Warcry – Daimon
Han cambiado los tiempos desde hace unos años con Warcry, la banda asturiana que voló e hizo volar tantas cabezas con ese incesante ritmo de producción de disco por año (al comienzo, incluso menos) o poquito más, con canciones repletas del que sin lugar a dudas ha sido el mejor power metal que se ha hecho en nuestro país jamás. Ya ¿Dónde Está La Luz? supuso en sí mismo una cierta apertura, que se hizo más patente en La Quinta Esencia y Revolución. El buscar letras más reflexivas y tempos más estilosos, en términos generales, les hizo bajar un poco las revoluciones para tornarse en algo así como un heavy más maduro, adaptado a la evolución también de ellos mismos como personas. Alfa fue el canto de cisne del ‘viejo estilo’. No significa que esas nuevas atmósferas fueran malas, sencillamente, esta vez ha costado más que el público acompañe las variaciones, como sí han sabido conseguir otros, quizá a partir de un nuevo nombre (Fito, Robe, etc). Ya desde Inmortal a Donde El Silencio Se Rompió pasaron cuatro años, que se incrementan a casi cinco y medio para este Daimon de imagen tan cercana al John Wick de Keenu Reeves (cinco con Momentos, el recopilatorio de baladas). Por el camino, una pandemia, un parón indefinido, el sorprendente regreso de anteriores integrantes de Warcry (Mon, Ardines, Ramil) con Víctor a la voz bajo el nombre de Adventus… Todo viene igual que siempre, con el citado Víctor a la voz inconfundible, con Roberto al bajo, Pablo a la guitarra, Rafa a la batería y Santi a los teclados. ¿El resultado?
Hay un dicho popular que dice que quien quiera escuchar siempre el mismo disco para eso puede volver a darle al play, pero también es comprensible que alguien esperara un ‘regreso al pasado’ con el anunciado regreso de Warcry y se sienta decepcionado con esta nueva entrega. Recaemos en la eterna polémica. ¿Si este fuese el disco de una banda novel se sentirían decepcionados? A buen seguro que no, porque las formas y las capacidades de la banda para adornar las melodías principales, las armonías vocales de Víctor, la facilidad con la que presentan una historia y la rematan en la misma canción, hacen que la calidad esté fuera duda. Es un muy buen disco de un heavy metal contemporizado, estiloso, empacado, intachable. El problema es cuando comparamos con obras del pasado ya hechas.
Lo que está claro es que no estamos ante un “quiero y no puedo”, sino ante un claro “no quiero”. A partir de ahí, se puede bajar del barco quien lo desee, o compartir esta nueva forma de sentir bajo el nombre de la misma cabecera que te hacía estar preparado para cualquier desafío con ‘El Guardián De Troya’ o ‘Dispuesto a Combatir’, que te hacía soltar lágrimas de rabia y decepción con ‘Señor’, ‘Un Poco De Fe’ y ‘Luz Del Norte’ o que te daba dar algún paso más con ‘Ardo Por Dentro’ o ‘Despertar’, hacerte bailar con el happy metal de ‘Tú Mismo’ o ‘Amistad’, erizarte la piel con ‘La Vida En Un Beso’, ‘Aire’ o ‘Nana’, además de generar sentimiento de comunidad con canciones como ‘Hoy Gano Yo’ o ‘Pueblo Maldito’.
Nuevos tiempos, nuevas décadas, nuevas formas de expresar y cantar. Particularmente, considero que ninguna de estas doce nuevas canciones está a la altura de los grandes mitos de su repertorio. Eso no significa, ni mucho menos, que no se pueda gozar el disco, entendiendo sus códigos. Y en este caso, partimos desde un título que viene a reflejar ese concepto de la mitología griega del ente que reside en nuestro interior y que guía nuestros actos y decisiones. Voz y eco oculto que Víctor ha dejado fluir en tiempos de pandemia, por lo que de ahí tiene su origen el tono ligeramente oscuro del conjunto. Dolor, rabia, condena, reafirmación en la personalidad y la pasión musical.
El disco fue grabado, como en los últimos tiempos, en los asturianos estudios OVNI con Daniel Sevillano y Pablo Menéndez a los mandos. La masterización se hizo en Euphonic Masters por Brad Blackwood, que atesora trabajos con bandas como Maroon 5 o Lamb of God, lo que le han valido tres Grammy. El diseño y arte corre a cargo de Daniel Alonso.
Con el mismo espíritu que las canciones iniciales de casi todos los discos, el álbum se abre con la canción de unión y reunión para hacer frente a los adalides de la sinrazón, ‘A Por Ellos’. Es sin duda y por lógica, el corte más belicoso y bullicioso de la lista. Ya de hecho las batería arranca con redobles y los teclados generando tensión. A diferencia de los ‘¡Que Vengan Ya!’ o ‘La Última Esperanza’ aquí el tempo se hace más pesado que veloz y se arranca con un tono mucho más bajo. El puente nos recuerda maneras del ‘Así Soy’ del disco anterior, mientras que el estribillo, como siempre rimado rápido y la corta, va ganando hechuras gracias a las sucesivas repeticiones y al añadido de sonidos cada vez más corpóreos.
‘Que Se Vaya’ empieza fuerte en distorsión pero se diluye para un fraseo vocal más limpio. Es un tema que refleja bien esa evolución de modernidad de la banda, en sutiles arreglos de teclas, sonidos de guitarra y algún filtro vocal. La canción es puro texto pandémico e hijo del confinamiento, con luminosidad en el estribillo y un piano más limpio en su continuación. ‘La Hora De Sufrir’ juega en terrenos oscuros que recuerdan incluso a ciertos toques de Megadeth en el riff inicial o, por derivación, al ‘Mars’ de Gustav Holst, que se repetirá más adelante en el puente.
Unas teclas limpias y unos arreglos orquestales nos reciben en ‘Para Siempre’, un medio tiempo con armazón endurecido que vuelve a ser una de esas canciones de gratitud a la música que siempre se cuela por los discos de Warcry, en este caso para el público (“juntos de la mano, cadenas forjadas de metal”) con un estribillo de melodía sencilla y armónica. En ‘Con Tu Luz’ siguen los agradecimientos, en este caso para el de pareja. El peso de la melodía recae en la ambientación de teclas, que también permite un ligero toque progresivo muy del tiempo del Alea Jacta Est. La primera parte del álbum se cierra ‘Desde El Dolor’, un emotivo canto de despedida ante la muerte de un ser querido, con esa mezcla de entereza y noqueo.
Empieza fuerte el siguiente tramo. ‘Como Un Mar’ nos ofrece un fraseo a la vieja usanza, incluso en la escala hacia arriba del puente. La canción es la más explícita de la vertiente social de toda la carrera de la banda, reclamando igualdad de derechos y de oportunidad, avanzar desde la lucha, acceso a sanidad, vivienda, “las diferencias no son país, color o identidad, la diferencia es no tener la misma opción a estudiar”. De lo social a lo más interior, ‘Ego’ es una suerte de ‘Digan Lo Que Digan’, no solo en la mirada de quien juzga y critica, sino en el dilema moral de uno mismo entre el bien y el mal, que resuelven con el corazón como brújula. Las formas musicales intentan reflejar con tino esa eterna electricidad mental.
‘Condenado’ destacará por un estribillo de corte ochentero, siendo uno de los cortes que rompe un tanto la homogeneidad, también por un tratamiento más protagonista de bajo en el momento que se queda a solas con el piano. ‘Orfeo’ será ‘la cuota’ de leyendas e historias del disco, abordando al protagonista de aquello de ‘la música amansa a las fieras’, en este caso concreto a Cerbero, el perro de tres cabezas de Hades. La canción es pesada y bastante oscura desde el inicio, con una muy teatral introducción musical. La pena del protagonista se verá plasmada en un intenso final.
Manejando con maestría los tempos, ‘Inténtalo’ viene a ser la canción optimista de la decena (aunque no lo parezca en sus primeros treinta segundos). Los años pasan, y por tanto lo descreído, es un optimismo desde la consciencia de las dificultades. Ya no es lograrlo, es intentarlo. El final viene de la mano de ‘Solo Sé’, una de las más aplaudidas desde la primera de las escuchas y en su recepción como single. Un tema en el que las normas implantadas en la niñez se rompen entonces y ahora para buscar la felicidad en la plenitud de ser uno mismo: “el niño de ayer vive aun en mí, es la ilusión para proseguir”.
Con esta nueva colección de canciones Warcry continúa ahondando en el argumento conceptual que ha trascendido siempre en su discografía, pero con unas formas distintas, acorde a otros gustos y otras necesidades expresivas.
Lista de canciones – tracklist:
- A Por Ellos
- Que Se Vaya
- La Hora De Sufrir
- Para Siempre
- Con Tu Luz
- Desde El Dolor
- Como Un Mar
- Ego
- Condenado
- Orfeo
- Inténtalo
- Solo Sé
Publicado el octubre 24, 2022 en Críticas Discos y etiquetado en Críticas Discos, Daimon, Warcry. Guarda el enlace permanente. 1 comentario.
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