Lo principal que me llevo de esta ‘misión pública’ que realizo con este oficio, desde RockSesión a Twitter, pasando por los muchos años en Rock Estatal, haciendo entrevistas con público o más recientemente en las presentaciones del libro Poesía Básica. Extrechinato y Tú ensancha el alma es el inmenso cariño y buen rollo con el que, por norma general, celebráis que de vez en cuando podamos coincidir en algún acto o concierto. Fruto de ello, reconozco que a veces abruma la cantidad de presentes que me habéis dado en mano a lo largo de los años… Camisetas, vinilos, discos… ¡hasta una navaja albaceteña con el logo de Gritando En Silencio! En los próximos tres días voy a escribir de unos cuantos álbumes que he escuchado en estas semanas. En el caso que nos ocupa hoy se trata de un presente que me ofreció el mismo lector que me puso en la pista de Fito Mansilla, otro buen autor rockero de quien también escribimos en su momento y que es posible que tenga la suerte de que se me cruce en directo en próximas fechas. Javi Badillo juega en una línea similar aunque con un código que se acerca de más a territorios de Leiva y Pereza, aunque con un ingrediente emocional o frágil más acusado, aunque en los medios tiempos y el punto de música americana a veces le hacen rozar de manera tangencial ese universo. El disco salió a mediados del año pasado pero, explicadas las razones, bien merece su espacio en este julio en el que apuraremos contenido hasta el último día… Antes de entrar en los territorios festivaleros y descanso de agosto, entre The Juergas Rock Festival y Cooltural Fest. Vamos con Javi Badillo.