Piñas (Malaputa) y Alén (Ciclonautas): «Somos dos tríos muy diferentes pero muy currados para dar buenas noches de rock and roll de verdad»

No me hace falta demasiada coartada para echar un rato de conversación con ‘la familia Marea’ pero al hilo del inminente inicio de gira conjunta de Malaputa (donde tenemos a Piñas y Kolibrí) y Ciclonautas (donde está Alén) se antojaba un buen momento para reunirme con ambos y echar una ronda de preguntas. Unas cuantas ‘solistas’ para Piñas, otras cuantas para Alén y un final revuelto donde, en la conversación, se nota el buen rollo que tienen entre ambos y las ganas que le han puesto a una gira con sabor a viejos tiempos. 23 salas por todo el país (que ha despertado la envidia a Kutxi, como me confesó y corroboran sus compañeros), viajando los dos tríos en la misma furgoneta y con alguna sorpresa final para unos conciertos que, como diría Barricada, auguran lo de «esta es una noche de rock and roll». Malaputa lo hará presentando su reciente De Raíz (uno de nuestros oros en los Discos del Año de RockSesión), que entró en el top 10 en lista de ventas, y Ciclonautas lo hará también con reluciente nuevo álbum. Saldrá a mediados de marzo. Os dejo con la entrevista.

Vamos a empezar con Piñas y Malaputa… De Raíz es vuestro segundo disco, diez añitos de diferencia con Subió El Telón. Es cierto que Ciclonautas ha seguido muy activo desde su nacimiento pero vosotros no tanto. ¿Siempre tuviste el sentimiento de que el proyecto seguía vivo, de que no se iba a quedar en aquello?

Piñas. Si te soy sincero, no. Nos pegamos una gira muy guapa después de sacar el primer disco. Luego tuvimos distintas maneras de ver la historia con Oscar (Sánchez, el anterior guitarrista) y sin más. Nos quedamos sin guitarra. Dejándome llevar por las ganas de Euken, el batería, probamos ahí con algunos guitarras… pero es que no me apetecía, tío. Me daba mucha pereza conocer gente nueva para tocar. Yo empecé en el rocanrol y en formato banda por Marea y empecé en Marea sin tener ni puta idea. Ese rollo familiar y de aventura de amigos es la única manera que concibo esta historia. Entonces no me apetecía juntarme por juntarme, por darle continuidad. Si no salía, pues no tenía sentido. Ahí se quedó. Se quedó la cosa latente, que Kutxi me decía picándome, “ya has hecho un disco, pues igual es que solo tenías letras para uno”. Un día en un concierto me dice Euken, “oye, que me ha dicho el Koli que se viene con nosotros”. Le entré al Kolibrí porque no me pegaba nada que quisiera y me dijo que le daba mucha pena que tuviéramos esto parado y que le flipaba y se arrancó… Y es lo mejor que ha pasado. Se ha involucrado al máximo, es guitarra, productor… Que los guitarras son más frikis para el sonido, el buscarle… Y hemos hecho una barbaridad. Estamos flipados y muy contentos.

Además ha sido como un foganazo, en materia técnica, Malaputa encuentra mayor identidad expresiva con su forma de hacer y ver la música, ha dado muchos más colores.

Piñas. A ver, a mí el disco que hicimos hace diez años me flipa. Era más sota, caballo y rey. Era como jaula abierta y a volar hacia donde fuese, sin dirección. Salieron rabiosas porque entonces pensábamos que la rabia solo se podía dar con velocidad y mucho grito y ahora has cambiado un ingrediente… pues tiene otro sabor. Lo primero el sonido. A mí jamás se me había pasado por la cabeza ponerme un pedal. Tengo amplis buenos, tengo bajos, pues ya suena. Pero este, con el fuzz, que si lo otro, que si probando y la hostia y conseguimos un sonido muy guapo. A la hora de hacer los temas tienen más color las canciones, más vida. Hay intros, hay puentes, ya hay otro desarrollo. Hemos mantenido a mi parecer la mala hostia que había en el anterior pero con más colores. También hemos bajado medio tonito la manera de cantar que tenía yo porque al final sufría mucho. Había canciones en las que estaba pensando todo el rato a que ya viene, ya viene, apretar un huevo contra otro y tirar… Al final hemos probado cosas y así das más margen a dar más matices de melodías. Un curro de la hostia y un enriquecimiento total. Un acierto.

¿Conviven bien las canciones de antes con las de ahora o vais a centrar todo en el nuevo?

Piñas. No hemos cambiado tanto como para no saber qué canción es, pero sí que le hemos pegado un repaso. Están tocadas de otra manera. Ha quedado un repertorio de la hostia.

El disco ha caído de pie. Las primeras semanas entró en listas de más vendidos y la crítica (me incluyo) lo ha situado como uno de los mejores del año.

Piñas. Al final es un rock and rollazo de toda la vida. Es cierto que al venir del reclamo de una banda grande esa parte de llegada es más fácil, pero al final luego la gente decide si le gusta o no. Parece que ha gustado. Soy de la opinión de que las cosas de corazón, sin intentar hacer lo que no sientas, al final calan.

Alen, de vuestra parte, habéis adelantado “El Animal” y “Huellas”, parece que viene la cosa salvaje para el próximo disco…

Alen. (Risas) En parte sí. La verdad es que ya la preparación de los discos nos hace hacer mucha banda y nos hace sacar el animal que tenemos porque son concentraciones como las de las islas de las tentaciones. Nos vamos los tres solos, nos perdemos en medio de la nada y la verdad que eso hace banda y es el mejor entorno para hacer un disco. Entonces salen cosas y animaladas como las que has visto y oído. Pero, ojo, también cosas tan sensibles como “Huellas” y a la vez muy duras como es un duelo. Estamos muy contentos con la repercusión, estamos flipándolo porque nunca había pegado tan fuerte dos canciones seguidas de adelanto.

Una de las cosas que habéis ido consiguiendo disco a disco es que a esa aridez de la garganta con arena de Mai y su guitarra hirviendo, le habéis conseguido sumar una capa de purpurina que sienta de auténtico lujo al conjunto. ¿Van por ahí los tiros para el siguiente?, ¿cómo se ha ido logrando ese equilibrio?

Alén. Bueno, nosotros siempre hemos sido un poco eclécticos y hemos barajado un montón de estilos. Ya el primer disco, el ¿Qué Tal?, que yo creo que te acuerdas y bien, fue doble y tuvimos que separar La Virtud del Caos, que era el sonido de grupo que estábamos buscando, y luego teníamos un montón de canciones con diferentes capas de colores que queríamos explorar y que fue Que Corra El Aire. Por eso lo dividimos en dos discos. No encasillarnos tanto. Y ya veníamos con este tipo de rollo. Sí que es cierto que se ha podido haber acentuado. Y ya en Camping Del Hastío empezamos a mezclar todas las cosas. El rollo de La Virtud del Caos y el sonido puramente stoner con el resto de ingredientes dentro de la misma canción. Un punto de inflexión muy guapo fue con la canción “Eterno Aprendiz”. En vez de hacer la parte folclórica nuestra, de chacarera, separada del rock, fue mezclarlo todo. Para mí fue un gran paso adelante y es cierto que nos atrevimos a hacer cosas más experimentales como “Souvenir”… Pero bueno yo creo que siempre hemos tenido ese punto, otra cosa es que ahora ya no tenemos ningún prejuicio con lo que sea.

Y con ese rodaje salen más redondas todavía…

Alén. Sí. Creo que hemos afianzado el estilo, aunque estamos siempre en continua búsqueda. Somos de aburrirnos fácil y eso no lo consentimos. Este tipo de cosas nos pone mucho y por eso han salido cosas muy Ciclonautas. En “El Animal” me hizo gracia mezclar una estrofa tipo Police, un estribillo Rolling Stones, y unos Foo Fighters también… Y eso a mí me encanta, poder fusionar un Stewart Copeland con un Charlie Watts… con un Taylor Hawkins.

Sinceramente, creo que con ese sonido, si fueseis norteamericanos y con una multi detrás serías una referencia muy accesible a un gran público mundial.

Alén. Nosotros no tenemos tantas pretensiones. Simplemente, creo que por supuesto que ser rockeros en español, y más todavía con este tipo de rock, es muy complicado en el mundo latino. Pero creo que de todo tiene que haber. Nosotros somos muy felices haciendo esta música y la defendemos en cualquier tipo de escenario. Hemos tocado en los mejores y en los peores escenarios (risas).

Puedo dar fe, que os he visto en los dos tipos… Si no tengo mal entendido, el disco se ha grabado en Estudios Musiikki con Adrián Vallejo a la producción, ¿qué buscabais con ese cambio? ¿Nueva perspectiva?

Alén. Estábamos muy contentos con todo lo que habíamos trabajado antes con Iñaki Llarena. Es un excelente productor y con nosotros lo ha demostrado, pero con Adrián veíamos un punto muy enfocado. Iba muy enfocado el sonido de los trabajos que iba haciendo, de los instrumentos, a mucho de lo que estábamos buscando en este disco.

Vamos a la parte revuelta, compañeros. La Suerte Está Echada… ¿Cómo lleváis la cuenta atrás para esta gira tan especial que os une?

Piñas. Con muchas ganas. Ya están los nervios ahí aflorando. (Risas de Alén) Está todo muy mirado, muy ensayado y ya solo falta la guinda que con los escenarios.

Alén: Me río por lo de los nervios. Es que me encanta, porque el Piñas antes de salir a tocar es indescriptible. En las giras de Ciclonautas le echo en falta porque revoluciona todo. Los demás somos demasiado tranquilos antes de subir y él está gritando, está saltando… Nos saca enchufados y es una de las cosas que más me gusta de que vayamos a compartir esta gira. Cuando vino a colaborar en el deuvedé nuestro a todo el mundo le pasó igual, ¡estaba el Piñas pegando saltos por todo el pasillo!

Ya con Marea se os presentaba en las promos como los últimos de una estirpe de bandas de las que casi no queda ninguna… Ahora vosotros os hacéis una gira de 23 salas… Que cualquiera lo diría con la que está cayendo… Lo de las salas es ya un ejercicio de resistencia absoluto.

Piñas. Eso es trabajo puro y duro del Dromedario, buscar y buscar al pie del cañón. Porque son 23 salas en condiciones, donde se puede plasmar todo el sonidazo, y estar al nivel de poder tocar dos bandas como nosotros.

Alén. Es mucho trabajo el que cuesta hacer un disco y tiene que haber una progresión. En una gira tiene que haber unos bolos de rodaje para coger el punto a esto, para acabar reventándolo. Las cosas salen bien cuando se trabajan y se trabajan bien cuando hay una continuidad y unos meses de por medio para madurar todo. En el caso de Malaputa, el Piñas lleva tiempo con las canciones hasta que ha logrado lo que él quería y cuando tienes eso tienes que presentarlo de la hostia. Y hay que darle un tiempo a todo: al rodaje del grupo, a la adaptación… Era ideal hacerlo juntos por el compadreo, por el sonido. Todos los Malaputa vienen a vernos siempre. A Bilbao o a cualquier otro. El primer bolo de Camping del Hastío cuando salí a tocar al primero que vi fue al Piñas. Podemos aportar mucho juntos. Somos dos tríos muy diferentes pero a la vez muy currados y encima nos llevamos bien. Vamos a viajar las dos bandas en la mismo furgo, así que no te digo más.

Piñas. Tenía que ser así, culminar esta historia con una gira así y ofrecer en cada ciudad una noche de rock and roll de verdad, que es lo que somos. Cada una a su estilo. Es un pepinazo los dos juntos. Somos muy amigos, hermanos… Es lo que faltaba para que fuera redondo.

Como músicos, a la hora de afrontar y preparar una gira como esta, ¿qué de diferente y qué de igual tiene con una de Marea?

Alén. Igual.

Piñas. Bueno, al final la preparación es lo misma. Cuando has terminado la fase de composición y has grabado ya es gimnasia. Preparar y que todo fluya, que tenga ritmo, que vaya conjunto y suene. Y es darle y darle hasta que ya no tengas que pensar, que vayan las manos solas y que puedas disfrutar, solo dejarme llevar. Babear y gruñir (risas).

Alén. Es que no hay otra. Y que nos gusta. Todo cobra sentido en el concierto. La preparación, todo va dirigido…. Las rutinas, lo que haces…, va dedicado a dar el máximo cuando llegas al escenario. Es que es nuestro ritual y nuestro modo vida. Tener todo enfocado para soltar todo ahí. Y para eso es ensayo físico, ensayo musical y cuidar la cabeza. Estar al cien por cien para dar lo máximo y transmitir al máximo el mensaje de la mejor manera.

El contacto cercano también ayuda a transmitir y gozar de otra manera.

Alén. Es que eso es la hostia. Kutxi nos está diciendo todos estos meses la envidia que le da y yo le entiendo. A él le encantan las salas pero Marea es tan grande que no podemos hacer salas. Entiendo lo que dice y por eso ya nos ha pedido una canción a cada banda para cantar con nosotros. Para él es su hábitat natural. Él tenía un proyecto para la gira pasada de Marea que era hacer unas cuantas giras de rodaje, pero es que yo no lo veía. Lo podemos hacer en Europa pero aquí no, porque con qué cara te quedas cuando ves a 1.000, 1.200 las que sean, que no pueden entrar. Provocas un problema de lo que sea. Es una puta pena. Nosotros con los proyectos más modestos sí lo podemos hacer. Kutxi pudo hacer formatos pequeños en acústico.

Piñas. El formato está perfecto para bandas como nosotros, con Marea es si tocas fuera, algo por Europa o como cuando fuimos a Argentina. A ver, cada cosa tiene lo suyo, lo que pasa es que es lo que dice Alén, una banda como Marea que mueve esa peña tienes que hacer recintos grandes… Y está guapo, que el escenario grande está bien pero las salas…. Tienes más. Notas más el calor de la gente, es más de tú a tú. Más mutua. Al final los recintos grandes te acuerdas sí, pero son casi todos iguales. A no ser que alguno se haya pegado una hostia o que haya pasado algo concreto… Es como todo igual. Sin embargo en las salitas ya hay otro rollo, hay más vida.

El marco cambia más, la disposición de la sala de por sí ya es muy diferente de una ciudad a otra.

Piñas. Sí, y por el contacto. Al estar más cerca de la gente ya surge un contacto, otra comunicación. Es mágico. Son mágicas.

Cuando hablé con Kutxi en diciembre me decía justo eso, que si Marea no hubiese pegado el pelotazo en popularidad él sí creía que seguiríais tocando en salas pequeñas, de vosotros ni lo dudaba.

Piñas. Cada cosa tiene su momento, pero cuando ya tienes la canción en el local y la has grabado como quieres, joder, ya tienes ganas de enseñarla  y tocarla para la gente. Lanzarla a la selva libre.

Piñas, ¿qué tema de Ciclonautas te llevarías para Malaputa?

Piñas. Por lo que me toca ahora, “Dale Al Play”, que es el que me he preparado. Pero, por ejemplo, del último disco que van a sacar ahora me valdría cualquiera. Todos me transmiten mogollón.

Alén. A ver si le deja Mariano cantar, que una vez bajó el Piñas a Madrid a cantar y Mariano cantó la parte del Piñas también, que si no le digo al Piñas que se baje el bajo también para tocar hubiese salido casi que para saludar.

(Risas triples)

Piñas. Se me pasó al estribillo el tío.

Alén. Si no lleva el bajo no sale a casi nada.

Piñas. Me llevo a la próxima las castañuelas. (Risas)

Alen, ¿y tú de Malaputa?

Alén. Hay muchas que me gustan pero la que más me ha gustado es “Mar De Trigo”, la escucho mucho, casi todos los días. El tema, la composición en sí. No me esperaba ese rollo porque de Malaputa te esperas ese rollo enérgico y la velocidad y me ha sorprendido para muy bien. Les abre un horizonte muy grande lo que nos puede dar Malaputa con los años. Se lo dije a él desde que me mandó el tema, que estaba yo con Robe de gira en… (se lo piensa), hostia, pues el día de Almería, que estábamos contigo. Ese día me mandó Piñas “El Temporal” y “Mar De Trigo” y de este segundo el groove y el tempo me llamaron la atención enseguida. Me va mucho eso. Un temazo. Y Mariano me ha dicho lo mismo… “el de los gusanos”.

 ¿En la gira habrá ‘camas revueltas’? ¿Hay previsto una traca final fin de fiesta como en las juergas flamencas?

Piñas. Joder, pues ya que estamos…

Alén. Estamos hablándolo ya, sí.

No hacemos spoiler…

Piñas. Es lógico, ¿no? Estaremos todos disfrutando y más disfrute que reunir a todos y salirte del carril. Claro que sí.

Intentaré veros en alguna parte, palabra. Entradas.

Publicado el febrero 11, 2025 en Actualidad y etiquetado en , , , , , , . Guarda el enlace permanente. 3 comentarios.

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