Con Zenobia he defendido durante más de una década la misma teoría. Si el heavy metal de nuestra escena hubiera alargado más en el tiempo aquella segunda época dorada (la de los buenos Mägo de Oz, Saratoga con Leo, Warcry, Tierra Santa, Avalanch…), Zenobia formaría parte hoy de la primera línea de manera indiscutible. Sin duda que calidad no le ha faltado nunca para jugar en la misma liga, pero ya sabemos que la repercusión popular o eso de encabezar festivales la cosa no funciona igual. Su trabajo se ha cimentado en los inicios con un doble bombo explosivo, melodías agudas notables, grandes riffs de lo aguerrido a lo melódico y un empaque al que Jorge Berceo y Víctor de Andrés sumaban su experiencia en solitario al beneficio común. Después se fueron abriendo un poco más al hard rock sin perder los principios fundacionales. Los riojanos, desde que comenzaran a creer ciegamente en sus posibilidades (a raíz de la gira de Alma de Fuego y su explosiva gira conjunta con Dunedain), llevaban un ritmo de publicación casi suicida. A saber: Armageddon (2012), Forever (rarezas) (2014), Supernova (2015), X Aniversario (2015), Baladas (2015), Baladas Gold Edition (2016)y hace unas semanas este Alma de fuego II (2016). Tras el directo La Noche del Huracán (2018) se fue suavizando el ritmo, auspiciado también por la grieta pandémica. VI vio la luz en septiembre de 2020 y ahora nos llega este Melodías Encantadas en el que han estado trabajando más de diez meses, desde junio de 2023 al pasado abril del presenta año. Un álbum en el que dan una impresionante revisión desenchufada a diez temas de su repertorio y presentando cinco inéditos, todo ello, con una quincena de colaboraciones vocales y otra treintena de músicos. Un trabajo sorprendente, refrescante, que va más allá de cualquier patrón compartimentado. Un ejercicio musical vibrante, vivo y enriquecedor.