Cecilia – Cecilia (1972)

En varios momentos de la biografía de Mari Trini escrita por la cantautora Esther Zecco de la que os conté esta misma semana y que me acompañó en parte del viaje a Madrid para ver a Robe se hace mención explícita en muchas ocasiones a Cecilia como, junto a la protagonista de dicho libro, los dos ejemplos de mujeres que simbolizaron valentía e independencia en unos tiempos en los que no era sencillo abrirse camino en un mundo monopolizado y dirigido por hombres. De hecho, la narración de Zecco recrea la llegada a casa de Mari Trini, en el momento en el que suena el teléfono y le informan del accidente de tráfico que se llevó por delante la vida de una artista multidisciplinar (escribía, pintaba, hacía composiciones en varios idiomas…). Las carreteras de España, en las que cada año mueren cientos de personas y que, en lo que a la música se refiere, nos ha cercenado a talentos irrepetibles como Jesús de la Rosa de Triana, Nino Bravo, Bruno Lomas, Eduardo Benavente de Parálisis Permanente, Tino Casal, Canito (cuyo concierto de homenaje está considerado como el inicio oficioso de La Movida) y, aunque ya retirados o en la parte final de su carrera a otros como Patxi Andión o Manolo Caracol. Una lista que, por desgracia, no termina aquí, pero es un reflejo claro del riesgo que siempre ha representado volver de una actuación a deshoras, aunque también es cierto que el riesgo en la conducción no entiende ni de relojes ni de lugares. Y si no, que se lo digan a los integrantes de Supersubmarina, que tuvieron su accidente fatal a muy pocos kilómetros de llegar a su Baeza natal. Como dije con Mari Trini, aquí siempre nos ha gustado tener un respeto a mayores y no había mejor semana que esta para recordar a Cecilia con la crítica remember de los viernes.

Además de alimentar la lista negra de los difuntos en el asfalto (lo suyo fue el 2 de agosto de 1976 al chocar contra un carro de bueyes en el pueblo zamorano de Colinas de Trasmonte, cerca de Benavente), Cecilia también forma parte de otra relación luctuosa como la de los fallecidos a los 27 años, donde figuran, ya saben, Jimi Jendrix, Jim Morrison, Brian Jones, Robert Johnson y otras dos mujeres totémicas, como Janis Joplin y Amy Winehouse. (En el caso de Amy y Kurt, posteriores, claro).

Cecilia (nacida como Evangelina Galanes Sobredo) era hija de dos diplomáticos españoles y, por ello, tuvo una infancia viajera y educación itinerante con escalas en Inglaterra, Estados Unidos, Portugal, Argelia o Jordania. Claro, no hay como ver mundo como para salir de la pazguatería anquilosada de la dictadura franquista y, por ello y pese a ella, sus canciones rezumaban una fuerte fragancia a protesta, tanto desde el punto de vista social como en la más esencial de la mujer y, finalmente, el ser humano per se.

Solo dejó tres discos en vida. Este debut, Cecilia, publicado en 1972 tras un par de epés iniciales, un segundo Cecilia 2, en 1973, y el conocido Un Ramito De Violetas de 1975 que la catapultó de manera definitiva. En los meses previos al momento de su muerte, a la vuelta de un concierto en Vigo, se encontraba trabajando en un disco con el que musicar textos de Valle-Inclán.

En la segunda mitad de los sesenta y los setenta, en España había tres escuelas de cantautores. Dos propias y una exportada. Por un lado estaba la larga relación de artistas italianos cantando en español, estaban los españoles que (aunque después abrieron el foco) partían de la escuela francesa (Luis Eduardo Aute, Joan Manuel Serrat, la propia Mari Trini) y los que venían más del mundo anglosajón, como es el caso de Cecilia. De hecho su debut tendrá dos canciones compuestas en inglés (que usaba indistintamente) y una versión de un tema de los Beatles.

Llama la atención la foto de portada en la que Cecilia aparece con su mano derecha enfundada en un gigantesco guante de boxeo, como si por un lado quisiera demostrar que no rehúye la pelea y, por otro, que tuvo que pelear muchas decisiones sobre sus canciones para poder grabarlo.

“Fui” es la encargada de abrir la docena de temas de un disco que contará con guitarras de Julio Seijas y arreglos de Juan Carlos Calderón (muy serratiano, por tanto) bajo producción de José Luis de Carlos y que muestra ya un punto de ruptura clara al narrar en primera persona la amargura de la amante de una noche, pero con una poética e intensidad abrumadora («Seré un instante de ayer / Un silencio en tu piel / Una sombra quieta / Un día en tu pasado / Una caricia vieja»).

“Dama Dama” será uno de los éxitos transgeneracionales de Cecilia y que tiene una narrativa bastante similar a algunos ejercicios de estilo que posteriormente hará Sabina o de los que manejaba el propio Serrat, con el añadido de repartir mandobles a la hipocresía burguesa de una supuesta alta sociedad en la que, precisamente, se movía su propia familia. Con esta canción tendrá el primero de varios encuentros con la censura de la época puesto que tuvo que cambiar «Puntual cumplidora del tercer mandamiento, / algún desliz en el sexto» (el que dice no cometerás actos impuros) por «algún desliz inconexo».

“Señor y Dueño” parece embeberse de poesía Santa Teresa, pero encerrando una sensualidad intermitente. Es en este tema en el que primero llama la atención la concreción de las canciones, que no se pierden en muchos devaneos instrumentales, despachando más de uno en menos de dos minutos. “Mi Gata Luna” es la historia del entierro de una mascota, pero la producción y los arreglos son tan turbadores que casi parece una invocación casi alucinógena.

Como su propio nombre presagia, “Llora” es una de las grandes joyas ‘escondidas’ del álbum. Una historia de soledad y de sueños alimentados tan solo por la idéntica espera del paso de los días. «Sentada en la escalera. / Esperando sueña. / Soñando espera. / Tan siquiera dueña de su propia vida».  Arreglos de cuerdas para el aire señorial y pomposo de “Portraits and Pictures”, la primera de las canciones en inglés.

“Al Son Del Clarín” abre la segunda cara con un infrecuente crescendo de volumen a partir del estribillo que es el corolario de otro nuevo dardo a la aristocracia y a los matrimonios por interés: «Al son del clarín tan solo baila el que quiere. / Al son del dinero dime quien no se mueve», aunque se guarda el as en la manga desvelador, «Ahora al final, después de jugar, / las cartas puestas en la mesa. / Más de dos se llevarán una sorpresa, / que de dinero y santidad / la mitad de la mitad».

“Canción Del Desamor” es una cruenta cura de realidad ante la vida de amor vacía («en el fuego de mis sueño, / te veo así, / viviendo sin querer vivir») con un desempeño instrumental más folkie y de nuevo con algo de ensoñación hippy. “Fauna” viene a ser el toque humorístico que todo cantautor formal se permite de vez en cuando y lo hace con unos impecables símiles de animales con personajes arquetípicos (cuervo-cura, cotorras-señoras burguesas, pájaras-las jóvenes que nos como ellas, gallina preñada, gallo preocupado… pavo real, urraca, alondra, cuco o buitres completan la estampa.

Frugal y grácil se presenta la sucinta “Mama Don’t You Cry” donde, casi por la tonalidad empleada, se puede inferir que puede ser una de las primeras composiciones juveniles de Cecilia. Llegamos al final de los temas firmados por Cecilia con otra gema, “Nada De Nada”. Un texto que, pese la doliente retahíla autodefinitoria, esconde un reflejo de orgullo y entereza cada vez que entona ese «Nada de nadie».

El cierre viene con su particular adaptación de “Dear Prudence” de The Beatles, convertida aquí en “Lost Little Thing” y que refuerza ese carácter afilado y urgente del tema original con una mayor concesión sonora y temporal. La fuerza de metales y bajo suenan totalmente vigentes.

Un recuerdo para Cecilia de la que, como muchos de los artistas abruptamente interrumpidos, nunca sabremos hacia dónde podría haber evolucionado con el paso de los años.

Lista de canciones – tracklist:

  1. Fui
  2. Dama Dama
  3. Señor y Duelo
  4. Mi Gata Luna
  5. Llora
  6. Portraits and Pictures
  7. Al Son Del Clarín
  8. Canción Del Desamor
  9. Fauna
  10. Mama Don’t You Cry
  11. Nada De Nada
  12. Lost Little Thing

Publicado el mayo 31, 2024 en Críticas Remember y etiquetado en , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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