De Canciones y Nubes. Carlos Herrán
Como os he contado en numerosas ocasiones a lo largo de los años, son muchos los correos que me suelen llegar durante el curso pidiéndome que dé difusión a alguna noticia, que haga crítica de un disco, libro o contenido determinado o con propuestas para cubrir eventos. Es imposible llegar a todo, sobre todo cuando RockSesión (ya quisiera yo) no es mi fuente de ingresos de subsistencia. Con todo, siempre he intentado mantener la puerta abierta, la mirada y los oídos atentos a todas las propuestas. Jamás ha habido disco que no escuchara o lectura que no hiciera (si ha pasado, ha debido ser por ir a spam). Y en ese ‘tener el dispositivo de alerta’ activado siempre presto especial atención cuando en esa presentación, o al conocer la obra en cuestión (disco o libro), veo que detrás hay algo que merece la pena ser compartido y contado. Por calidad, por corazón, por lo que sea. Haciendo hueco en los quehaceres adopto un compromiso personal para hablar de ello y ofrecéroslo en este escaparate, porque creo honestamente que debe ser conocido. Una recomendación o prescripción, resumiendo. Cuando Carlos Herrán me escribió me gustó ante todo su historia personal y la ilusión con la que hablaba de su primera novela. Profesional de la comunicación, con más de 35 años de carrera, desde sus inicios en Televisión Española con “La clave” de José Luis Balbín hasta Sony Pictures Television donde ha trabajado más de 20 años. Ahora que llega el tiempo de bajar el pistón de actividad ha podido «completar un sueño que me ha acompañado durante mucho tiempo», que es la de publicar esta novela que aúna rock, creación musical, amor verdadero, intereses ocultos… en una trama tan bien trenzada que acaba enganchando al lector. Además, la edición se completa con un cedé de cuatro canciones del propio Carlos, que da salida así a sus sueños musicales personales, como hace Juan, Johnny, el rockmántico utópico que protagoniza la historia. Creo que, más que yo, es mejor que os contagiéis de la pasión con la que el autor habla de una novela tan pasional como apasionante. Pasen.
Empezamos por la sinopsis que acompaña al libro: «“De canciones y nubes” es una novela contemporánea de suspense, amor y música. Juan Mayo cree reconocer en la radio una canción que compuso treinta años atrás, interpretada ahora por un joven rockero. ¿Quién es el cantante usurpador y por qué canta ahora “Las nubes” como si fuese propia? Acompañamos a Juan en un viaje de iniciación por el oeste de Estados Unidos a finales de los 70 tras los pasos de estrellas del rock como Neil Young y Joni Mitchell, mientras el presente se convierte en una búsqueda al filo de la cordura para explicarse un sentimiento que lo llena de nuevo: el anhelo de vivir. A través de dos voces, la de Juan, que abraza temerariamente el pasado emboscado en una canción, y la de Lena, una camarera atada a una relación brutal, que parece guiar a Juan en su viaje hacia el corazón de la tormenta, el lector se sumerge en los abismos de la creación artística antes de desentrañar un misterio que desgarra por igual a nubes y hombres».
¿Cuánto tiempo ha estado esta historia instalada en tu cabeza? Porque está muy bien trenzada y me resulta muy meritorio la forma de tensión constante que mantiene.
La novela ha tenido una larguísima gestación. En 2008, después de muchos años como periodista, quise dar el paso a la ficción (ya había escrito un guion de cine antes). Podría escribir sobre algo que conozco bien: el rock y la creación, porque ambas forman parte de mi pasado. Pensé en la historia de una canción que regresaba del pasado e impactaba sobre el presente. Pero para hacerlo, tuve que componer una canción de verdad: escribirla, cantarla, sentirla. Solo entonces pude proseguir, después de varios arranques fallidos.
Esto tuvo un impacto colateral muy importante. De repente, sentí que podía volver a componer muchos años después de dejar atrás la música, que fue crucial en mi primera juventud (participé en el San Isidro Rock de 1978 con mi grupo “Orujo” y en 1979 como rockero solista). Es decir, se despertó el músico en mí y en paralelo a la escritura recuperé canciones antiguas y compuse otras nuevas, inspirado y espoleado por el personaje principal de la novela que yo mismo había inventado.
En 2014 la di por concluida y la paseé por algunas editoriales, pero la rechazaron. Tuve que olvidarme de ella para hacer frente a numerosas dificultades familiares, pero la música había quedado lanzada y, de hecho, se convirtió en una válvula de escape en aquellos años oscuros. Estudié música, luego canto (con una profesora argentina, la rockera argentina Leonor Marchesi (grupo Santa, entre otros), y empecé a grabar en un pequeño estudio de Majadahonda (Sonora).
Y de 2014 hasta 2024, pasan diez años…
Justo antes de la pandemia, en 2019, rescaté el manuscrito con la intención de moverlo por editoriales conjuntamente con las canciones. Y comprendí que no estaba bien. O enterraba el proyecto para siempre o lo volvía a empezar. Y eso fue lo que hice. Reescritura desde cero, con todo lo aprendido. Durante la pandemia, escribí de forma mucho más concentrada que la anterior y terminé la última y agotadora corrección justo antes del verano de 2022. Trece meses después de pasearla por numerosas editoriales, una independiente de León, EOLAS ediciones, contestó que sí le interesaba y la publicó en mayo de 2024, justo antes de la feria del libro de Madrid. Decidí editar el epé con las cuatro canciones de la novela por mi cuenta, para acompañar el libro, como obsequio directo del autor al lector. Las canciones también están disponibles en plataformas. Hoy día casi nadie usa ya cedés. Me pareció que el obsequio de un cedé físico, con portada, letras impresas y disco que se pudiera guardar con el libro era un bonito gesto que quedaría vinculado a la primera edición del libro.
Espaciadas una de otra, te reconozco que el libro lo he devorado en dos sentadas en sus dos partes. No es que sea un thriller, pero la tensión es creciente y cada vez más intensa.
La novela tiene una arquitectura muy compleja que permite que fluya la información sin cansar y progrese la acción. Es en buena medida resultado del “poso” del tiempo entre una versión y la definitiva. “De canciones y nubes” es una obra de suspense, amor y música. La primera parte de la novela es claramente de formación: contiene un viaje de iniciación por Estados Unidos que era el sueño de muchos jóvenes de la época. Si habías leído “En el camino” de Kerouac y tenías sangre en las venas, la carretera te llamaba. Ahí están los escenarios atractivos para la novela de Los Ángeles, San Francisco, Nueva York, París y, por supuesto, un Madrid en donde amanecía Malasaña como barrio lleno de vida y donde en breve asomaría también la Movida. Principio de la vida de adulto y del amor: sueños de futuro, promesas de eternidad y la realidad, que golpea de frente y te lanza de lleno y sin avisar a la verdadera vida adulta.
La segunda parte se dispara la acción y crece el misterio hasta el desenlace, ya en el presente. Al vincular toda esa parte cultural (la literatura y el rock and roll) y de época con el final se cierra de forma muy original toda la trama. Especulamos con el mensaje que el autor nos propone: un buen día algo o alguien te recuerda que tienes una cuenta pendiente. Y como romántico que eres, muerdes el anzuelo de una trama casi diabólica. Pero algo no sale bien. El amor real, inexplicable, llama a la puerta de dos perdedores y les ofrece una segunda oportunidad… con los resultados que conocemos.
Una pregunta que me ha asaeteado durante toda la lectura, ¿hay mucho de biografía o anhelos personales en esa búsqueda por la música que no se concreta? (En esta caso el protagonista tarda 30 años en lograr un ‘reconocimiento’, aunque sea de forma rocambolesca).
En una primera novela es aconsejable escribir sobre algo que conozcas bien. El primer amor y su vinculación, en este caso, con un sueño de arte. El tema de la novela no es propiamente el reconocimiento, sino la creación, sus beneficios y los riesgos que también entraña, la llamada a la creación que el artista no puede eludir. Pero también es una novela sobre el amor, la ilusión del amor, el recuerdo del amor, las segundas oportunidades que a veces se nos brindan, en un tipo absolutamente romántico que se quedó colgado de un momento determinado. En cierto modo, es una “odisea rockmántica”.
El Romanticismo como corriente literaria está muy presente en sus páginas: quien roba una canción realmente está robando el alma de alguien, sobre todo una canción como “Las nubes”, que habla del compromiso total. Y quien roba un alma…ya se sabe, muy bueno no puede ser. Por otra parte, las canciones constituyen una parte muy importante de la trama. Asistimos a su creación, las encajamos en momentos clave de la lectura. Hay bastante de autobiográfico en la reconstrucción de la época y de sensaciones muy vivas y potentes sobre el amor, el rock y la creación, pero todo lo que se narra es ficción al cien por cien.
Aprovechas al personaje para dar salida a tus ganas componer canciones. Aunque sea ficción, me parece una vinculación que genera una poderosa autenticidad.
En todo momento la música suena en la novela, el rock como expresión vital, el amor por la música, la necesidad de crear que aflora de pronto después de un letargo de 30 años. Novela y disco son dos obras independientes, pero se pueden combinar y producir un efecto de sinestesia muy original y poco frecuente. La historia de amor en la novela se sustenta a través de las dos voces, masculina y femenina. Conocemos lo que uno y otra sienten y piensan y los acompañamos acongojados hacia su destino.
Como ves, paralelismos muy curiosos entre los personajes y mi propio despertar de nuevo a la música, después de 30 años, aunque sin las aventuras propias que ellos viven. Para mí, la aventura ha sido vivir una especie de vida paralela durante años, como si compartiera piso con ellos.
¿Cuánto de opiniones musicales personales se deslizan en las referencias a Cash, Mitchell y otros artistas y discos?
El rock emancipó a varias generaciones, entre las cuales la mía. Eso se ve en la novela. El sentimiento del rock te hacía encarar la vida de una determinada manera. En años clave de mi educación sentimental se cruzó Neil Young. Un disco como “Harvest“ cuando estás despertando a la vida a los 15 años te puede marcar para siempre. Y por extensión toda la música californiana de finales de los 60, con Crosby, Stills, Nash y Young como cumbre. Luego, la vida se pasa a toda pastilla. Nuestros héroes del rock han crecido también, se han hecho mayores. Dylan, “Los Rolling”, Bruce Springsteen, incluso U2. Pero ahí sigue Neil Young, testarudo como pocos, cantando siempre la misma canción sincera de rock. Y Joni Mitchell siempre me pareció una diosa, con una personalidad poderosísima, independiente como nadie en este negocio y compositora descomunal. Los papeles que les asigno en la novela son homenaje y agradecimiento por todo lo que me han dado, artistas incorruptibles.
¿Y sobre la industria musical en sí misma? La mirada aquí se salpica de forma turbia. ¿Has conocido experiencias que también se salen de lo que es ‘natural’ dentro del sector?
He leído numerosos libros sobre música y músicos. Conozco lo que se siente al crear y entiendo cómo funciona el negocio. Es la pesadilla de todo músico: que te roben una canción. A un amigo le robaron una sintonía, pleiteó y perdió, con un oscurísimo proceso por medio. Durante muchos años, la industria de la música ha tenido mala fama. Había mucho dinero y eso corrompe siempre.
En paralelo, Carlos Herrán tiene un blog, el Blog de las nubes (https://blogdelasnubes.com/) en donde ha ido publicando relatos y “artículos de creación”. Se acerca a las 20.000 lecturas y los artículos suelen ser largos. Para promocionar la novela, ha creado una web de destino en la que da bastantes datos de contexto sin destripar nada. Es https://decancionesynubes.com/.
Otra cosa más, en las presentaciones del libro que viene realizando también interpreta al menos dos de las canciones del EP en acústico. No dejéis pasar la oportunidad de verlo si pasa por vuestra ciudad y que disfrutéis la lectura.
Publicado el septiembre 23, 2024 en Actualidad, Críticas Discos y etiquetado en Actualidad, Carlos Herrán, Críticas Discos, De Canciones y Nubes, Libro. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.






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