Ayer escribía por aquí del cuarto trabajo de los chicos de El Vendrell de La Desbandada y no hay mejor opción de continuidad que venir al día siguiente con lo propio del también cuarto (quinto si contamos la maqueta previa) del quinteto vecino de Vic, Ekko. Dos grupos que, de alguna manera, siempre ha caminado de manera hermanada hasta el punto de haber compartido buena vecindad, colaboraciones, intercambios y múltiples fechas conjuntas. Sin ir más lejos, se vienen otras cuatro muy pronto. Concretamente, el 16 de diciembre en la sala Bóveda de Barcelona, el 12 de enero en el Café Teatre de Lleida, el 19 de enero en la sala Peter Rock Club de Valencia y el 20 de enero en la Moby Dick de Madrid. Siguiendo con los silogismos, si haya hablaba de la vuelta de tuerca hacia una libertad mucho mayor en arreglos, matices, influencias y estructuras con La Desbandada, también es muy plausible la evolución que presenta Ekko en este Ya No Quedan Voces, que llega tras tres años largos (casi cuatro) con respecto a su anterior Desbocados (2020). Recordamos que ya venían dando pasitos con los anteriores La Leyes De Su Jauría de 2018 y Día Cero en 2016. Su rock melódico sigue estando ahí como denominador común, pero bien se aprecia una cierta dosis extra de furia tanto en el armazón de la base rítmica, como en algunos calambrazos de mala lecha metalera y todo con un mejor sonido, dinámicas más trabajadas y, en suma, un aprendizaje lógico porque tal y como me comentaba Iñaki (Uoho) en una ocasión «si con el paso de los discos no has aprendido nada es que ya venías jodido de serie». Hay que darle cariño a las bandas que se empecinan en seguir manteniendo la llama. No hay otra manera.

Tal y como nos explican desde Maldito Records, Ya No Quedan Voces ha sido grabado en Sputnik Recording Studio por Arturo Torres (tanto las baterías y como las  voces principales) en mayo de este año y en los estudios de Ekko por Arthur Salas (en este caso los bajos, las guitarras y los coros) entre los meses de abril y junio de este mismo año. La mezcla y la masterización ha corrido a cargo de Iker Piedrafita en los meses de junio y julio y el álbum está coproducido por Ekko e Iker en su reputado El Sótano Estudio.

Según las propias palabras de la banda: «Volvemos con el ansia a flor de piel, con las ganas de volver a veros, de cantaros, de tocaros. Han sido tres años duros, dónde hemos perdido mucho, pero dónde también hemos aprendido muchísimo. Volvemos con más ganas que nunca, con la certeza de saber que seguimos por el buen camino. Es un disco que emana potencia por cada costado, que reivindica, social y emocionalmente, que debemos hablar más, gritar más, luchar más, amar más; que desea llamar a la luz todas esas voces que se silenciaron por el paso del tiempo, por la rutina, por el miedo y por la desinformación».

El conjunto llega más sucinto y con poco relleno de cara a la galería con un total de ocho temas. “Gran Volcán” es el encargado de abrir la lista. Un corte en el que tenemos mucho de lo apuntado. Aunque la accesibilidad sigue estando ahí, fraseos, puente y estribillo tienen un brillo mucho más contemporáneo, jugando con las tesituras vocales, distintas modulaciones de guitarra (desde el solo de guitarra metálica a alguna semi acústica) e intensidad de la batería. Un tema muy destacado con un estribillo armonizado en los coros.

“Atalaya” mantiene la expectación con la entrada de una sola guitarra y la furia cuando la banda entre a rebato con la llegada de la segunda, mucho más contundente. Un fraseo de esos bien hilvanados, de rima rápida (lo que yo llamo escuela ‘power metal’) y con una eficaz voluntariedad de echarle arena a la voz, más notorio en el estribillo, genero y muy pegadizo. Otro tema a los que seguro volveré con el paso de los meses. Pero este Ya No Quedan Voces no da descanso. Un riff de ascendencia metalera explota desde los primeros segundos de “Legado”, que resume bien el toque inconformista del conjunto. Para el estribillo, en esta ocasión, tiran de una estructura más abierta en las líneas vocales, pero que se sostiene con refuerzo de guitarras, que morderán de nuevo en el puente.

Con una de las numerosas declaraciones y reflexiones de Pepe Mújica, ex presidente de Uruguay («Si sos joven tienes que saber esto: La vida se te escapa y se te va minuto a minuto. Y no puedes ir al supermercado a comprar vida. Entonces, lucha por vivirla, por darle contenido a la vida») nos recibe “Las Horas”. Es uno de los cortes más extensos de la lista y a un desarrollo más o menos continuista le suman una coda vibrante, desde un solo con ciertos aires latinos a un estribillo de voces y coros doblados que le confiere un punto de épica y gratitud extra para los héroes anónimos «a quien madruga y a quien duerme con la luz».

“Cuenta Conmigo” tira de nueva de una melodía con una ligera punzada de dolor y, personalmente, me evoca a algunos registros en los que también se mueve como pez en el agua Versoix, otra banda que incluiría en esta hornada. En “Los Elegidos” es el tempo nervioso de batería el que preside los primeros instantes de una canción a la que, quizá, le hubiera bajado un poco las pulsaciones y la distorsión para hacer un medio tiempo algo más orgánico, tanto por letra como por el devenir del estribillo.

Sienta bien el efectismo de “Nuestra Realidad”, tirando de pedal para la guitarra y de palmas a compás para un corte muy heterogéneo, desde el fraseo pasando por el estribillo –cierto aire de hard rock- y el propio solo. Un sincero canto de gratitud a su público («qué demonios hemos hecho para mereceros»). El cierre vendrá con “Cóctel Molotov”, que explota (nunca mejor dicho) el hallazgo de un buen riff que gana en su contemporización y que arrebata en su liberación final y en la que el texto gira en leit motiv general y conceptual del álbum.

Que siempre queden voces para el rock.

Lista de temas – tracklist:

1. Gran Volcán
2. Atalaya
3. Legado
4. Las Horas
5. Cuenta Conmigo
6. Los Elegidos
7. Nuestra Realidad
8. Cóctel Molotov