Los Nikis De La Pradera – Los Nikis De La Pradera

Publicado por elchayi

Menuda sorpresa la que viene de la mano de tres de Los Nikis de toda la vida, transformados ahora en Los Nikis De La Pradera. Que lo de conservar el nombre de ‘la banda madre’ no deja de ser un guiño para que quien conociera aquellos sepan que por ahí hay músicos de entonces, pero estilísticamente no hay más similitud que la pátina de comicidad que sigue presente, allí con energía juvenil, aquí con descreimiento de madurez. «Entre los cinco suman más de 300 años», suman desde su promo. Rafa Cabello a la batería, Arturo Pérez a la guitarra acústica y Joaquín Rodríguez a la guitarra eléctrica, acústica y coros, se suman a Mauro Canut (de Los Vegetales, Intronautas o Los Acusicas) a la voz y Nacho Biosca (Ataque de Caspa) al bajo para esta aventura en la que el pop – punk – rock de Los Nikis se viene en un country reposado y polvoriento al ‘chiquitizarse’ con eso de ‘De La Pradera’. «Sucedió un día cuando iban tan tranquilos paseando por el campo. De pronto ¡Bum! ¡Bum! ¡Bum! Tres relámpagos de golpe y una aparición: un espíritu, una especie de holograma con la forma de Patsy Cline. A ella le bastó con una frase para convertirlos: “Tres acordes y la verdad”, que recitada lenta y solemnemente es capaz de convertir al country a cualquiera. La relación cómica entre este cambio y el crecimiento de sus Índices de Masa Corporal se convierte en el primer vistazo a su renovada dirección musical», arguyen. La propuesta, sin ser un derroche de innovación, sí que se antoja fresquita por la sacudida que hacen de un género tan maniqueo y, a veces, víctima de su auto impuesta sobriedad. Un divertimiento de los que tanto nos gustan pero con otras texturas y matices. Suficiente para que tengan nuestro reconocimiento en forma de crítica.

El álbum ha sido grabado, mezclado y masterizado por Joaquín Rodríguez en el cuarto del fondo de su casa (literal del libreto). Las baterías fueron grabadas por José Luis Chaure. Además, hay tres colaboraciones. La de Diego Serrano con el dobro en “Mis Amigos Se Han Echado A Perder”, la muy sorprendente de Carlotta Cosials de Hinds en “Me Disparo y Me Morí” y, como si fuera un símbolo de aprobación ante la nueva senda, la de Emilio Sancho, vocalista de Los Nikis, en “El Imbécil”.

Es “Forajido Del Siglo XXI” y su riff tirando de fingerpicking a lo folk centenario, después recubierto de slides recibe al oyente en una epopeya del delincuente del nuevo tiempo, entre el metaverso, las criptomonedas y los hackeos. Es una buena piedra de toque para un plano humorístico que será constante en todo el metraje, que no llega a los 40 minutos. En “Mis Amigos Se Han Echado A Perder” es un country con marchamo de rocanrol en la que se narra con autocrítica las nuevas formas de diversión de la edad previejuna, con azúcar y colesterol de por medio. En la también citada “Tres Acordes y La Verdad” es donde se explica el advenimiento del nuevo gusto musical y la aparición de Patsy Cline. Por si fuera poco risible la historia ‘per se’, la vuelta de tuerca se descerraja de inicio cuando dice que iban escuchando a Nicky Jam (¡!).

Siguiendo con la nueva modernidad del siglo XXI llega “Soy Un Hater”, cantada con un tono reposado y a veces susurrado, para crispar aun más la actitud chulesca del protagonista de la canción. «Sí, soy un hater odioso y mordaz». Más lumínica, veloz y con aires de rockabilly sigue “Soy Tan Feliz”, donde un impávido ante cualquier circunstancia protagonista recuerda en su esencia al “Oh, Qué Raro Soy” de Siniestro Total con distinta propiedad calificativa. En “Diez Sobre Diez” el que nos canta, con una balada con swing es un narcisista de tomo y lomo.

En “Base Lunar” la cadencia sigue en reposo y destaca alguna progresión de acordes que me evocan a la sonoridad y melodía de “Camino Soria” de Gabinete Caligari. Cerrando la cara A del vinilo nos espera “El Imbécil”, la canción donde colabora el cantante de Los Nikis y donde la concentración de las risas se centra en el abuso de anglicismos. «Explícame por qué me sucedió, hablando así te quiero impresionar / Explícame por qué motivo me convertí en un imbécil, en un imbécil integral». Esta parte, la cantada, recuerda a los country de Nacho Vegas (salvando las distancias).

“No Traiciones A Tus Fans” es el consejo que abre la cara B y lo hace con tintes bailables tarantinescos y con mucho de «Cuando tu discografía es toda igual / y de pronto das un giro demencial, / es muy triste cuando ves que un grupo está / traicionando a sus fans». Destaca la aportación de Carlotta Cosials de Hinds cantando en español (no raro, pero infrecuente, como Nina De Juan de Morgan) en “Me Disparó y Me Morí”, «un pretérito perfecto que suena un poco mal», comparten en una curiosa conversación entre asesina y fallecido. Anhelando un viaje en Delorean se despliega “El Alcohol Es Satán” con referencias coronavíricas incluidas.

Para alguien que le gusta ejercitar con las palabras “El Acento Cambiado” es de lo más juguetona hablando de la prosodia a la hora de escribir canciones («mal de muchos, consuelo de tontos, todo el mundo cambia acentos y yo no me corto esta vez: ácento cambiadó»), el caso es que al final de la canción encontrarán una solución efectiva que deja en ridículo a quienes abusan de la alteración por comodidad. Magnífica.

“Todo A Zen” se explica sola desde el título cantada desde una reposada sobriedad. “Yates y Lamborghinis” habla del ascenso y caída de un yupi de turno, mientras que “El Último Hombre” da la despedida con melodía cantinera y de lastimosa épica en forma de muerte dulce en soledad.

La presentación del disco será el 30 de mayo en la Moby Dick de Madrid, en el marco de las actividades complementarias del famoso festival del folk, grass y country Huercasa. Desde luego que el mero ejercicio de estilo y humor ya merece la pena.

Lista de canciones – tracklist: