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Yerma – Eria
Definido en su primera acepción como «inhabitado» (y por tanto deshabitado, desierto, solitario, despoblado) y en la segunda como «no cultivado» (esto es, baldío, estéril, árido, infecundo, incultivado…), el adjetivo yerma irá para siempre asociado de forma indisoluble al título de la obra de teatro de Federico García Lorca, la pieza central de la trilogía de represión de pasiones de mujer que conforma junto a Bodas De Sangre y La Casa de Bernarda Alba. Por eso, de una banda que decide bautizarse con ese nombre no se puede esperar que se dedique a la música colorista y desenfadada… Y esta formación malagueña acepte y corresponde al envite haciendo lo que se espera: un stoner con aires de post – rock, shoegaze y un buen gusto por crear atmósferas densas y pasajes que casi se pueden ver al escuchar cada corte. Pero, claro, Yerma, desde Lorca, es también poética y poesía se incluye también en algunos recitados que elevan y mucho el resultado final de este más que notable primer disco que tuve la suerte de conocer gracias a las peticiones de tuitcríticas (ahora x-críticas, debería ser) de los jueves para los viernes. ¿Y Eria? Se define como «terreno de gran extensión, todo o la mayor parte labrantío, cercado y dividido en muchas hazas correspondientes a varios dueños o llevadores». Teniendo en cuenta que ayer visitamos el decimoquinto disco de Sínkope, referentes del rock agreste y de corte poético, Yerma y su Eria en una fantástica solución de continuidad. Os los presento con sus palabras y una serie de consideraciones personales.
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