Después de ir avanzando buena parte del contenido en forma de single en los últimos meses, a finales del pasado junio veía la luz al fin el nuevo trabajo de los asturianos Crudo, el quinto de una trayectoria en la que han hecho de las guitarras briosas y los ritmos contundentes su leit motiv principal. Una premisa que no cambia en su esencia en esta ocasión, si bien la experiencia es un grado y oscilan en mayor riqueza de arreglos y recursos, auspiciados también por tres colaboraciones del círculo más inmediato, como Pablo Senator y Mala Reputación o el consustancial Juankar de Boikot. Formados en octubre de 2008 lo cierto es que a Crudo les tengo el ojo echado desde los tiempos de la revista Rock Estatal (para ser más precisos, desde el disco Cicatrices de 2012 del que metí en mi carpeta de favoritas de aquel año el tema “El Huésped” –la base rítmica es puro Iron Maiden-), precisamente por lo comentado, porque siempre me pareció que tenían el sonido preciso y una energía controlada que podría lucir o estar más inspirada en unos discos que otros, pero siempre con un fervorosa y contagiosa creencia en lo que hacen. Celebramos por tanto desde esta casa que Crudo siga al pie del cañón sin variar sus principios fundacionales. Que vengan muchos más.