Casi seis años han pasado desde su ya escalonada entrega discográfica llamada Sangre Fácil –con el que protagonizaron la que fue la última portada de la revista Rock Estatal, antes de que desapareciera entre deudas- pero ya están de nuevo aquí Los Segis, con un álbum del que anunciaron su existencia en la primera quincena de mayo, del que hubo dos singles y preventa veloz y que sale a morder despachada toda la campaña pre-lanzamiento en apenas mes y medio. Qué diferencia con esas tendencias extenuantes de andar pendientes para desmenuzar la construcción de álbum. Todo tiene sus pros y sus contras, sí, pero yo prefiero menos dilatación en el tiempo. Así, el pasado viernes veía la luz el undécimo trabajo de Segismundo Toxicómano, con portada de lo más simbólica para los tiempos trumpistas y trampistas que corren. Placi, Gabi, Peke y Arnaiz vuelven con sus armas habituales: «melodías pegadizas, estribillos llenos de fuerza, ritmos rápidos y unas letras directas a agitar las conciencias». Esta nueva entrega viene grabada desde Chromaticity Studios, con Pedro J. Monge y Aitor Ruiz a los mandos y vuelve a salir con la autoedición de su propio sello, ODNI Records (Objeto Discográfico No Identificado). Doce temas, 35 minutos y las cartas sobre la mesa sin ningún otro doblez. Llevan 28 años en esto, son los Segis y siguen yendo “al puto lío”. Y que lo sigamos disfrutando.