Sphinx – Mar De Dioses (2003)

El tema este de la ‘pequeña’ pandemia que nos ha tocado vivir y que muchos se toman importante o banal en función de lo que diga o haga el del bando de enfrente, en lo que al mundo musical se refiere, ha trastocado decenas, cientos, de proyectos musicales, de lanzamientos, giras, años sabáticos que se han roto, o frenado el impulso de nuevas andanzas. Sphinx es uno de los muchos ‘damnificados’ (si es que se puede usar esa palabra cuando miles de personas han perdido a sus seres queridos sin poder darse un abrazo). La banda gaditana, de parón indefinido desde 2014, anunció su regreso a la escena en noviembre de 2019. El grupo lo explicaba así: “Nuestro largo camino comenzó en 1992, y tras recorrerlo durante 22 años, en septiembre de 2014, anunciamos nuestra separación indefinida. Tal como os dijimos en esa despedida, era necesario e imprescindible tomarnos un descanso para retomar fuerzas y recuperar la ilusión que habíamos derrochado y que acabamos perdiendo en ese camino, no exento de dificultades. No han sido pocos los amigos que nos han pedido a lo largo de estos 5 años de silencio, que la banda volviera. Y eso, junto a la nostalgia por Sphinx que se ha ido apoderando de nosotros en los últimos meses, ha provocado que estemos de nuevo llenos de ilusión y de ganas por volver a despertar a la durmiente magia de la esfinge”. Llegaron unas primeras fechas confirmadas (Sevilla, Madrid, Leyendas del Rock), pero todo se rompió al soltarse la cadena que ataba al reloj a las horas. Hoy recordamos su segundo disco, aunque también aconsejo de manera fervorosa el siguiente, Paraíso En La Eternidad.

Este Mar De Dioses es el segundo disco de la banda, tras un prometedor disco homónimo de debut. Vio hace ahora casi 17 años exactos, a finales del mes de septiembre de 2003, por Dro East West, esto es, casi Warner. La formación en aquellos años estaba compuesta por Manuel Rodríguez a las voces, teclados y programaciones, Justi Bala y Santi Suárez a cargo de las guitarras, Andrés Duende al bajo y Carlos Delgado en la  batería, mientras que Nino Ruiz aparece como músico colaborador con unos muy presentes teclados. Explica Sphinx en su web que los trabajos de grabación de esta producción discográfica fueron realizados en su mayoría en los Estudios La Nave de Cádiz, mientras que el sonido de la batería fue grabado en los Estudios La Factoría en la localidad de San Fernando, cerca de la capital de la provincia antes mencionada.​ El álbum fue mezclado en La Nave y masterizado en los Estudios Master Tips en Madrid a cargo de Juan Hidalgo.​ La producción de Mar De Dioses corrió en su totalidad por Manuel Rodríguez.

El derroche creativo de la banda era tal que siempre ha acostumbrado a llenar los discos hasta los cantos, que diría la expresión popular. Más de 78 minutos de power metal bombástico con tonos de progresivo y una melodía vocal que, además de unos potentes agudos, brillaba en la melodía preciosista y emotiva.

La lista, tras la orquestal introducción de ‘Porto Suite’, se abría con una de mis favoritas de su discografía, ‘Santa Maldad’. Un tema abrasivo con numerosos cambios de tempo, del medio tiempo al trote y cabalgue del estribillo. A eso hay que sumar un desarrollo instrumental generoso y con ligeros tintes progresivos, que serán más patentes en otros cortes. Y todo ello en apenas cinco minutos y reflejando también otro de los puntos fuertes del grupo, el de añadir un extra de intensidad en la coda.

‘Sangre De Egipto’ hace honor a su nombre y suma un grano más a esa devoción existente en el heavy metal español por la épica egipcia. Que Sphinx está claro que toma su nombre de ahí, pero también tenemos canciones en WarCry, Tierra Santa, Legado de una Tragedia y un largo etcétera. Por esencia oriental, escala y los coros añadidos, el corte evoca claramente a los Medina Azahara más clásicos, aunque aquí, claro está, todo es mucho más heavy.

Llegamos a otra de las joyas de la discografía, la escalofriante ‘Recluso 943’, relato del condenado a muerte que vive sus últimas horas antes de convertirse en un recuerdo. La combinación de voces, entre graves y agudos melódicos desesperados, hacen de la narración una bellísima historia adictiva y vibrante, sobre todo por ese puente lastimoso: “no puedo ocultar mi temor de saber que pronto seré tan sólo un recuerdo”, al que le sucede un épico y desafiante estribillo. Y como regalo… una coda sobresaliente cuando oye los pasos finales.

‘Momentos De Lucidez’ es una de las canciones más apreciadas de su discografía. Una balada canónica con la épica y el nervio necesario en los dos primeros minutos, pero va ganando nervio y latido para no caer en la edulcoración previsible. ‘Noche Maldita’ se presenta como un medio tiempo venido un poco a más, de nuevo destacada por un buen fraseo y por unas guitarras de tintes emotivos en el remate de los estribillos. Ahora sí, ‘Llanto En Soledad’ es la balada arquetípica del conjunto, sostenida con una bonita armonía de guitarras y un Manuel Rodríguez cantando sin imposturas en casi toda su duración.

La segunda parte del disco comienza con ‘El Cielo Puede Esperar’, el más extenso de la lista y con una intro musical que casi nos puede evocar a cierto clásico de Metallica. Hasta la producción y mezcla parece querer viajar en el tiempo, más patente si cabe en el solo final, acelerado y thrashero. ‘Miseria Mundana’ acelera de nuevo el tempo en una canción algo más lineal donde destaca el punto diferencial del estribillo, con un casi recitado sobre unos coros casi de tragedia griega.

Nostalgia’ tiene unas hechuras, por tempo y sonido, que parece ser su pequeño homenaje al rock andaluz de toda la vida. La cadencia así lo evidencia, aunque también esos coros que se deslizan por la canción. ‘Mentiras’ casi parece seguir la senda con un riff arrebatado y un estribillo concatenado y aprehensible antes de la gran escalada final. Que comienza con mi canción favorita de la banda, ese ‘Luz En La Oscuridad’, magnífica de principio a fin y con un último minuto que termina de incendiar el corazón.

La banda recupera uno de los temas más ‘heavies’ de Queen, llevando a su terreno el ‘I Want It All’, para cerrar con otra de las joyas, ‘Mar De Dioses’, que personaliza la tragedia de los 118 tripulantes del submarino ruso K-141 Kursk, naufragado el 12 de agosto del año 2000. Historia y mito perfecto para las formas de la banda, que lo borda.

Los siguientes discos mantuvieron el tono, como decía, especialmente el Paraíso En La Eternidad, incluso su Chronos, último de estudio hasta el momento. El parón pandémico no ha frenado los planes de regreso del grupo. Ojalá que este tiempo les haya servido para perfilar un nuevo de estudio.

Como extra: este fue #Mis10de la banda en su día, aunque le haga falta una reactualización: 1. Luz En La Oscuridad 2. No 3. Dulce Veneno 4. Condenado A Vivir 5. Mar De Dioses 6. Santa Maldad 7. Recluso 943 8. Sangre De Egipto 9. Esclavo De Tu Maldición 10. Mentiras

Lista de canciones – tracklist:

  1. Porto Suite
  2. Santa Maldad
  3. Sangre De Egipto
  4. Recluso 943
  5. Momentos De Lucidez
  6. Noche Maldita
  7. Llanto En Soledad
  8. El Cielo Puede Esperar
  9. Miseria Mundana
  10. Nostalgia
  11. Mentiras
  12. Luz En La Oscuridad
  13. I Want It All
  14. Mar De Dioses

Publicado el octubre 16, 2020 en Críticas Remember y etiquetado en , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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