Archivos Mensuales: febrero 2020
#Mis10de Antonio Vega
El 29 de febrero es por su propia naturaleza, uno de los días más especiales que puede arrojar el calendario. Tal es así, que aparece una vez cada bisiesto, para desespere de quienes no llegan a fin de mes y para regocijo de quienes se lo toman como un ‘bonus track’ que les ofrece la vida cada cuatro años. Así, el devenir de los años ha querido que en 2020 caiga en sábado, el día de los #Mis10de de carácter nacional. Demonios, para un día tan carismático e ‘irrepetible’, había que buscar un nombre propio también irrepetible para traerlo a este nuevo formato de la sección. Dándole vueltas a la lista, no necesite bajar demasiado por la relación de más de 400 nombres para llegar y decidir que iba a ser Antonio Vega. El tercero de seis hermanos vivió a la sombra de su figura cada vez más encorvada y demacrada, consumida por la dependencia a las drogas y por un galopante cáncer de pulmón. La genialidad de su capacidad compositiva tuvo siempre un reverso muy tenebroso, hasta el punto de que era incómodo, casi grotesco, verlo mantenerse en el escenario. Una auténtica pena de quien lo tuvo todo desde el comienzo y no supo vivir con ello. Su coeficiente intelectual superdotado de poco le valió para afrontar otros problemas derivados del interior y se nos fue con apenas 51 años, perdiendo a uno de los mejores talentos de las últimas décadas.
Décima Víctima – Décima Víctima (1982)
Desde el nombre de la banda a sus primeros Ep’s con canciones como ‘El Signo De La Cruz’, ‘Tan Lejos’, ‘El Vacío’, ‘La Razón de la Discordia’ o ‘Sumido En La Depresión’. Décima Víctima es uno de los grupos malditos de una época que tiene mucho más enjundia de la que los detractores se empeñan en renegar. Que sí, que la movida tuvo mucho petardeo pero es innegable que permitió surgir un poso subrepticio que dejó mucho más de lo que ‘la vertiente’ más cerril se empeña en creer. Un ejemplo de ello (de tantos) es el caso que nos ocupa para la crítica remember de este viernes: Décima Víctima. Una banda cuya actividad se limita a solo dos años, de 1981 a 1984… si bien su último concierto, incluso, fue en 1983. Dejaron por el camino dos Ep’s previos, el LP que nos ocupa, tres singles, un maxi y un segundo largo, titulado Un Hombre Solo. Este trío, venido con el tiempo a cuarteto, ya que la batería al inicio se realizaba con una caja de ritmos, presenta la escuela más opresiva del punk deprimente. Mucho más apesadumbrado que una new wave demasiado sintética, bebiendo de referentes claros como Killing Joke, Joy Division, Siouxsie and the Banshees… y en nuestro país los inicios de Gabinete Caligari o Derribos Arias, que tenían componentes en común con Décima Víctima en los iniciáticos Ejecutivos Agresivos.
Corazones Eléctricos – Arte y Oficio
Uzzhuaïa ¿es? ¿era? una de esas formaciones ante la que cualquier buen aficionado y amante a la escena rockera de nuestro país asiente en señal de aprobación. Nos dieron ‘un disgusto’ con el parón indefinido anunciado en septiembre de 2014, pero volvieron, y apuntaba a ser para quedarse, dada la respuesta del respetable. Una trayectoria que les ha valido el respeto unánime de la crítica y el cariño de uno seguidores que, a buen seguro están muy lejos de ser los que merecen, pero que les adoran y celebraron a lo grande su regreso con la (bendita) excusa del décimo aniversario del lanzamiento del disco Destino Perdición. Pero el caso es que los proyectos paralelos han vuelto a tomar la iniciativa. En cualquier caso, tal y como les caracteriza, todo lo han hecho sin grandilocuencias ni grandes dramas. Con la sobriedad, rectitud y discreción de la que han hecho gala a lo largo de su carrera. Así, Corazones Eléctricos, el proyecto de Pau Monteagudo que se estrenara con un disco epónimo en 2017, publico a finales del pasado año este Arte y Oficio, su segunda entrega que, no contento con igualar a su antecesor, se antoja como una apuesta definitiva de una calidad abrumadora. Un disco ‘total’ que ofrece muchas de las buenas y variadas claves del éxito de Uzzhuaïa. Un álbum intachable y de los que suenan imperecederos desde la segunda escucha.
Aphonnic – La Reina
Lo escribí en su momento, con la crítica a otros discos o en la crónica de la oportunidad que tuve de verlos en un Viña Rock, pero Aphonnic me volaron la cabeza el día que los conocí, con la canción ‘Ahora Que Tengo 33’. Corría el año 2013, el álbum era Héroes y aquel tema se me metió bajo la piel de una manera que hizo que les pusiera (imagino que para siempre) la pestaña de seguimiento a estos vigueses. Después llegaría el feroz Indomables, donde se abrazó sin ambages al recurso melódico de coreos muy abiertos, una fórmula tan de moda que pasa por ser usado desde el power-pop, al indie, a las singstar de turno y que poco a poco también se ha ido infiltrando en el rock y metal patrio. Creía (escribí) que tanta edulcoración había echado a perder la esencia metalera de la banda, pero, tras varios meses… ego te absolvo a peccatis tuis in nomine Lemmy Kilmister. Aphonnic ha encontrado una vía que evoluciona en su sexto de estudio, La Reina. Mantiene esos arreglos, pero ya no brillan centellean tanto, sino que se sumergen con mayor naturalidad en la oscuridad y se da una vuelta de tuerca más a una presencia de teclados más latente y dinámica en ocasiones, casi rozando lo industrial, o más atmosférica en otras, lo que refuerza una patente emotividad en sus letras y en la intensidad de unas canciones que no se guardan nada. Enfoques, también, nada comunes completan un disco que les confirma como uno de los grupos metaleros más sólidos de la década que vendrá.
#Mis10de Rory Gallagher
Hoy cumple 66 años quien pasa por ser el rockero que menos discusión o debate genera en nuestra escena. Tanto su carácter iniciador para mucha gente, como su particular forma de ser, alejado del mundanal ruido y de los focos. Rosendo Mercado cumple 66 años, más de uno ya de retiro voluntario, la jubilación que tanto tiempo venía ansiando tal y como señalaba en las entrevistas. Todavía está en ese proceso de ‘vigencia’ que también tuvo Miguel Ríos tras su retirada ‘definitiva’, pero seguro que pronto tendremos algún escarceo escénico. Tengamos fe. El caso es que como sus #Mis10de ya están hechos, ¿cómo podríamos felicitarlo en RockSesión si no es regalándole, en el día internacional de la sección, que a Rory Gallagher? Taste ya era una banda muy a tener en cuenta, pero es que su carrera en solitario marcó cátedra en el rhythm and blues, el blues regado con mucha, mucha, cerveza y rock. Con 47 años complicaciones en el hígado se lo llevaron por delante hace 25 años. Va nuestra recuperación de #Mis10de realizados en twitter en enero de 2013. Salud.
#Mis10de Camarón de la Isla
Dado que llevo el mismo veneno (ahora que han pasado escasas horas de la final del COAC y el ‘sistema rotatorio’ ha impedido que Ares gane el premio cantándole a Juan Carlos Aragón), es muy posible que sin él también hubiera llegado a meterme de lleno y profundidad en el mundo del flamenco, pero el virus se me metió en las venas desde niño, viéndole y escuchándole poner cintas, radios, vinilos, programas… Hoy, justo hoy, en algo más de un par de horas de cuando escribo estas líneas, se cumple un año de la muerte de mi padre. Siendo sábado, día en el que esta sección le dedica la publicación a un artista o grupo nacional, no podía ser otra la elección que Camarón de la Isla. Y es posible que pueda tomarse como previsible pero no hay otro símbolo más internacional del flamenco que él, aunque no sea, lógicamente, el único. Mi padre era capaz de reconocer a un cantaor tan solo escuchando los primeros segundos de la guitarra de acompañamiento. Decenas, cientos. Me queda su respeto al género y una forma de entender la vida que tiene muchísimos errores pero, ante todo, corazón y mucho de cabezonería. Hoy estás líneas solo valen para poner gasas en una herida gigante abierta de por vida. Porque siempre te echaré de menos, aunque eras tan grande que no te siento lejos ni un solo día. Van #Mis10de Camarón de la Isla. Corazón y llave.
Carlos Ann – Descarado (2005)
Cabalgando siempre en la vanguardia y en la traslación del exceso noctámbulo y sustancial a las canciones, a veces muy electrónicas, otras muy distorsionadas, pero siempre con una afección histriónica entre la locura y el delirio, Carlos Ann es un artista al que le sienta a la perfección el más que manido adjetivo de poliédrico. Pero es que pocas veces adquiere tanto sentido como con en el caso que nos ocupa. Desde principio de los noventa viene dando guerra con formaciones de su Barcelona natal como Danzando Confuso o Analogic Emotion. Así, llegaría en el 99 el personal e introspectivo Día Especial, con que inicia una senda en solitario que tendría en Entre Lujos y Otras Miserias un paso definitivo en la introspección de su pop electrónico. Llega entonces la varita mágica de Enrique Bunbury, que lo enrola en las filas del proyecto Bushido, que reúne de manera tormentosa a cuatro desbordantes talentos. Además de los dos citados, a Morti y Shuarma de Elefantes. Un disco al que le falta muy poco para ser legendario y que presente, en su concepción poco frecuente en nuestro país, un referente indiscutible. Con esa ‘confianza’, Ann se embarcaría en liderar el proyecto homenaje-recitado a Leopoldo María Panero. Un doble psicotrópico y alucinógeno que ofrece los momentos necesarios de lucidez y perdición. Así, con más focos en su escenario, llegaría este Descarado, protagonista de la crítica remember semanal.
Álvaro Suite – La Xana
De un tiempo a esta parte ‘secundarios’ (perdón por el uso del término) o escoltas (mejor) de lujo de grandes estrellas de la escena rockera más personal, vienen presentando sus proyectos en solitario. Igor Paskual, guitarrista de Loquillo, es de los más avezados en ello, con tres discos ya a su espalda. También tenemos a Fon Román, histórico guitarrista de Piratas. Más conocido por el gran público, Ricardo Ruipérez, guitarrista de M-Clan, también ha hecho lo propio. El último en sumarse a esa notable lista de ilustres es Álvaro Suite, conocido por ser el más que solvente y sobrado de facultades guitarrista de Los Santos Inocentes, la banda que viene acompañando a Enrique Bunbury en los últimos diez años. Sin embargo, mientras que lo previsible podría ser encontrar un disco de calor fronterizo o de guitarras en primera línea, lo que nos ofrece son arreglos espaciales y generación de ambientes a través de un siempre afectado tratamiento vocal y unas canciones deudoras de nombres tan indiscutibles como distintos, como lo pueden ser David Bowie, The Beatles o Antonio Vega. Por el momento, le vale para salir de gira unas cuantas fechas antes de que vea la luz el nuevo disco de Enrique. El tiempo determinará si el recorrido de este viaje solista es de cercanías o de largo trayecto.
Balkan Bomba – Psychotrip
Llevan tiempo granjeándose una fama festivalera cimentada en un sonido festivo fácilmente identificable a otros referentes. Grupos como ellos los hay a decenas. Sobre todo con denominación de origen levantina, donde las escuelas de bandas y agrupaciones musicales dieron como caldo de cultivo a numerosos conocedores del viento-metal, esto es, trompetas, trombones, etcétera. Como la pólvora, tan levantina, la semilla se ha extendido a todos los territorios del país, hasta, por ejemplo, llegar a Toledo, como es el caso que nos ocupa con la numerosa formación Balkan Bomba. Una banda que, además de presentar candidatura a suceder en el calor de la épica, la fiesta y los metales a La Raíz, recupera también el lado más internacionalista de gente como Manu Chao -alguien a quien de alguna manera todos toman, como diría mi buen amigo Míchel Molinera- (algo que Ska-P supo manejar también muy bien con apenas cuatro frases), incluyendo en su repertorio muchas referencias anglosajonas. En definitiva, una coctelera bastante conocida que ha caído en gracia, también con una puesta en escena de uniforme futbolero… como los bosnios de Dubioza Kolektiv, por ejemplo. Es decir, ¿si no tenemos nada nuevo bajo el sol, por qué tanto revuelvo con ‘los Balkan’? Pues porque detrás de todo ello se encuentran unos pies en el suelo, un buen management, un sin prisa pero sin pausa, y un saber trabajarse las cosas en el local. Psychotrip es su reciente nueva entrega.
Def Con Dos – Gilipollas No Tiene Traducción
Dice el refrán aquello de que es bueno que hablen de ti, aunque sea para mal. O aquello de ladran, luego cabalgamos. También está el de mejor permanecer callado parecer tonto hablar despejar dudas. El caso es que a Def Con Dos le acompaña desde el principio de los tiempos una relación de amor/odio con el mundo, definido como corrientes contrapuestas de opinión. En unos tiempos en las que las opiniones se han ido viralizando y radicalizando y simplificando más (casi que los tres términos pueden considerarse como sinónimos en este caso) ha llegado un momento en el que si te gusta Def Con Dos puedes ser calificado de proetarra, prograpo, pederasta, machista, progre, acosador, tirano, anticuado, repetitivo y vete tú a saber si no te acusan también de haber matado a Manolete, a Kennedy y de haberle robado el osito a Maggie Simpson. En el último editorial de Rock Estatal 38, escribía lo siguiente: “El tercer single adelanto del nuevo disco con el que celebrarán su 30 aniversario en el próximo año 2020 se llama #STOPpuritanismo. Lo definían así: “un alegato festivo en defensa de la libertad sexual y la lascivia frente a la ola de mojigatería en que coinciden determinados sectores de la izquierda con los postulados tradicionales de la derecha más rancia”. La corrosiva ironía que tanto se les ha reído comienza a ofender y ‘las redes’ (ese ente) se le echan encima llamándoles de todo… ¿Han cambiado ellos o hemos cambiado nosotros? Hayas lo que hayas respondido, pregunto… ¿seguro? Piénsalo de nuevo… y que no te cojan”. Lee el resto de esta entrada