Las Grecas – Gipsy Rock (1974)

Cincuenta añitos cumple en este 2024 un disco que todavía escuchado hoy sigue sonando fresco, adictivo y atrayente: Gipsy Rock de Las Grecas. Tenía previsto traerlo a la crítica remember de los viernes este año y qué mejor que hacerlo al día siguiente de haber escrito sobre el tercer larga duración de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, no en vano su autodefinida kinkidelia no deja de ser hija (o su prima, nunca mejor dicho en este caso) del Gipsy Rock en cuestión. Las Grecas eran las hermanas Carmen (Carmela) y Edelina (Tina) Muñoz Barrull, nacidas en Valladolid con poco más de dos años y medio de distancia temporal la una de la otra. Sin tener esa jondura necesaria para poder dedicarse al flamenco más canónico, purista y ortodoxo, pronto brillarían en la forma de armonizar y cantar a dúo por los palos más livianos y así conquistaron primero a Manolo Caracol y después a Lola Flores que las ficharon para sus sendos tablaos madrileños. Los visionarios José Luis de Carlos (productor) –junto a Gonzalo García Pelayo, uno de los responsables de llevar lo flamenco al siglo XX sea con el ‘sonido Caño Roto’ uno y con el rock andaluz el otro- y Felipe Campuzano (destacado pianista y con composiciones como “Amigo Conductor” o “La Minifalda” en el zurrón) ven posibilidades a la pareja y deciden editarles un single en 1973 con “Te Estoy Amando Locamente” y “Achilipú”. La jugada genera una inesperada revolución y tras despachar medio millón de copias en tres meses se publica, ya en el 74, Gipsy Rock.

La cosa entre el rock y el flamenco venía caliente desde el denostado Sabicas y Joe Beck, pasando por “El Garrotín” de Smash, antes incluso con las cositas despechadas de Los Brincos. O después con The Storm. O los inicios de Alameda a principio de los setenta… Difícil determinar dónde nace un caudal tan poderoso.

Sin trampa ni cartón, Gipsy Rock es un álbum que hace honor a sus dos nominaciones, pero también con funk, groove, aires disco, psicodelia y una almibarada colección de melodías orientales, arabescas y también griegas, que a su vez bebe de ritmos turcos y bizantinos. Ninguno de sus tres álbumes (Mucho Más, 1975; Tercer Álbum, 1976; Casta Viva, 1977) posteriores olió de lejos las mieles del éxito del debut  y tampoco en lo personal la historia tuvo un final feliz.

En el equipo musical encontramos a ilustres de la época como Johnny Galvao, guitarrista (él se encargaría de la mayor parte de los arreglos en los discos posteriores) que había colaborado con Miguel Ríos y había rasgado cuerdas en Os Duques y Los Buenos. Más madera con Eddy Guerín a los teclados, que añadió una pátina pop por su experiencia previa con Jeanette. También en las teclas figura Luis Cobos (la gran fama y el bigote le vendría después). En los mandos del sonido Juan Vinader, habitual por entonces de Serrat. Pepe Nieto, batería de Los Pekenikes, se encargaría de la mayoría de los arreglos.

En las firmas, además de Felipe Campuzano (que en su afán de apropiarse autorías no solo parece que fagocitó algunas de la greca Carmela sino que incluso lo hace con una tradicional tonada popular del flamenco), aparecen la propia Carmela –algo novedoso y muchas veces ignorado- y un tal Juan Antonio Jiménez, que no era otro que Jeros, el del medio de Los Chichos, que le cantaría Estopa. Por si fuera poco lustre, también se coge la copla de Quintero, León y Quiroga de “La Zarzamora”, quizá una especie de homenaje y agradecimiento a su principal difusora… Lola Flores, y otra a Roberto Carlos (el del millón de amigos, no el futbolista) en “Te Amo, Te Amo, Te Amo”. El disco se registró Audiofilm y se mezcló en Estudios Kirios. 

Hablar de “Te Estoy Amando Locamente” (locamenti en borracheras) es hacerlo de un tema cuya propia fama y uso ha trascendido y anulado cualquier análisis musical. Pasa lo mismo con “Vivir Así Es Morir De Amor” de Camilo Sesto, “Chiquilla” de Seguridad Social o “Entre Dos Tierras” de Héroes del Silencio, por citar tres ejemplos aleatorios dispares. Solo el inicio, cuyo motivo se repite en el centro, es para quedarse prendado, con la intensidad de charles en la batería, ese piano y esa guitarra souleando. Como minucia, me encanta ese rajado de afonía que se desprende y lija en el primer «dame tu ausensi», tan María Jiménez.  Por cierto, hay por ahí una versión en directo de unos iniciáticos Hora Zulú que tiene su aquel.

“Bella Kalli” se mueve en los mismos aires morunos que después perfeccionaría Amina en “Diki Diki” del 79. La firma Jeros y destaca (¡fíjense!) en cómo llora esa guitarra eléctrica. Me gusta más la versión de Smash de “El Garrotín”. De esta adaptación en “Así, Así” destaremos el punto ye-yé que consigue el estribillo y la generosidad del pasaje instrumental.

Si escuchan los primeros 24 segundos de “Orgullo” bien podría pasar por una canción de Jimi Hendrix, Cream o Jefferson Airplane, con ese teclado tan… ¡guitarra! Puede que sea el mejor tema aportado por Jeros a la lista. Tal es así que los propios Chichos la cantarían como “No Me Convencerás”. Lo mismo ocurrió con “No, Nanay” con otro título, “Si Tanto Me Querías”. En todo caso, ambas plañidos de “despechá”.

Hechuras hímnicas para un “Achilipú” hiper-versionado (nadie como Dolores Vargas, la primera), pasando por La Húngara, Los Chunguitos, el propio Felipe Campuzano, El Príncipe Gitano, Hakim (por cierto, algún día os tendré que contar lo enganchadísimo que estuvo a los discos de ese señor), hasta Juan Abarca de Mamá Ladilla hizo su adaptación, como Miguel Costas (Siniestro Total) en los tiempos de Los Feliz. En el caso de Las Grecas creo que pierde puntos y credibilidad un reverb-eco en las voces que no le aporta demasiado.

La que si bordan es “Amma Immi”, unos tientos electrificados con elegancia que casa con la templanza de esos tangos contemporizados. Es una letra popular del flamenco y, aprovecho, sólo se la escuchado mejor a la joven María La Terremoto. Guitarra transgresiva y afilada, que suena urbana, en el citado “Te Amo, Te Amo, Te Amo”. La percusión, el desarrollo de guitarra y el punto psicodélico (¿eso que suena por ahí es un timbre de bicicleta?) completan otro tema rompedor.

Curiosa la versión de “La Zarzamora” aligerada en marchamo pseudo funk con esa ampulosidad de bajo.  La cosa irá cogiendo alegría y habrá un aumento de tempo en la segunda parte. Nos queda comentar “Asingara”, tema firmado por Carmela, que tiene toda la pena negra y unos melismas algo más flamencos.

Como decía, la cosa no acabó bien. Tras el fiasco comercial progresivo y los abusos monetarios de su mánager les hicieron desistir en 1979. A Tina le diagnosticaron esquizofrenia paranoide cuatro años después y acabó en la ruina, alcohólica y con múltiples complicaciones por el sida, falleciendo en 1995. Carmela intentó retomar Las Grecas, primero con una amiga, después con su sobrina, pero la cosa no tiró. Curiosamente, ‘la amiga’ reclamó los derechos del nombre (¡manda narices!) y se buscó otra compañera con la que siguió estirando el chicle hasta ¡2017!

Esta manía de que un ‘no fundador’ se quede con el nombre ya existía antes de las polémicas con Triana, Eskorbuto o Los Ramones (no hago aquí juicio de valor de ello, cada caso es distinto).

Por cierto, más de este disco se puede leer en el fantástico Los 100 Mejores Discos del Rock Español de los 60 y 70. César Campoy y Juan Puchades

50 añitos de Gypsy Rock. Felicidades.

Lista de canciones – tracklist:

  1. Te Estoy Amando Locamente
  2. Bella Kali
  3. Así, Así (El Garrotín)
  4. Orgullo
  5. Achilipú
  6. Amma Immi
  7. Te Amo, Te Amo, Te Amo
  8. La Zarzamora
  9. Asingara
  10. No, Nanay

Publicado el abril 12, 2024 en Críticas Remember y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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