Sevilla Distorsión – Xulería
Si Derby Motoreta’s Burrito Kachimba definieron lo suyo como kinkidelia los de Sevilla Distorsión, a quienes os presenté en marzo de hace dos años con su álbum homónimo, lo califican de psyco cani. Sea como fuere, hay fuentes similares entre unos y otros. Aunque lo de la banda de hoy entronca más con las maneras de Tabletom, Pata Negra, Kiko Veneno o Chico Ocaña. También hay duende trianero cuando quieren emocionar y trueno cuando quieren conectar con los cánones más propios de ese rock andaluz, tan patrimonio universal como el flamenco. Originaria de los barrios de Triana y La Alameda, zonas de gran tradición artística de la ciudad de Sevilla, la formación la componen Jerónimo García Gozalbes (voz, guitarra española), Juan Rodríguez Rengel (batería), Pablo Donoso Lebeña (guitarra), “Lolo” Martínez Reina (guitarra) y Nicolás González Morillo (bajo). El recorrido de estos artistas viene desde Jerónimo García, quien tocaba en la calle en fiestas típicas flamencas y en locales con músicos de jazz y rock progresivo; pasando por Pablo Donoso que se formó en el jazz y el estudio de la armonía moderna con varios profesores de reputación nacional; mientras que Juan Rodríguez aprendió de las grandes bandas de rock progresivo como King Crimson. Sevilla Distorsión continúa la línea de reivindicación contracultural que les caracteriza y que entrelaza lo contemporáneo, el folclore, la tradición y lo alternativo. Esta entrega viene producida por Juan Medina y es «una declaración irreverente contra los cánones musicales actuales, haciendo gala de la fusión de géneros (lofi, neo-soul, rock y jazz) que caracteriza al grupo», nos guían.
La canción que da título al conjunto, “Xulería”, es la que abre la decena de nuevos cortes y lo hace con el aire vacilón marca de la casa pero con vuelos de ascendencia electrónica desde la base de batería disruptiva. Sobre el estribillo y en el puente destaca una guitarra eléctrica densa y las programaciones y efectos son sutiles o, al menos, sin llegar al universo de Califato ¾.
“Me La Suda” se inicia reposada y pronto se desvelará un armazón rítmico y arreglos que se mueven en variaciones de funk resultón en un despecho hacia cayetanos y sus novias. El piano tendrá un mayor protagonismo en la segunda parte del tema, con texturas más propias del jazz. En “Los Ciclos De La Luna” encontramos una rumba un tanto sui géneris, ya que el tempo es algo más lento, que se trufa de sutil psicodelia, un ritmo muy pautado y un motivo principal vocal que se irá haciendo cada vez más vívido.
“Mercedes Rosa” y “Llama A Los Bomberos” completan la primera parte del disco. En el caso de la primera continúa en maneras de psicodelia con unas sonoridades de guitarra muy setentera. Es una narración en la que el estribillo es apenas una continuación rítmica, una agitación entre la disertación sentida. En la segunda se juega con la agilidad y velocidad del rap de Eddie Coopermen o, lo que es lo mismo, Space Surimi, a quien el mundo del rock conoció con aquel “Yoni, El Robot” de Narco (aquí hay un pequeño guiño al “Más Gas” de Sugarless). El tema ironiza sobre las normas de los estilos musicales, por momentos cercano a O’Funk’Illo pero es una amalgama de distintos ambientes, hasta metalero y venido hardcore en la coda, en suma incatalogable.
La segunda parte del disco arranca con “Siempre En El Polígono”. Un tema con el que sacan pecho de la autenticidad marginal y psicotrópica. Vuelve a jugarse con las líneas de batería menos lineales y la distorsión tendrá un crescendo a la que quizá le falta algo más de vuelo y metraje para terminar de perderse en él. Algo que sí consigue “Flor De Luz”, uno de mis favoritos. Desde el arranque más sereno a un progresivo aumento de tensión instrumental que sí que acaba arrollando al oyente. Pero para corte abrasivo y epatante el de “El Pajarillxxx”, el más cargado de ‘mala hostia’ de la lista, tanto en la contundencia del sonido como la propia forma de atacar el texto por parte de Jerónimo. Aun con todo, también habrá espacio para un cambio de compás en la batería y un terreno más nebuloso en algunos tramos e incluso otro a solas de guitarra flamenca y voz. Con esta gente no hay linealidad en ni una sola canción.
Llegando a la orilla, “Ultravioleta” es el corte más King Crimson de la decena y las guitarras ofrecen una coda majestuosa con un doble e independiente solo, para mí la más trascendente del álbum. El cierre lo echa “El Pajarillo” que, efectivamente, es la misma canción que la octava, pero una versión más desnuda (deducible entonces que la original) con apenas guitarra y voz.
Amantes del flamenco, el jazz y la distorsión se deleitan en su fusión barroca de géneros en este segundo disco donde se aprecia algo menos de salvajismo pero el mismo gusto atemporal. De ellos dependerá hasta donde llevar el riesgo aunque, con lo que hay, ya es de lo más agradecido.
Lista de canciones – tracklist:
- Xulería
- Me La Suda
- Los Ciclos De La Luna
- Mercedes Rosa
- Llama A Los Bomberos (con Eddie Coopermen)
- Siempre En El Polígono
- Flor De Luz
- El Pajarillxxx
- Ultravioleta
- El Pajarillo
Publicado el mayo 14, 2024 en Críticas Discos y etiquetado en Críticas Discos, Sevilla Distorsión, Xulería. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.




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