Reconozcámoslo. No hay nada como un título o titular que diga ‘los mejores lo que sea’ para que nos pique el gusanillo por comprobar si la selección de marras está cerca o lejos de nuestras impresiones personales, de si ha cometido algún ‘pecado capital’ en forma de ausencia con el que poder descerrajar e inquirir a la persona firmante. Incluso hay personas que, de una manera absolutamente constructiva, la leen asumiendo con madurez intelectual que es posible que no estemos de acuerdo con muchas cosas incluidas o expresadas y que, el súmmum, se utilice la relación en cuestión para profundizar en aquello que no se conoce o a lo que no ha reparado con la atención debida como para haber sido considerada en primera instancia en una hipotética lista personal. Con todos esos parámetros bien definidos en la portada de bella factura y acertados colores, cualquier melómano, de los ávidos y prestos en querer explorar y aumentar conocimientos en todas las direcciones (temporales y estilísticas), debe sentir una atracción irresistible por el nuevo libro editado por Efe Eme, este Los 100 Mejores Discos del Rock Español de los 60 y 70 que firman César Campoy y Juan Puchades. Ambos autores se han repartido la tarea de elegir y ofrecer un centenar de álbumes que, salvo dos excepciones seminales de finales de los 50, se mueven en las dos citadas décadas y que analizan con generosas críticas que primero sitúan en contexto, después completan con algún dato técnico imprescindible y que riegan con anécdotas, crítica y algo de fino humor marca de la casa, sobre todo Puchades. A los 100 se sumarán una bola extra, un apéndice de otros discos recomendados (55) y otro (20) dedicado a pioneros (bandas y artistas que versionaban los originales). Con todo este material, el recorrido y disfrute del libro no se limita a su lectura, sino que se extiende en el tiempo si uno se mete en faena con las escuchas. Yo ya he empezado.

Desde lo personal, celebro con algarabía el concepto del libro. En más de una ocasión he escrito la necesidad de tener siempre en cuenta ‘el respeto a los mayores’. Es decir, a todos aquellos músicos y artistas que sembraron donde no había absolutamente nada, en momentos en los que, recordamos, en España todavía había un señor de ordeno y mando, y cuando la ley de vagos y maleantes se aplicaba a las mínimas de cambio, con más probabilidad si te dedicabas a cantar a la libertad o el amor libre con pelo largo y pintas ‘no convencionales’.

Para saber dónde vamos, hay que saber de dónde venimos… En esa línea, en la sección de críticas remember que publico los viernes llevo manifestando ese propósito y hace unos meses aseguraba (al hilo de la de Pekenikes) que tenía la firme intención de reforzar las críticas remember añejas, reconociendo a pioneros, aunque ahora se me hace más difícil elegir alguno de los presentes.

La metodología para presentar el trabajo es bastante sencilla y, por otro lado, evita de paso la más estéril todavía polémica del orden de la selección. ¿Cómo? Pues con un orden estrictamente cronológico y objetivo. Es decir, los discos que fueron publicados el mismo año se reparten en la escaleta por orden alfabético.

Sobre la selección hay que subrayar algunos aspectos. Cien discos dan para mucho y, como tal, que nadie se tema un esnobismo o pedantería acérrima porque todo ‘lo que tiene que estar está incluido’. ¿A quién podemos situar en esa categoría? Pues a nombres propios como Dúo Dinámico, Los Brincos, Los Bravos, Lone Star, Los Salvajes, Miguel Ríos, Smash, Màquina!, Módulos, The Storm, Triana, Veneno, Asfalto, Alameda, Burning, Medina Azahara, Leño, Cucharada, Mermelada, Ramoncín, Tequila o Topo.

Es también elogiable y plausible que ambos autores se muevan en un concepto del rock and roll muy abierto (además del rolleo, el progresivo o el urbano), lo que permite incluir en ello todo ejercicio tangencial desde el punto de vista del pop, del country, de la canción de autor, del flamenco o de otros folclores. También desde el punto de vista del origen. Hay bandas y artistas extranjeros que desarrollaron su carrera en España y, por su influencia en los compañeros coetáneos o las interconexiones varias que se producen entre unos y otros, son incluidos sin reparos en la nómina.

Y, como apuntaba, hacer una lista de cien elementos da para mucho y desde ese punto de vista se agradece que haya un significativo porcentaje que solo conocía por haberme encontrado su nombre en alguna que otra ocasión o, incluso, descubrirlos por primera vez. Aquí seguramente tenga mucho que ver que los dos autores, valencianos, tiran (quizá sin ser conscientes) de bastantes grupos valencianos o limítrofes, no por un acto chovinista, sino a buen seguro por el conocimiento de causa o primera mano, como ocurriría si fuesen de otra región. Es por esto que listas de este tipo nunca deben ser tomadas como referencias excluyentes, sino siempre desde un punto de vista enriquecedor, constructivo.

En Los 100 Mejores Discos del Rock Español de los 60 y 70 César Campoy y Juan Puchades cumplen su objetivo: difunden, divierten y defienden una época silenciada por el olvido y la comodidad.

Bienvenidos sean trabajos así.