Delpalo – Soportales

Como ya sabéis, en RockSesión no solo fijamos los ojos y, en este caso más apropiado, los oídos a lo que podríamos denominar ‘equipos de la Superliga’, esos que copan la atención del resto de medios y festivales, sino que sabemos que la grandeza de nuestro rock, de la música en general, viene determinada por todas esas bandas que, sin grandes delirios de grandeza, ensayan con la misma ilusión o más del que sabe que tiene ya mucho ganado. Esas cuyos videoclips y reproducciones se computan por cifras mareantes, que van a vender una cifra significativa de discos (aunque esto cada vez cuesta más, no sabéis lo que me deprime ver que Robe –no por Robe en sí, sino por los datos numéricos- lleva seis semanas Se Nos Lleva El Aire entre los 5 discos más vendidos, y que ni siquiera ha llegado todavía a Disco de Oro de 20.000 copias). He de confesar que me gusta. Y les suelo dedicar el mismo tiempo y atención de escucha. Es lo justo, es lo cabal, es lo necesario y lo más honesto. Aunque sea consciente de que ese tiempo ‘invertido’ (el mismo, escaso siempre y buscado con calzador entre el resto de tareas) no se traduce en el mismo número de visitas, clicks, lecturas… Pero, insisto, no todo se mide en cosas cuantificables. Por eso, más allá del análisis de las obligadas referencias que la familia RockSesión espera o me pregunta, me gusta dejar esa puerta abierta a esos grupos con encanto, como es el caso que nos ocupa hoy con estos madrileños llamados Delpalo o, más curtidos, Guardafuegos ayer. Tras su estreno con el EP titulado La Dama y El Rey, publicado en 2021, Delpalo viene con su segunda referencia de título urbanita, con un rocanrolito fresco, de querencia rumbera, animosa y algo canalla, pero con una mirada algo más abierta. Una buena piedra de toque que descubro gracias a un seguidor de la página desde los tiempos de los mundiales de RockSesión y Viña Rocks varios.

Delpalo es un cuarteto que viene formado por Pablo Finque a la voz y la guitarra, Óscar Ortuño al bajo, Julio Morcillo a la guitarra y Dani de Pablos a la batería. La producción de este disco corre a cargo de Irene Génova, guitarrista de la banda Next Step y en los últimos tiempos con una incipiente labor como productora, y la propia banda, mientras que la mezcla y máster es obra de Raúl López.

Habla Delpalo en las entrevistas que sus referencias principales son Extremoduro, Marea o Platero y Tú aunque mi percepción que dichas preferencias se diluyen quedando en el práctica en algunos giros de estrofa, algún remate de verso y algún pequeño arreglo de guitarra. Se agradece, por tanto, que no sean un mero clon sino que todo ese caldo de cultivo haya sido reinterpretado buscando una identidad propia.

Y es en esa búsqueda donde, como apunta más arriba, el sonido de la banda se mueve en terrenos de compases donde caben perfectamente las palmas, el deje rumboso, la cadencia de raigambre, aunque con matices y arreglos no tan acusados como lo podrían ser (por ejemplo) Albertucho o Poncho K, por decir dos referentes claros. Eso hace que, aunque de una sonoridad muy familiar, el conjunto tenga cierta dosis de frescura, de revisionismo libre, a veces con destellos de accesibilidad pop, con respeto pero sin que tengamos la impresión de estar ante una mera réplica.

Es la canción que da título al conjunto, “Soportales”, la canción que abre la puerta a este nuevo trabajo. Un tema de accesibilidad inmediata y de fácil aprehensión desde la primera escucha. La coda endurece un tanto el sonido para despedir a voz y acústica. Todo ello en menos de tres minutos. “Cuando Fuimos Felices” se arranca con una dulzura similar, incluyendo unas teclas sutiles. Pese a la juventud, la banda se arroja a hacer uno de esos temas balance, de mirada al pasado. El peso de la canción lo llevan unas melodías vocales que juega en distintas polifonías en un estribillo bien conseguido.

Es a la tercera cuando llega uno de las canciones con mayores hechuras hímnicas de la lista. “Viernes De Resurrección” tiene todos los ingredientes para una de las más celebradas en los conciertos, vaso en mano. Hasta se reservan un pequeño break de batería y voz antes del final. En términos generales, es un corte que me recuerda a algunos discos de Rockalcohol. “Libertad” es un medio tiempo ágil, con españolas, acústicas y arreglo de violín y cajón, y con compás con un buen enfoque en cuanto a la narración donde dicho valor esencial es el protagonista.

El segundo bloque se inicia con “De Parte Del Diablo”, donde las eléctricas rugen con mayor profusión pero la naturaleza sigue siendo un tanto similar, más embriagadora por el desencanto del texto y bien rematada en su tercio final con los coros, uniéndose a ese aquelarre ‘diabólico’. “Volando Solo” es otro de los temas destacados de la lista. Además de parafrasear el tema homónimo de Extremoduro en Deltoya, el tema maneja con prestancia una versatilidad que la lleva desde el inicio dulce a una segunda más ruda (casi rapeada) y de nuevo arreglos de cuerdas.

En la dupla final, las espadas acabarán en todo lo alto. En primer lugar con los aires tangueros del comienzo de “Niños Perdidos”, que en un tempo rápido acaba firmando uno de los cortes más brillantes del álbum gracias a otro estribillo vibrante en su sencillez. El cierre vendrá de la mano de “Mi Perdición”. Un tema despachado con gran intensidad en apenas dos minutos y donde estos jóvenes Delpalo completan con tintes más oscuros y agresivos, entre síncopas y algo de metaleo, un disco lo suficientemente disfrutable como para estar pendientes de sus próximos pasos.

Lista de canciones – tracklist:

  1. Soportales
  2. Cuando Fuimos Felices
  3. Viernes De Resurrección
  4. Libertad
  5. De Parte Del Diablo
  6. Volando Solo
  7. Niños Perdidos
  8. Mi Perdición

Publicado el febrero 6, 2024 en Críticas Discos y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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