Delobos – Cabal

Publicado por elchayi

Pespunteando la biografía oficial del grupo, situamos el inicio de Delobos en torno al año 2012, cuando Raúl F. Mingorance (guitarra) y Juan Soler (voz) se juntan para aullar después de los ensayos de su banda Tenpel. Un grupo a quien quisimos como explicamos en su momento y que vino a decir adiós con un disco en directo de despedida, Todo Gira y Vuelve, en 2015. De esta manera lo que pretendía ser un modo de saciar momentos de sed compositiva (ojo, que a Mingorance también le tenemos localizado en Veracrvz), terminó fraguando un proyecto en constante movimiento y que continúa como naturaleza indisoluble su constante metamorfosis. En su nacimiento, Delobos se presentaba como un dúo acústico, bebiendo del rock, blues y folk americano y poco a poco agregando nuevos instrumentos y perfilando su estilo. De hechos sus primeras grabaciones eran en inglés, en una manera de (quizá) separar conceptualmente lo que venían haciendo con Tenpel. Fue hace cuatro o cinco años cuando Delobos optó por pasarse al castellano. Hoy Delobos lo forman Raúl F. Mingorance en la guitarra, Juan Soler “Kantz” a la voz, Nacho Romero (Ex- Eliah Domus) a la batería y percusiones y Luis “La Melo” Fuentes (Turbolovers, Ex- Eliah Domus) al bajo. Manteniendo el espíritu orgánico del acústico, pero aportando a las canciones un nuevo carácter más vivo y potente Cabal es su segundo álbum de esta fase tras Prender (que, por cierto, tenía de portada una suerte de mandala rodondo que recordaba precisamente a la estética de Tenpel). Una música incatalogable donde todo es posible y en la que, contra pronóstico, consiguen salir victoriosos y, además, tratando temáticas como la salud mental y principios irrenunciables. Además del resto de formatos, sale en vinilo edición limitada con Spinda Records.

Cabal, cuyo artwork es obra de The Braves Church, ha sido producido, grabado y mezclado por Juan Blas en Westline Studios. La masterización se ha realizado en Tide Studio London con Martin T. En Cabal hay sitio para unos inesperados arreglos de percusión y vientos, además de para las colaboraciones vocales de Elsa Muñoz (Le Mur), Tina Sánchez (Dreyma) y Sidney Gámez (Sobrinus). A falta de más fechas anunciadas, Delobos estarán presentando el disco el 8 febrero en Zaragoza (Sala Creedence) y 10 de mayo en Madrid (Sala Siroco).

La variedad es tal que es posible que si escucháis el primer minuto de “En Venta” o “Vuelos”, las dos canciones de entrada, la melodía vocal y otros elementos te hagan pensar que estás en un disco de música urbana. Es un símil, una tesela más, que da a entender la amplitud del mosaico. En la primera, pronto la entrada de la banda al completo, con toda la distorsión y una estructura de batería muy visceral la que nos recoloca en la urgencia y el grito en la oscuridad, que no saldrá ya del disco. En cuanto a la segunda, las bases programadas y la afección en la mezcla contemporiza la convencionalidad haciendo que esa guitarra sucia que se expande entre las dos voces armonizadas tengan una riqueza infrecuente. Eso sí, la coda se hará cada vez más cruda en versos cantados en alaridos dolientes.

En “Iluso” es la batería la que comparte primer plano en el fraseo junto a la voz. En cualquier caso, nunca hablamos de compases lineales o convencionales, ya que la alternancia y lo disruptivo es marca de la casa. Un canto a lo efímero marcado por la madurez y las cicatrices de la experiencia. En “Dr. Manhattan” se combina la oscuridad usual con la explosión en la segunda parte de un tramo de densidad stoner, afilada, y unas palmas entre lo marcial y lo bailable.

En “Tóxicos” Kantz hace casi toda la presentación narrativa de la canción a solas. Poco a poco, como si fuera la parte previa de un funeral en Nueva Orleans, se van añadiendo los metales. El desarrollo del corte hará que se multipliquen las capas de distorsión, ligeramente difuminadas y con un final de ‘spoken word’ más recitado que cantado. La primera parte de disco se cierra con “Cautela”, que es lo más cercano a una canción rockera al uso a lo que se aproxima Delobos, con toques de metal alternativo noventero y hasta grunge.

“Saturno” abre la segunda parte con un ritmo ágil y más liviano en la batería, juguetón y con swing, mientras que el texto y la furia de la distorsión se encargan de darle el fuego. Es la canción donde encontraremos a Elsa Muñoz, de Le Mur, pequeña gran banda siempre recomendable. También “Disociar” juega en terrenos plásticos accesibles, sobre todo en la melodía y estructura del generoso estribillo, siendo quizá una de las mejoras canciones para ‘iniciarse’ en el disco.

Por su parte, eso del «cada vez más sordos» recuerda inevitablemente a Hora Zulú aunque la similitud acaba en el verso, ya que si los de Granada lo decían en canto de amor al escenario aquí Delobos lo hace en la incomunicación y agresividad entre iguales de la sociedad, “Homo homini lupus”, ya saben. “Ex profeso” y “Malavenida” son los dos temas extra añadidos en la versión digital del disco, que no se incluyen en el vinilo. El primero cuenta con la colaboración de Sidney Gámez con esa tesitura tan especial que demuestra en Sobrinus. Mención también especial para los vientos. En cuanto a “Malavenida”, se trata de un tema en el que ante todo prima un arraigo casi folk, pero hipervitaminado de distorsión.

El cierre lo pone “Lesiones”, un corte que despliega su fraseo con una melodía de guitarra subrepticia pero afilada y una melodía vocal que suena en el límite de la tormenta, que vendrá, a continuación, con la de Tina Sánchez. El estribillo, entre arabescos, con bien de distorsión metalera y esos guturales, la hacen mi favorita.

«El baile cósmico y decadente no nos da permiso, retuerce nuestros brazos colectivos. Si la dulzura puede vencer y vencerá, seguiré aquí mañana para darle la mano ayer, mi amigo, paz», rematan en su libreto.

Lista de canciones – tracklist: