Pese a ser habituales en The Juergas Rock Festival de Adra y visitando El Ejido en tres ocasiones en el último lustro, han tenido que pasar doce años  y medio –una barbaridad- para que los granadinos de Hora Zulú actuaran en la capital de la provincia almeriense. Demasiado para una banda a la que siempre “se le ha tenido ley” por estos lares no solo por cercanía vecinal, sino porque su música se ha sentido también como propia desde esa esencia de ‘pena negra’, contundencia metalera y la agilidad de unas letras nunca inanes. Y lo hacían el pasado viernes –disculpen la demora- festejando 25 añitos de trayectoria por lo que el goce se presuponía mayor al abrirse la posibilidad a recuperar temas menos habituales o de tiempos atrás. Aunque, si les digo la verdad, cuando la media del material más reciente sigue siendo tan alta casi que no importa cuál sea el criterio de selección porque la batalla está ganada de salida en ese sentido… Por más que se puedan echar de menos otras tantas. ¡Conciertos a lo Bruce Springsteen, de tres horas, es lo que hace falta! Con todo, la sala Berlín Social Club, de nombre pintón pero no tanto así de distribución -las columnas siguen siendo condena en el Parque Nicolás Salmerón con los conciertos, como también ocurría con Madchester Club– abría sus puertas con notable asistencia de aforo a los siempre imprescindibles Hora Zulú. Consuelo para el alma y sosiego para los nervios. (FOTOS: Juan Jesús Sánchez Santos para RockSesión).

A estas alturas cualquier persona que haya rondado las calles de este lugar sabrá que Hora Zulú es uno de ‘mis intocables’. Por motivos personales que no vienen al caso y por otros numerosos que compartiremos a buen seguro. Quien lo probó lo sabe, como el amor, y quien la lleva la entiende, como los demonios del coco. Creo que es imposible no sentir fuego con algunos riffs y solos de Paco Luque, como tampoco las partes metaleras más contundentes y pautadas de manos de un excelente Javi Cordovilla (es maravilloso escuchar cada pequeño aderezo que aporta a las canciones, escuchándose con una nitidez clarificadora), ni con los versos y o la interpretación aparentemente despreocupada pero siempre con gran nivel de exigencia en cuanto a concentración por parte de Aitor Velázquez. El cuarteto lo completa de un tiempo a esta parte Manuel Romero al bajo al que, por cierto –y como es lógico- le vi y se le va más integrado que en aquel bolo en el que le vi debutar en la Copera de Granada a finales de 2021.

Como cualquiera que se dedica a un trabajo creativo, a una exposición artística, y más en un directo, en una toma, sin posibilidad de repetir, todos podemos tener nuestros días mejores y peores pero está claro que la exigencia musical y textual de Hora Zulú, desde el primer momento, exige un mínimo que ya de por sí está por encima de la media. Como escribí en otro lugar, a estas alturas dudar del dominio es más estúpido que esa foto del jugador de waterpolo echándose una botella de agua por la cabeza dentro de la piscina.

Eso es una aval indeleble que garantiza un menor común múltiplo (¿o un máximo común divisor?, siempre me hice un lío con esa mierda) que hace que el precio de la entrada esté más que cubierto desde la casilla de salida. Por eso quien probó repite y por eso su música, sumado a los sentimientos que toca, provoca y evoca, es adictiva y necesaria, pasen estos primeros 25 años o los que vengan después.

Con todo eso, está claro que lo del viernes fue un concierto grande. Por el tiempo que hacía de la anterior, por el calor de una sala, por el buen aforo y porque vienen además rodados con esta gira aniversario que, sin grandes locuras o dispendios, sí que les mantiene en carretera con mayor regularidad que en otras ocasiones.

“Coplas De Negra Inquietud” fue la piedra de toque de salida, un papel que ha ejercido en numerosas ocasiones. Uno de esos temas que parecen nacidos para hacer un testeo gradual del sonido, mesa y monitores en el fragor de la batalla. Curiosamente, en ese desempeño se desveló un problema inicial con el bajo que, en cualquier caso, no se notó hacia afuera y se solventó en un par de temas.

El disco de debut de Hora Zulú sigue manteniendo su magia y su peso en el repertorio y se desveló como un acierto tirar de “Tango” a las segundas de cambio. “Mis Barraqueras” completó la santa trinidad inicial… tirando fuerte en sus continuaciones con la recuperada “Y Por Todos Mis Compañeros” y ese estribillo más agresivo, la suntuosidad rítmica de la arrebatada “Que Me Mata” y ese impecable “Toma y Obliga”, a la que le ido cogiendo más cariño con el paso del tiempo, valorando esa dualidad entre las partes casi poperas y los tramos más pesados.

Hablando con Aitor en alguna ocasión le comentaba que Creer Querer, Querer Creer siempre fue como ‘el patito feo’ de la lista. Quizá por la incomodidad que suele rodear siempre cualquier cosa que tenga que ver con Avispa, quizá por el sonido del álbum, muy ‘ácido’… Lo cierto es que pocas concesiones además de “Toma y Obliga” han tenido los directos, y me alegré de que se recurriera a “En Tu Nada”, una de las dolientes, aunque peor aún son “El Alma Los Pies” y “Con Las Trenzas De Tu Pelo”, que no os recomiendo si andáis mal de corazón y de motivaciones (o sí).

Parece lógico que tras una inesperada llegaran otras similares, como “Torre De Babel” y esos teclados discotequeros y arabescos o “Por Los Ceniceros” una de las históricamente favoritas de Aitor, generoso esta vez en el discurso y en las bromas con Paco al contrario, me cuentan, que en su bolo de Granada de hace unas semanas. Tampoco me esperaba, tras la solemnidad castiza y solemne de “Gabinas De Cochero” y la creciente a pogo “Y No Protesto”, la inclusión de “Otro Guion Sin Escribir” con esa deliciosa entrada del discurso del Che leído por Fidel. Un relato que años antes de la canción mezclaba junto al “Russian Dance” de Tom Waits con espectacular resultado. (Prueben también el de Charles Chaplin de ‘El Gran Dictador’ con la canción final de la tarantela de ‘Malditos Bastardos’ de Tarantino… Cositas que a veces se me caen de los bolsillos).

Sigo el recorrido de las anotaciones y, cierto, tampoco me esperaba “Nuestro Entonces”. «Nuestro Still Loving You…» decía Aitor. Una balada en medio tiempo con letra sencilla pero acerada… como la madera de la espada frente a una colección de mentiras y traiciones. El bloque central culminaría con “De-Que-Rer-Ser” y su imposible coda… -más de 20 años intentando poder cantarla y no hay narices- y “Tientos”, celebradísima siempre.

Me sigue debiendo Hora Zulú escuchar en directo “El Más Solo Del Cementerio” pero de alguna manera me compensa con “Beatus Ille”. Vibras similares antes de encarar el final que, tras “Golpes De Pecho”, podría intuirse. Escuchar “Agua De Mayo” en mayo tiene el mismo encanto que “La Primavera Trompetera” en el segundo trimestre del año… Sería o eso o las Águilas sin filtrar las que me hicieron sentirla especialmente intensa.

Llegaba, claro, la hora del despecho máximo con “Camarada” y su ritmo moscovita, el trote anti señoritingos de “Andaluz De Nacimiento” (esta vez no hubo ‘protagonista’ circunstancial para el caballo por la feria) y esa maravillosa entrada de “A Ver Si Me Entiendes”, con su trozo de alegrías de Camarón integradas en la letra y esos versos redentores de toda la coda y múltiples direcciones. «No confundas dolor con orgullo… (…) / Orgulloso de hundirme tan pronto (…) / Manejando a mi antojo el lenguaje».

Uno no puede escapar de lo que es.

Me duele la boca de decirlo.

Repertorio – setlist:

• Coplas De Negra Inquietud
• Tango
• Mis Barraqueras
• Y Por Todos Mis Compañeros
• Que Me Mata
• Toma y Obliga
• En Tu Nada
• Nueva Babel
• Por Los Ceniceros
• Gabinas De Cochero
• Y No Protesto
• Otro Guion Sin Escribir
• Nuestro Entonces
• De-Que-Rer-Ser
• Tientos
• Beatus Ille
• Golpes De Pecho
• Agua De Mayo
• Camarada
• Andaluz De Nacimiento
• A Ver Si Me Entiendes