Apagado ya un poco el furor promocional de Algo Que Sirva Como Luz, el libro en el que Fernando Navarro revive la historia de Supersubmarina tras años de silencio después el grave accidente de la banda, volviendo de un concierto, en 2016, he estado escuchando estos días La Maqueta que Sony ha desempolvado del cajón para que, a falta de nuevas canciones, la música del cuarteto de Baeza vuelva a cobrar vida. No parece que haya la menor duda que, ante todo, el asunto tiene un trasfondo mercantilista de inicio. Eso no impide, ni mucho menos, que aprovechemos para celebrar que, por encima de cualquier otra consideración, los cuatro integrantes de Supersubmarina han podido vivir para contarlo. Jose Chino a la voz y a la guitarra, Juanca a la batería, Pope al bajo y Jaime a la guitarra pueden seguir celebrando la amistad por encima de todo. Y es emocionante que así sea y que, a falta de la posibilidad de poder ofrecer conciertos como antaño (lo del disco, permítanme, lo veo más posible, dado que un estudio siempre puede soportarlo todo), decidan mantener la llama de lo que fueron (son) volviendo a generar emociones, como las que provocaron esta colección de diez canciones, aquí algo más rudimentarias, y que se incluían algunas en sus epés, otras en su primer larga duración (el maravilloso Electroviral) y hasta un tema inédito que sólo sacaban a pasear en los conciertos (“Bichobola”). Bravo por ellos, por el respeto que (por una vez) los medios sí han tenido con su silencio y por las ganas de seguir respirando.

Los inicios de la banda se datan en 2005 pero no es hasta 2008 cuando la cosa toma forma serie y empiezan a rematar muchas de las canciones que aquí se compilan.

Electroviral, su primer disco,dio en la diana perfecta poco después de aprendernos de memoria el Un Día En El Mundo de Vetusta Morla. Ahí descubrí(mos) que también, como en la pasada década, y como hace dos, en lo que lleva la etiqueta ‘indie’ se pueden encontrar cosas de lo más respetables.

Lo primero que llamará la atención del rockero ‘al uso’ es que Supersubmarina en aquellos inicios no se escondían a la brega guitarrera cuando tenían que hacerlo. Tempos marcados, potentes, acusados de electricidad, como bien indicaron en aquella portada, y sus dos cortes iniciales, ‘Magia Electroviral’ y ‘Eléctrico’, aquí ausentes, quizá porque lo que prima en esta grabación que ve la luz es el carácter raquítico.

Efectivamente, se ven cosas de la melodía vocal de Pucho (quizá Sony vio aquí una gallina de huevos de oro para replicar el éxito comercial, dado el pertinaz empeño de los de Tres Cantos por ir a su bola), pero también de la épica de Bellamy y, más atrás, hasta algunas cosas de la pulsión eléctrica reposada de Yorke, quizá por ahí me entraron también.

De igual forma, con la hablamos de que aquí, como en sus primeros EP’s y en el disco en sí, había una ausencia total de pretenciosidad trascendental en las formas y las maneras. Se aprecia la sencillez de una banda de amigos tocando, sin más. Algo que después les iría quitando frescura con el paso de los discos y que señalé en su momento, a veces quizá con demasiada vehemencia. Una madurez y éxito mal entendido, probablemente. Sea como fuere, en todos los discos posteriores seguía habiendo gemas a las que asirse y con las que disfrutar.

Al primer disco, aquí en la maqueta, llegó “Ola de Calor”, que saca a relucir las melodías más poperas y ágiles, con un puntito canalla y oscuro de la melodía de guitarras y de la línea vocal en el fraseo. Además, aquí rasgará mucho más la voz y habrá una segunda más grave que justo aumenta esa sensación de oscuridad. En cuanto a la generacional “Ana”, aquí hay ligeras variaciones en la letra con respecto a la versión final. Retrato de mujer luchadora donde se pueden ver ecos de soledad tras la furia jovial (y social) de la juventud y con algo de canto contra la violencia machista. Si a eso le sumamos un crescendo en las estrofas y un estribillo adictivo, el hit era mayúsculo si se trataba bien, como lo fue.

“Niebla” es un retrato de la fragilidad de las relaciones de pareja en este siglo tecnificado y, especialmente, en cuanto a la convivencia. Un estribillo que te acaba calando hasta los huesos, como los besos que no has dado. En esta versión apenas se apunta la base rítmica con programaciones y claqueta y ese minimalismo es helador. “Eres” venía a representa el equilibrio máximo entre la fragilidad recitada y el estribillo concatenado con elegancia y maestría. Siempre eché en falta una versión de arreglos más líricos y orquestales para esta canción.

También la homónima “Supersubmarina” (aquí colabora su paisano Alis, una institución del rock de autor independiente) tiene poderes hímnicos con su estribillo repleto de aliteraciones.  “Cientocero” suena bastante similar a la versión final, en todo un certero, atinado y realista canto a los efectos cocainómanos. También la versión de “¡Chas! Y Aparezco A Tu Lado” de Álex y Christina tiene mucho de definitiva.

Por último, los dos temas de los primeros epés y que no llegaron al disco suenan ahora redescubiertos. “OCB” fue el que tuvo más recorrido y en el destaca un bien trabajado y preciosista falsete en la voz. Por su parte, “No Es Así” tiene hechuras de ser una de las primeras composiciones del grupo con una clara influencia del rock alternativo de los noventa, cercano por momentos a la dualidad de crudeza y sensibilidad grunge.

“Bichobola” cierra la decena y se le ha dado un tratamiento que se acerca mucho a un acabado final que, ahora más evidente, se asemeja a alguna progresión de acordes de “Ola De Calor”. En cualquier caso, bien incluida está.

Para quien lo desconozca, Juan Carlos (batería de la banda) formó en 2019 la banda Melifluo, junto a su hermano Antonio. Una banda que se ha completado con tres nuevos integrantes, entre ellos Jaime Gandía (guitarrista).

Lista de canciones – tracklist:

1. Ola De Calor
2. OCB
3. Ana
4. Niebla
5. Eres
6. Supersubmarina (con Alis)
7. Cientocero
8. ¡Chas! Y Aparezco A Tu Lado
9. No Es Así
10. Bichobola