Rulo: «Si no eres exigente contigo mismo puedes acabar haciendo el mismo disco y en peor»
El próximo viernes, 3 de noviembre, verá la luz 5. No hay secreto, será el quinto disco de estudio de Rulo y La Contrabanda y viene con la simbología de que son cinco en la familia, cinco en el grueso de la banda… «El número cinco simboliza la libertad, la curiosidad, dinamismo y vitalidad, el deseo de vivir aventuras y explorar nuevas posibilidades, como ha hecho Rulo con la composición y grabación de este disco», cuenta el texto promocional, con la producción de Paco Salazar y las mezclas de Bori Alarcón. La semana pasada nos emplazamos para la tarde de hoy para echar un rato de charla y confidencias varias, ahondando un poco en esa relación de confianza que emprendimos cuando decidió colaborar en el libro de Poesía Básica. Extrechinato y Tú ensancha el alma y, no sólo eso, sumarse también al álbum de fotos de ilustres posando junto a él. Diez temas que he venido escuchado en los últimos siete días y que, honestamente, me traen a un Rulo con menos presión y más natural que nunca (creo que la producción ha ayudado), aunque de todo ello ya hablaré a su debido tiempo cuando saque la crítica la próxima semana. Ahora os dejo con la conversación mantenida. «Empezando la promoción, tío, que estaba ahí oxidado socialmente en casa después de un año de parón y ahora me toca todo lo contrario. Después de mirar hacia dentro que es la composición y la grabación ahora toca defenderlo a la prensa y hemos empezado hoy. A las 19.00 tengo un encuentro con veinte fans de un sorteo que vamos a escuchar el disco juntos… Tú lo has experimentado con el libro al final acabas cansado cuando llegas a casa, cuando estás en faena ni te das cuenta… Y yo lo disfruto. A mí me gusta la promo porque al final casi que descubro el dicho que he hecho a raíz de las preguntas, ¿sabes? Porque tú lo haces, lo grabas y cuando la gente empieza a comentarte cuando también te das cuenta de cosas. Y al final a mí me encanta hablar de la música… De la música y de la vida, vamos». A eso vamos.
Este 5 llega cuatro años después de Basado En Hechos Reales, tu quinto trabajo en estudio (sin olvidar los dos directos) que lanzas como Rulo y La Contrabanda. Sé que los músicos sois los primeros críticos y los primeros que hay que quitaros el disco porque si no estaríais siempre cambiando algo… Además de todo eso, ¿cuáles son las sensaciones, expectativas, impresiones que te han quedado después de ver el retoño nacer?
Pues la verdad fíjate que llegó a casa el otro día el vinilo, le quite el plástico y aunque soy muy norteño y me cuesta demostrar emociones y tal… Me emocioné un huevo. Y son quince discos ya en toda mi vida. Siete con La Contrabanda (dos en directo) y ocho con La Fuga. Quince discos. Si mi sueño cuando tenía dieciséis años era grabar uno… Y, ¡joder! Por un lado mucha satisfacción, mucha alegría, tío. No te creas que por hacer más discos te acostumbras. No, no. No te acostumbras. Cuando acabas tienes la sensación de vació porque has dejado mucho ahí. La primera canción para el disco la compuse en el año 2020 y la última en mayo del 23, estamos hablando de tres años.
Es un tiempo extenso…
Cada vez espacio más los discos porque mi disco duro no está vacío. He publicado ciento y pico canciones y a veces estás con la composición en casa y dices “hostias, si esto ya lo he cantado y lo he compuesto y quedó mucho mejor que todo esto que estoy haciendo”. Entonces para conseguir una colección de canciones que me guste me sería imposible grabar un disco cada año o cada dos, totalmente imposible.
Al final es una cuestión de autoexigencia. Es evidente que hay quien no lo hace (o quizá es que no se da cuenta) pero está bien no perder esa perspectiva, por más que un artista tenga un sello propio, el hecho de no repetirse.
Es que me pasa, te soy sincero. Muchas veces estoy ahí en casa… Siento envidia, por decirlo de alguna manera, del que tiene veinte años y está con su primer disco y tiene el disco duro limpio y vacío con la hoja en blanco. Yo tengo la hoja en blanco del cuaderno del disco que voy a hacer pero tengo ya otros llenos de letras y de canciones. Si no eres exigente contigo puedes acabar haciendo el mismo disco y en peor. También como compositor tengo la inquietud de intentar no repetirme. La única premisa que tengo a la hora de hacer un disco es que las diez canciones no suenen iguales. Y ahí hay un trabajo de estudio de que si una canción la hemos llevado para un lado que la otra la llevemos a otro sitio. Porque creo en los discos como un recorrido. A mí me encantan Los Ramones pero como compositor no quiero que hacer un disco de canciones iguales. ¿Sabes lo que te digo, no? No quiero perder esa inquietud, como compositor es más enriquecedor. Si estoy pensando que voy a hacer el disco anterior porque tuvo mucho éxito y lo voy a copiar… Pues me faltaría gasolina para la ilusión, si esto ya lo he hecho. Al final es intentar… Por eso voy cambiando de productores, que al final es quien le da el último barnicillo. Al final es como si yo elijo la madera, la tallo, la pinto, pero bueno le da otro airecillo. A mi público le he acostumbrado a eso y creo que a la mayoría le agradece. Aunque también está la sensación de que si te repites todo el rato funciona como mejor, pero yo soy así. Tampoco es que le pegue bandazos a mi carrera, pero sí que quiero que las diez canciones de un disco sean diferentes entre sí.
En este caso la producción es de Paco Salazar y el anterior fue Thom Russo…
Así es. Iba a grabar la mitad con Paco Salazar, que es el único productor del que ya era amigo suyo antes de grabar, porque con Javi San Martín grabé muchos discos con él con La Fuga, y nos hicimos súper amigos de eso, con Carlos Rayas nos hicimos amigos (y vecinos) durante y después de la grabación, con Thom Russo nos hicimos amigos a raíz de ir a grabar a Los Ángeles con él. Y al final con Paco Salazar es al revés, es una persona que ya era amigo antes de producir con él. Como te decía, iba a grabar la mitad del disco con él y la otra mitad con Craig Ross, guitarrista de Lenny Kravitz, que ya grabó dos canciones en el disco anterior y que nos presentó un amigo en común, no es que seamos amigos pero también teníamos relación de colegueo. Me reuní con él en Madrid cuando vino a un viaje. Le dije que quería probar eso, la mitad con Paco y la otra mitad con él. Me preguntó si tendría algún problema para grabarlo en el estudio de Lenny Kravitz en Bahamas y tal, que tenemos el estudio cuando queramos… Imagínate, yo pellizcándome la oreja… Qué fuerte. Pero fíjate, grabé la mitad con Paco Salazar y funcionaban tan bien las canciones que grabé que me dije, vamos con todo el disco y al final se quedó lo de Craig Ross en asunto pendiente. Si es que si algo funciona, por muy atractivo que sea lo otro… irte a aprender y demás, pues al final la corazonada fue esa. Paco al final es un tío muy ecléctico. Te hace cosas súper comerciales o populares y luego de repente te un Fuel Fandango o grupos pop punk… Es más conocido por lo mediático que hace (Pablo Alborán, Melendi, La Oreja de Van Gogh) pero es de los más versátiles que he conocido en mi vida. Hay quienes se especializan y él tiene el poder de producir a gente muy ecléctica.
Sin ir más lejos la pasada semana escribía del último disco de Travis Birds que, precisamente, buena parte del disco lo ha producido él. Y no es que sea ecléctico a la hora de trabajar con distintos artistas, es que incluso al mismo artista le hace sonar diferente en cada canción que es también lo que buscabas. Porque 5 tiene canciones que suenan a banda de toda la vida, pero otras con algunos arreglos más contemporáneos, con detalles…
Eso es verdad, tío. Y escucho el disco y, bueno, fíjate. Lo he hablado con Juan Destroyer de la Heavy, que me entrevistó por primera vez con 18 años y me decía ahora, “joder, tiene ese aire fresquito que buscas en cada disco pero en todas te veo a ti”. Y al final eso es un piropazo. Por eso también me cuesta elegir singles para elegir, si es que yo sacaría los diez singles a la vez. Porque tienes “Confeti” o “A Lo Bonzo” que son las más rockeras del disco, pero no tienen nada que ver con “Cuestión De Fe” que es una canción que es de las que más he dirigido yo porque le dije a Paco cómo quería que fuera. Estaba inspirada en las misas góspel, pum, palma, pum, palma. Ese rollo hipnótico. Y es una canción que no tiene una batería real. Lo demás si está tocado. Le dije que quería eso hay en plan demo con el ordenador. Al final es la primera vez en mi vida que una canción no la trabajo cruda con el productor. Le dije es esto. Bueno pues comparas “Confeti” con “Cuestión De Fe” y son dos mundos. Está la voz que lo unifica todo, claro, pero se puede pensar que son dos proyectos diferentes. Luego al final a uno le gustará más una cosa u otra, pero a mí público le he acostumbrado a eso. Me lo acepta. Y creo que lo agradece.
Bueno, es que al final es lo que decíamos, es una relación larga de confianza y también hablamos de un público que sabe elegir, escuchar y discernir, que no es estamos hablando de esa masa gris que no distingue más allá de las listas de éxitos que le hace el algoritmo. Fíjate lo que es el lenguaje de la música, en mis notas tenía apuntado sobre “Cuestión De Fe”: texto redentor, piano entre americana y góspel, conexión conceptual con “Lo Niego Todo” de Sabina.
Es una canción muy confesional y fíjate, no me habían dicho lo de “Lo Niego Todo”. Sí que me habían dicho, quizá con más acierto que la tuya, que está muy bien tirada también la verdad, si al final se nota de donde he mamado y siempre he sido un músico de decir mis fuentes, que parece que un grupo no puede decir sus fuentes porque como que eso le resta personalidad y creo que no, porque al final todos las tenemos y he rendido pleitesía a todo lo que escuchado de niño y me ha marcado… Pero en esta canción me decían que era muy John Lennon, y son cosas que te das cuenta después que te descubren las cosas, que decía “no creo en los Beatles, no creo en nada, solo creo en mí” (se refiere a God, tema grabado con Plastic Ono Band). Pues es verdad, sí que tiene de Lennon y es que al final todo tiene de todo.
Al final la música se conecta en vasos comunicantes. El propio Sabina, además de Dylan, que puede ser el más reconocible, también tendrá, consciente o no, cosas de Lennon (recuerdo ahora el tema “Ey! Míster Lennon” que escribió para Ana Belén o la leyenda del billete que le dio George Harrison cuando actuó en un bar en su exilio en Londres).
Sí, sí. Si al final es que “Lo Niego Todo”… si alguien había negado todo antes fue Lennon en esa. Si es que al final cuando tienes confianza en lo que haces y no te da reparo decir de dónde has bebido, lo que has escuchado… He escuchado muchísima música en castellano de gente que cuidaba las letras: Extremoduro, Rosendo, Antonio Vega, Los Secretos, Bunbury, Héroes… Siempre lo he dicho y de todos ellos hay reminiscencias en mi música. De haberlos escuchado, lo que escuchaban en mi casa… La Creedence que era el grupo preferido de mi padre, la época heavy que tuve cuando era más joven… Está en mis canciones. Tuve mi época también de muchos cantautores, con la explosión aquella con Pedro Guerra, Javier Álvarez, Silvio Rodríguez, Aute… Todo eso está ahí seguro. Y muchas veces lo descubres después de publicar. Qué bonito es decirlo y rendir pleitesía y decir, joder, cómo no va a salir eso en tu música.
En este disco hasta de manera explícita citas “Dancing In The Dark” de Bruce.
Pequeños homenajes que te permites. Ahora estoy hablando contigo en el plano de músico compositor, pero yo soy oyente, fanático y no digo mitómano pero soy muy fan de mucha gente. Cuando canciones mencionan otras canciones o lugares muy concretos me gusta y si puedes hacer un humilde homenaje a discos que has escuchado mucho o artistas que has visto mucho en directo como es el caso de Bruce, pues joder, lo haces. Las canciones te llevan a lugares y esa referencia en “Tu Mejor Versión”, que fue el primer single, habla de un viaje que hice con Eme, mi pareja, de Los Ángeles a San Francisco, dejando el mar a la izquierda, que es la Autopista 1, y paramos en un pueblo a hacer noche de estos que no tienen hotel y paras en un sitio y el único bar del pueblo que hay abierto hay un billar, entras y suena esa canción. Es imposible que cada vez que escuche “Dancing In The Dark” no me lleve a allí ya. Es el poder de la música, maravilloso. Lo inmortalizas y lo metes que al final también ha estado en mi vida siempre, muy presente.
Decía antes que habían pasado cuatro años desde Basado En Hechos Reales y en este caso quizá, más allá del tiempo, habría que decir aquello de con una pandemia de por medio. No sé hasta qué punto este disco, o alguna canción, está gestado en ese caldo de cultivo de una situación que todos tuvimos que vivir y pasar por primera vez.
No lo creo. Yo creo que si alguien no ha habitado en este planeta en esos años y ahora escuche este disco piense que ha pasado algo tan heavy como aquello en ese transcurso del tiempo. Pero sí quiero pensar que de otra manera sí subyace por ahí, porque al final tú eres lo que te pasa. Todas las caricias que te ha dado la vida y todos los arañazos que te ha dado la vida y eso acaba en tu obra. Pero una canción como tal no hay, ni que hable de algo ni de cuando estaba desquiciado en casa porque había sacado el disco y se jodió la gira. Pero explícitamente no.
Quizá la consecuencia sea lo que tú has comentado, la experiencia que te llevas al final hace que las personas que se dedican a escribir a la composición, se intensifica la percepción de emociones, esa manera de sentir que quien se dedica a la creación lleva a flor de piel. Aunque, ya sabes, que íbamos a salir mejores pero al final a la hora de la verdad la mayoría sigue igual que siempre.
O incluso la portada fíjate. Igual esta portada no la hubiese hecho nunca antes de la pandemia, el miedo a mostrarte tan desnudo. No ya el miedo al desnudo de las canciones sino desnudo y frágil en la portada. Nunca sabes, quizá no lo hubiera hecho. Sí que creo que todos sacamos nuestro mejor lado ahí… todos pensamos que nos podía pasar a nosotros. En cuanto la gente ha visto que ha salvado el culo todo el mundo ha vuelto a individualismo total. Aunque eso yo no sé si es la pandemia o las redes sociales también. La gente es “yo, yo y yo”. A veces no hay mayor cura de humildad que tener hijos. Cuando tienes hijos ya no te miras tanto el ombligo. Primero miras el ombligo del de al lado y si tienes tiempo ya miras para el tuyo. Si algo te ayuda a no dejarte llevar por el individualismo es tener hijos. Es una buena cura de humildad.
Pero Rulo, también hay gente muy indeseable y malas personas que tienen hijos. Esos no se han curado.
Joder, es verdad. Pues ya me he quedado sin argumento (risas). Bueno, al final yo creo que como sociedad no hemos salido reforzados, para nada.
Para entrar en el bloque final, tienes firma de discos ahora en noviembre, pero la gira no empieza hasta febrero del año que viene. Siempre dejando un poco de margen.
Creo que lo he hecho así en mis tres últimos discos. Uno va aprendiendo a base de errores y comete nuevos pero intenta evitar los mismos. Yo siempre intento hacer un año de parón, sin tocar, para desaparecer, escribir, también dar descanso al público y luego te pillan con más ganas. Por mí no descansaría nunca, que mi madre me lo dice, pero para qué paras de tocar si es lo que te gusta y encima te pagan… Mamá, te lo explico todos los discos (risas). Es una manera que tengo de trabajar, alejarte de lo que te gusta para luego volver con ganas. Cuando ves a bandas que no paran jamás se les nota o, al menos, se nota cierta fatiga. No hay perspectiva que da alejarte. Me gusta centrarme en las nuevas canciones y no estar pendiente del viernes meterme en la furgo. Y ahora porque la gente tira de pre-order solo hacemos cuatro firmas pero antes que lo mismo te juntabas con doce o quince ciudades con sus respectivas entrevistas por la mañana y por la tarde firmas, hablar… Y al acabar, pum, empezabas a tocar y muchas veces llegaba al inicio de gira de la voz porque si de algo se cansa la voz es hablando, cantando no. Es tremendo. Ahora aprendí que hago las promos, dejo descanso, preparamos la gira, el público se ha podido oír el disco, interiorizarlo… Luego es una gozada tocar las canciones del nuevo disco y que se las sepan todas. Si sacas el disco y a la semana estás en el escenario es casi egoísta a la semana estar tocando cinco temas nuevos. Estás jodiendo al público casi.
¿Cómo la has planteado en cuanto a sonido y demás?
Pues somos los cinco. Siempre digo que tengo cinco razones para que el disco se llame 5. Y una es que el grueso de la banda somos cinco. Alguna vez hemos llevado un sexto contrabandista que digo yo que ha ido cambiando, pero el grueso somos cinco. Este disco estuve dudando pero no podía ser de otra manera. El sexto hombre que te ayuda con las teclas, te mete coros… Pero al final dije que no. La banda sonó tan bien y tan empastada en la gira pasada con cinco que no me he arriesgado a meter un sexto elemento. Hay hueco para todo. A veces voy a ver a bandas que tienen tantos músicos que, tío, no hay espacio para que se diferencien los instrumentos, que muchas veces es un muro y la voz. Estuvo dudando, pero será así.
¿Vas con disco nuevo entero?
Hombre, disco nuevo entero o no, pero las presentaciones he querido que sean en salas que es donde más disfruto, donde mejor se puede rodar la banda porque llevamos mucho tocando juntos pero ya se suma más de un año sin tocar. Las salas te permiten tocar alguna canción nueva más. No he hecho el setlist pero no soy un desubicado, no me voy a ir a un festival a hacerme todo el disco y soy consciente que en las salas va un público más fiel y puedes tocar alguna más. Si a mí me dijeran que mañana tengo el último bolo de mi vida yo no te elegiría el Wizink, que estuvo muy guay en enero, que metimos nueve mil y pico personas y fue la hostia. Pero si tuviera que elegir elegiría La Riviera o Razzmatazz. Porque son sitios donde la música cobra protagonismo que en un gran recinto también pero la balanza de show y música está equilibrada, en una sala gana la música. Vamos a hacernos nueve salas en las que he trabajado mucho, que ya los conozco a todos menos a los camareros que muchas veces es el personal que más rota. Es tocar en casa. Ya tengo una carretera como para jugarme el pellejo en un Wizink para arrancar. No quiero tener esa presión del hay que apretar promo porque no va muy bien o vamos a hacer tal… No quiero. Y aunque vaya bien la anticipada… pueden salir más cosas mal. Cuanto más grande sea el escenario más cosas te pueden fallar. En una sala es muy fácil, es muy guay.
Es que haciendo balance, tienes quince discos y eso que eres todavía jovencísimo, y me interesa decírtelo así porque eres un año mayor que yo… (Risas conjuntas) Pero objetivamente es que es muy probable que te queden todavía más años de carrera por delante de los que llevas. No sé si en algún momento te paras y tomas perspectiva.
Dios te oiga, aunque soy ateo. Ojalá sea así. No soy viejuno, pero soy veterano. Empecé muy pronto. Igual para llegar a quince discos lo normal es entrar en la cincuentena o más. No lo sé. No vivo del pasado. O sea, ni siquiera me quedo con el último concierto, saboreo lo de esa noche, porque soy muy disfrutón, no soy atormentado para eso. Si hay algún problema en el bolo no me suelo rayar… Intento mejorarlo para que no vuelva a pasar. Pero no es que no viva del recuerdo de lo de hace veinte años o diez, pero es que ni de lo que hice el concierto pasado. Siempre miro en lo siguiente, lo siguiente, lo siguiente y a veces es verdad, joder, que mola pararse a pensar. Me paré a pensar cuando hice el libro de Tres Acordes y La Verdad, que ahí nos frenó la pandemia a todos y con mi amiga África Egido miré para atrás. Joder y dice coño, la vida me ha arañado y me ha acariciado. Entonces solo puedo decir como la canción de Mercedes Sosa, gracias a la vida que me ha dado tanto.
Tú mismo hace esa misma reflexión con el mar, que araña y acaricia a la roca.
Es así. Y me siento muy afortunado. Porque yo siempre he dicho que lo mejor que te puede pasar de los veinte a los treinta años es tener una banda en tu vida, es lo mejor. A partir de cierta edad se torna a ser una utopía. Ley de vida. Cuesta decirlo y ahora lo digo a la ligera, pero cuesta un huevo asimilarlo. Pero soy muy consciente de que mucha gente que rompe con su banda lo tiene difícil. Gente en solitario que haya roto con su banda… Es difícil. Yo ya le he dado dos veces a la bola extra, tío. Me siento muy afortunado. No siempre pasa. Estadísticamente la gente que sale de una banda, más rebotado o menos rebotado, los que luego han podido hacer carrera somos muy pocos. Rosendo, Bunbury… La gran mayoría no les ha ido bien. Me siento afortunado de haber hecho carrera y de tener un público que le da la oportunidad a todo un disco. ¿Sabes lo que te digo? Que tocas en un festival lleno de gente para 20.000, pues evidentemente toda esa gente no es tu público fiel, pero el que llena la sala, te llena el teatro, se compra tu disco… Ese te da una oportunidad a todas las canciones del disco. Me siento muy afortunado, no tengo que vivir en la tensión de hacer una canción hit y nueve de relleno. Me tengo que currar el disco porque a mí mi público me pide lo más difícil que es canciones. Vuelco lo que siento y es lo que quieren.
Sin éxitos de usar y tirar.
Eso es tío y eso cuesta un huevo. Diez canciones que me gusten me cuesta muchísimo.
Te dejo ya que descanses cinco minutos al menos antes del encuentro con los seguidores que tienes ahora.
Nada tío, tranquilo. Non stop y lo que toca es propagar el disco.
Nos emplazamos para una posible coincidencia en el concierto de Industrial Copera en Granada (Andalucía todavía me resiste, apunta) y brindamos por seguir cruzando caminos en los próximos años.
Publicado el octubre 30, 2023 en Actualidad y etiquetado en 5, Actualidad, entrevista, Rulo, Rulo y La Contrabanda. Guarda el enlace permanente. 6 comentarios.








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