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La edad de plástico – Ramón de España

Desconozco si fue antes el huevo o la gallina pero La edad de plástico viene a ser la segunda referencia que lanza la editorial Efe Eme en menos de un año del polifacético Ramón de España (periodista, escritor, guionista, director de cine, etcétera…) después de que en enero saliera una magnífica reedición de su casi incunable En la cresta de la nueva ola, publicado de forma original allá por 1981. Aquello vino a ser como un testamento apócrifo de su labor como crítico musical aunque (hablo con conocimiento de causa) la cabra siempre tira al monte y eso es un veneno que es imposible sacarse de las venas por más que uno intente incluso diluirlo en partes alícuotas, o más, de alcohol. La melomanía ha seguido estando presente a lo largo de su vida y, ahora, como una guía de viajes de alguien que se ha buceado entre conocimiento e intuiciones, se recopila en La edad de plástico un centenar de artículos que versan sobre otras tantas bandas y artistas de distinto pelaje. Una historia muy personal de la música pop, nos advierte su subtítulo. Nos adentramos en sus páginas, disfrutamos, aprendemos y nos marcamos una playlist con un tema de los que destaca o incluido en alguno de los discos subrayados en cada caso. (Spotify nos birla la posibilidad de incluir “Kiss of no return” de Trevor Herion en el número 45 –la incluyo en el texto con enlace a YouTube-, así que paliamos su ausencia con la inclusión de Gavin Bryars, cuya canción es muy destacada en la entrada de Brian Eno).

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En la cresta de la nueva ola – Ramón de España

Más de cuarenta años han pasado desde que el periodista, novelista y guionista de cómic y cine Ramón de España se despidiera de manera más o menos oficial del periodismo musical. Lo hizo publicado un testamento apócrifo en cuatro actos bajo el título de En la cresta de la nueva ola. Un libro publicado por Icaria en 1981 que sirvió para fomentar el regocijo y deleite de la camada profesional de entonces, por aquello de que fue el único que se atrevió a gritar que el rey iba desnudo. Aquel joven crítico, que acumulaba apenas cuatro años en el sector, se despachó a gusto con los de dentro (artistas, bandas, discográficas, promotores) como con los de fuera (público), desparramó sois fobias estilísticas para vanagloriar a la (verdadera) nueva ola, señaló el que consideraba camino correcto frente a lo que denostaba, quiso mostrar que tenía su corazoncito fan con cinco ejemplos de “retratos  y fetiches” musicales y remató la faena con un relato corto de ficción de lo más provocador con lo que sería su hipotético grupo de rock. El libro, imposible de conseguir en su versión original, ha sido reeditado hace unas semanas de mano de Efe Eme, conservando toda su estructura y opiniones originales propias de un chaval de 24 años que se creía de vuelta de todo «cuando en realidad aún no había ido a ninguna parte», afirma y reconoce en la ‘Advertencia del Autor’, que sucede al fantástico prólogo introductoria de Juan Puchades. Con una mirada ligeramente compasiva pero la mente muy despierta se afronta la lectura de esta pequeña joya con la que no es necesario estar de acuerdo en su totalidad para disfrutarla (como casi con todo en la vida, ¿acaso estamos siempre de acuerdo con nosotros mismos?), que divierte y transgrede, y que focaliza males que todavía incluso siguen presentes, más de cuatro décadas después.

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