsele proyecto paralelo, mientras que Rafael Redín (bajo) y Natxo Zabala (guitarra) se embarcaron en el proyecto Sakeo, que despachó un solo disco, La Muda, que tenía sus momentos. La euforia se bajó al ver que una primera tanda de fechas se limitaba a Bilbao, Madrid, Barcelona, Pamplona y Valencia. Faltaba por dilucidar si eran unos conciertos esporádicos o no… y llegaron las primeras confirmaciones en festivales y, lo que pintaba todavía mejor, nuevo disco de revisión de temas de su discografía con algunas colaboraciones estelares. Eso es La Fiera Nunca Duerme, este álbum, quince temas de su granada cosecha.
Mafalda – Palabras Forman Caos
Cuarto larga duración de la numerosa formación valenciana que sigue evolucionando de manera adecuada, tanto en sonido como en textos. Seis discos en cuatro años y un rodaje de escenarios y carretera que, poco a poco, les va curtiendo en actitud y aptitud. Mafalda tenía muchos ingredientes para el triunfo. Al menos el más inmediato. Su marcado carácter feminista, su mezcla de fiesta y metales con pasajes más duros, la combinación de voz corpórea y densa de Marcos, con la coexistencia inteligente con la melódicas e intensas de Vera y Bárbara. Una imagen impactante. Descaro juvenil… Tras Música Basura, Nos Deben Una Vida dio en la diana y La Última Vez Que Te Escucho confirmó el fenómeno. Los interrogantes sobre la evolución de la banda (al menos para mí, que llevo en la profesión aquello de escudriñar cada paso) eran grandes, pero habían tenido respuestas alentadoras en ‘Nuberu’, con Desakato, y con ‘Kristal Kolpatuak’, dos canciones que apuntaban a textos más trabajados y menos explícitos. Con mucho trabajo detrás Palabras Forman Caos despeja la incógnita. Mafalda gana crédito a las modas y se antoja que está para quedarse.
Robe – Bienvenidos al Temporal
No hay duda en este caso de si fue primero el huevo o la gallina. Robe lo dejó claro en la rueda de prensa que ofreció el pasado miércoles, horas antes del preestreno en Callao, al que no pude asistir, pese a la doble invitación, por eso de las obligaciones laborales. Primero fue la idea de grabar un concierto para un DVD, luego se decidieron grabar tres y, una vez hecho, lo de la exhibición en cines fue “un regalo, que no costaba nada”. Bueno, relativamente. Porque la proyección se anunció sin conocerse que después el directo estaría disponible. A buen seguro, la gran mayoría de los asistentes anoche a los Yelmo y otros adheridos hubiese ido a las salas sabiendo que después estaría a la venta (me incluyo), pero no decirlo hasta unas horas antes podría haberse evitado, por aquello del no darle motivo de espuma rábica a los haters, tan ávidos siempre de carnaza. Pecata minuta, en cualquier caso. Sobre todo porque, igual que cuando calla el cantor calla la vida, cuando suena la música todo deja de tener más significado que el del placer para los sentidos. Y Bienvenidos al Temporal lo ofrece de manera sobresaliente, aunque se queda a las puertas de la matrícula de honor.
Julio Castejón – El Mono Loco
Que Julio Castejón es uno ‘de los grandes’ lo llevo opinando desde que tengo un mínimo de conocimiento de la escena musical de nuestro rock, escribiéndolo allí donde se me ha brindado la oportunidad y diciéndolo en numerosas conversaciones de barra, mesa, a los pies de un escenario y por vía telemática. Grabado en Sinestesia Estudio, con producción y mezcla del propio Julio y masterización de Diego Montoto, para esta aventura, la cuarta en solitario al margen de su firma en Asfalto, Castejón ha contado con José Martos a la batería, Josele Megía al bajo, Gustavo Martín a las guitarras y Lorenzo Azcona a los saxos. En estos deliciosos 46 minutos, encontramos la sabiduría y meditación reposada de un artista que sigue narrando desde su bonhomía a una sociedad corrupta y en un planeta ultrajado por el simio venido a más que es el ser humano. Con menos distorsión y con un gusto melódico excelente, su art-rock viaja por el post-rock y el pop más lírico, con esas teclas que tocan el alma y con ese timbre vocal incorruptible. Sí, claro que es uno de los grandes.
La Desbandada – Acabamos de Empezar
Sigue volando La Desbandada a velocidad de vértigo en cuanto a la creación de nuevos discos. Desde que el grupo, de músicos ya rodados a mayor o menor nivel, se forjara en 2013, han despachado ya tres discos (Esta Noche Nos Haremos Viejos, 2014 y Hoy Venimos a Morir, 2016) y una buena colección de conciertos que, por derecho propio, les han hecho situarse como uno de las cabeceras referenciales cuando toca pensar en esa asociación de palabras tan demonizada como es la de ‘relevo generacional’. Dichoso problema y presión en cualquier caso para una formación que esta vez (dentro del buen ritmo) se ha tomado algo más de tiempo para rematar su tercera creación, Acabamos de Empezar. La ocasión lo merecía. En primer lugar por las expectativas, en segundo por la propia madurez que da el aprendizaje y, en tercero, por el flamante fichaje por El Dromedario Records y esa cercanía que supone al mundo Robe-Marea, etcétera. Nos traen diez nuevos cortes que se aderezan con dos bonus tracks: una versión de uno de ellos con la colaboración de Rolo Sartorio de La Beriso y un cover de Los Suaves, a los que rinden tributo por su abrupto adiós.
Tarque – Tarque
Me quedo con la autodefinición que en su día me hizo Iñaki Antón para hablar del debut de Inconscientes: “un disco disfrutón” para aplicarlo al que supone el estreno en solitario de Carlos Tarque. Un trabajo de título epónimo compuesto por diez temas, al grano, y en el que se rodea de su viejo amigo Carlos Raya en la producción y guitarras, además de los también conocidos (especialmente desde Para No Ver El Final -2010-) ‘Chapo’ González al bajo y Coki Giménez a la batería. Un cuarteto tirando de riñón e hígado para despachar una decena de temas de rock puro y duro, acá más duro, allá más vacilón… Tan fácil de decir como complicado de realizar con la solvencia y credibilidad con la que el vocalista tira de sus influencias más clásicas. Un paréntesis adrenalínico de dos años antes de que en 2020 M-Clan regrese para celebrar las dos décadas del histórico Sin Enchufe, punto de inflexión en la vida de una banda llena de matices. Aunque esa es otra historia.
Ankhara – Sinergia
El regreso de una de las bandas de heavy metal más importantes que ha dado nuestro país. Después de varios idas y venidas de los escenarios (recuerdo verles en el Leyendas del Rock de 2012), de otros conciertos enmarcados en su aniversario y en la grabación de material en directo, por fin, Ankhara (con baterías de Matt de Vallejo, guitarras de Cecilio Sanchez-Robles y Alberto Marín,el bajo de Sergio Martínez y la inconfundible voz de Pacho Brea) se decidió el pasado año a concretar el filón creativo que iba surgiendo para dar como resultado su cuarto trabajo discográfico de estudio (tras Dueño Del Tiempo, II y Sombras del Pasado) pero, lo más importante y destacado, el primero en catorce años. Lo hacen, como diría un buen heavy, con el cuchillo entre los dientes y las hachas bien afiladas. En este regreso vienen con toda la intención de arrasar con un clasicismo 2.0 (esto es, más similar al primer álbum que al progresivo tercero) y satisfechos de un resultado directo y que suena a temas hímnicos con solo darle tres escuchas. Directo a la yugular.
Celtas Cortos – Energía Positiva
A buen seguro, la historia del rock en nuestro país no sería la misma sin Celtas Cortos. Puede parecer una afirmación grandilocuente pero solo hace falta recordar su repertorio, con verdaderos himnos colectivos que han trascendido generaciones, y todas las puertas que abrieron a oídos más obtusos para concienciarse de que estamos ante un grupo que debe ser recordado con letras mayúsculas en nuestra música. Como ocurre en demasiadas ocasiones con las personas, el público suele darle menos valor o notoriedad a ciertas bandas por el simple hecho de que han estado ahí siempre. Celtas Cortos es la victoria silenciosa y constante. Después de reventar ventas y registros de conciertos en la década de los noventa, siempre han estado ahí, incluso en el pequeño escarceo en solitario de Cifuentes. Energía Positiva debe ser y es un nuevo motivo de alegría, que los mantiene vivos, en forma, activos y desplegando sus melodías, su mensaje y su tan aparentemente sencilla pero tan compleja manera de hacer accesible una propuesta tan rica en matices.
Ilegales – Rebelión
Los asturianos siguen en pie de guerra. La banda liderada por Jorge Martínez, Jorge Ilegal, golpea duro y más fuerte, centrando todos sus newtons en la concreción precisa, lo que arroja un disco corto y a la cara. Menos de treinta minutos que noquean gracias a una producción y mezcla muy afilada y, claro, para cortante las letras de uno de los autores más deslenguados y políticamente incorrecto (pero de los de verdad) de nuestra escena rockera. Si lo ha hecho siempre, imaginad lo que le puede importar a un descarado de 63 palos lo que puedan venir a contarle sobre lo que hace, dice o lo que se puede interpretar de versos como los que encierra ‘Mi Amigo Omar’ y eso de “no vive en un gueto de colores para maricones”. Inteligencia suma y adaptación a los nuevos formatos. Si la vida se reduce a stories de instagram, a 280 caracteres de twitter y a la vomitona de opinión sin seso, Ilegales despacha dardos que no sobrepasan los tres minutos y, rara vez, los 200 segundos. Así, si en La Vida Es Fuego se daba libertad a ciertas disertaciones, Rebelión apuntala la base del ideario musical de Ilegales.