Sexy Zebras – Bravo

«El buey de la portada se llama Florito, tiene nueve años y vive con su madre Florita en Sevilla. Para nosotros es un precioso reflejo de la belleza de la imperfección», explicaba la banda cuando presentaron la portada del que iba a ser, y es ya, su sexto trabajo discográfico de estudio en tres lustros, cambiando Universal por Warner, por cierto. Creo que poco le puede importar a la banda los asuntos de leguleyos entre sellos porque en cada paso han venido demostrando que han hecho lo que les ha venido en gana, siendo hoy uno de los mejores y más recomendables exponentes ‘bisagra’ entre lo que puede ser (a grandes rasgos, uso los términos en un absoluto ejercicio reduccionista, para situarnos) el público rockero –la denominación de origen de Hortaleza sigue siendo una garantía- y el indie –o lo que diablos quede de la etiqueta que nunca lo fue-. Si en su Calle Liberación de hace tres años los madrileños atacaban con llaneza un disco de rock, puro y crudo, con mucha distorsión, bases contundentes y una paleta de sonidos todavía más genuina que en la de álbumes anteriores, de lo castizo a lo psicodélico, del estruendo al riff bailable, ahora vuelven con la misma furia pero con más matices melódicos que redondean todavía más la sumatoria de las partes. Sigue estando el humor hacia arriba, pero también se percibe cierta sensibilidad nada impostada. Sexy Zebras sigue estando en el lado bueno de la historia, con sus imperfecciones enérgica y ahora también bellas. Bravo.

El trío sigue contando con sus fundadores Gabriel Montes (bajo y voz) y José Javier Luna a la guitarra y se completa con el hermano del segundo, Jesús, tras la salida del baterista Samuel Torío en 2019. El álbum vuelve a grabarse con Raúl Pérez a cargo también de la mezcla y la producción.

La homónima “Bravo” abre el disco y lo hace con un equilibrio entre el sonido semi surfero de los coros y el rock empacado de la base rítmica para una letra que ha levantado tantas ampollas entre los pieles finas como risas en los demás: «Voy a formar un partido popular – socialista, / un poco obrero, un poco clasista. / Y sé que tú va a estar en mi lista / porque somos progres – tradicionalistas (…)», completado con ese «parias de la tierra» de la Internacional con «con la camisa nueva» del Cara al Sol.

“Mañana No Existe” es una canción sencilla en formulación pero que contiene una de las melodías de guitarra más adictivas y lumínicas de su discografía, una historia tan común como necesaria para la salud mental y una base rítmica excitante. Si a eso se le suma un videoclip en plano secuencia el lote es completo. “Marisol” tiene mucho más. Desde una entrada con poso de balada a un crescendo que se apunka o un fraseo melódico con puente de pop rock noventero y un estribillo agitado y revuelto. Una delicia con múltiples matices.

En “C’est La Vie” se desempolva la esencia del brit-rock noventero con otro estupendo derroche de distorsión de guitarras y melodías vocales trabajadas. Llegamos así a “333”, que es posiblemente el ejercicio más valiente y desprejuiciado del grupo, entrando sin miedo en un falsete que podría firmar el mismísimo Thom Yorke y sensibilidad por ahora ignota, regada de capas de teclas, guitarras etéreas y voces multiplicadas.

Tras el terciopelo llega la lija y lo hace con “Días De Mierda”, un tema que casi suena ya a clásico teniendo en cuenta que el videoclip se estrenó hace casi un año. Un rock al uso, marca de la casa, aunque con un armazón rítmico más ancho, menos seco. Buena conexión, sin duda, con la declaración de intenciones que es “Pogo” que, más que por cantidad de distorsión o velocidad, consigue su objetivo gracias a las subidas y bajadas y la sencillez de un estribillo liberador. Con todo, se perciben ciertos efluvios sinuosos extemporáneos setenteros. Más perfecta es “Flores A La Guerra”, un corte que se mueve en terrenos de country que inicialmente podría firmar gente como La Guardia y similares y que con el paso del metraje va cogiendo vuelo y virulencia con punto más rítmico y descabalgado.

En el tramo final nos reciben las síncopas pesadas de “Vivito y Colando” que en su alteración con los silencios nos retrotraen (su influencia nunca acaba) a Iggy Pop con un estribillo que se vuelve más The Clash en los coros más bullangueros. En “El Silencio” se aprecian influencias de un rollo más americana, con esa pompa de ampulosa épica, aunque siempre pasado por el filtro Zebras que hace que al final parezca otra cosa distinta, con una muralla de guitarras y sonido más alternativo.

El final lo pone “Caracol”. Una especie de ‘outro’ con tintes de locura, con un arrope instrumental fronterizo que casi podrían haber firmado los Indios Tabajaras.

Sexy Zebras rubrican así un disco en el que siguen saliéndose de su propio molde para ampliar sus fronteras, lo más difícil, sin perder con ello ni fuerza ni provocación, sea por exceso o por delicadeza. Felicidades.

Lista de canciones – tracklist:

  1. Bravo
  2. Mañana No Existe
  3. Marisol
  4. C’est La Vie
  5. 333
  6. Días De Mierda
  7. Pogo
  8. Flores A La Guerra
  9. Vivito y Coleando
  10. El Silencio
  11. Caracol

Publicado el mayo 14, 2025 en Críticas Discos y etiquetado en , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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