A diferencia de otras ediciones, donde se podía vislumbrar más agrupaciones punk, rock, rap o metal rap, la mezcolanza en los días ha sido el denominador común en la undécima edición de The Juergas Rock Festival. Eso ha permitió a los asistentes repartirse descansos y asistencias de forma cómoda (admitámoslo, es complicado estar en todos de principio a fin, más todavía con unas temperaturas tan altas y cuatro días de mandanga). El del jueves quizá sea el de mayor heterogeneidad y, quizá por eso, uno de los más entretenidos. Además, en lo personal, tenía el pequeño triunfo moral del “regreso” de Hora Zulú al festival, donde no pisaba desde 2019. Saludé a la banda antes de comenzar y nos pusimos al día en el futuro más inmediato. Siempre un placer. Nosotros nos trabajamos a Hora Zulú, Kaótiko, Non Servium, Lendakaris Muertos y Los De Marras (FOTOS: Juan Jesús Sánchez Santos para RockSesión, menos Los De Marras) y también actuaron Manny Calavera y O’Funk’Illo en el escenario Agustico y Skindred y Gomad & Monster en el principal (FOTOS: Organización).

Al grito de guerra de rock & mezcal, Manny Calavera es una banda madrileña que con dos discos en el mercado recogen el espíritu de bandas como La Pulquería y su spin off Huracán Romántica para hacer una particular revisión del cancionero mexicano a ritmo de espídico rock and roll. Una fórmula aparentemente fácil pero que exige unos niveles altos para que la cosa no quede demasiado cutre ni descontrolada. En ese trabajo, sus tragos de tequila se encargaron de abrir la tanda de viernes. Me quedé con las ganas de verles pero por logística era complicado. Recogieron el testigo los archiconocidos O’Funk’Illo, siendo para muchos la primera oportunidad de ver a Chus Ticia (Ciega) a cargo de las voces ante la ausencia prolongada de Andreas Lutz. Con más músicos y energía renovada pero seguro que con la misma fidelidad de los suyos que siempre. Os dejo fotos de ambos como testimonio de su paso por Adra.

Y es que el inicio de tarde, como apuntaba, era para compartirlo con Hora Zulú que volvían al Juergas lejos de la nocturnidad, abriendo a las seis de la tarde. «Paco, esto es el rocanrol, tocamos a las seis de la tarde y a las nueve ya estamos en casa durmiendo». Y es que las conversaciones de Aitor Velázquez con Paco Luque a lo largo de la historia de la banda dan para libro. Bueno, conversaciones, lo gracioso es que Paco solo responde con caras por lo que el toque cómico está más que asegurado y forma parte del espectáculo de una banda que siempre dio donde duele y emocionó a base de excelentes versos de Aitor, magníficos ritmos de Cordovilla, acompañado en los últimos tres años por Manuel Romero, y los fuegos artificiales de las seis cuerdas de Luque. “Cave Ventum” alzó el telón con la solemnidad precisa, para seguir con el lamento flamenco de “Mis Barraqueras”, la machacona “Tango” y la plasticidad de “Toma y Obliga”, con la que llegaron los primeros problemas con el micrófono que finalmente tuvo que ser sustituido. «Lo robao sale caro, Paco». Una señal que presagió la dificultad de una tarde poco lucida pero de mucho pundonor, ya lo cantan “Y No Protesto”, como tampoco «esos senegaleses que trabajan en los invernaderos, que no se quejan» a quienes dedicó “El Niño De Fuego” del proyecto Miraveh, del que hay prometido un volumen dos que se cocinará poco a poco. Del amor y otros demonios versaron las siguientes (como todas, en el fondo) con “De-Que-Rer-Ser”, con su final imposible, “Beautus Ille” pidiendo paz en la tormenta o “Tientos” y su lapidaria conclusión. Para los teóricos bises todavía restaban “Agua De Mayo”, “Camarada”, “Andaluz De Nacimiento” y un “A Ver Si Me Entiendes” en los que nos quedamos sin la furia de guitarra de Luque por avería y por imposibilidad de arreglar el estropicio a tiempo. No hay mal que por bien no venga, le dio al tema una sonoridad distinta, pseudo acústica, que Velázquez, Cordovilla y Romero salvaron con solvencia.

Kaótiko salió a morder y ofreció una de las mejores actuaciones de la edición de este año y de las que les recuerdo. Comunicativos, divertidos y muy certeros, desde la entrada en “El Circo”, pasando por “Chihuahua”, la añeja “Ansiedad”, el recuerdo a ausentes de “Mi Inspiración” o las definitorias “Adicto” o “Fuera De Juego”. Buen sonido en todos los frentes y un público que respondió de forma progresiva a una actuación que pintaba a órdago desde bien pronto. “Oh Caroline!”, “Barrio De Latón”, “Psycho” y la sonoridad italiana de “Su Falso Mundo” alzaron el listón antes de otra generosa descarga final con tótems de su discografía como “Preso 2023” y “Mi Mejor Colega” o la versión habitual del “No Somos Nada” de La Polla Records. Aunque el grupo No Potable hizo una especie de himno oficial a The Juergas Rock Festival, el oficioso pasa por ser el “Juerga” de Kaótiko, cantado a pleno pulmón antes de “Paranoia”, “Rico Deprimido” y el alarde final con “Otra Noche”, que rubricó un triunfo absoluto.

Skindred venía avalado por el brutal éxito de su Smile, su octavo disco, que se situó en el número dos de ventas en el Reino Unido y que recibió el apoyo de bandas tan contundentes como Metallica, Rage Against The Machine o Disturbed. Fueron cabeza de cartel el pasado mes de marzo en Wembley Arena y acumulan ‘soldout’ por todo el mundo. Para los jóvenes del lugar hay que apuntar que, si la han escuchado en algún tiktok, la canción “Nobody” es suya. Dejo por aquí foto de testimonio de su paso por The Juergas.

De Non Servium poco se puede decir que no sepamos ya. No hacen prisioneros. Van a la yugular con la lija rozando fuerte. Y, por eso, cada concierto es una celebración para su amplia y fiel legión de seguidores, que viven su música con una pasión por encima de la media, con una salvaguarda de autenticidad que se deja sentir en decenas de tatuajes, botas, estilos y bengalas. “Criatura” abrió las hostilidades y no hay ambages ni dobleces desde títulos tan expresivos como “Ratas”, “Violencia”, “Todos Al Suelo” o “Punks, Skins”. Atronadores como siempre pero con corazón entre tanta bilis y rudeza, tocaba el “Resurgir” de “Los Demonios De La Noche” para invocar a “El Espíritu del Oi”, que preludió el consabido final de “A.C.A.B.” y “Torpedo”, siempre sobresaliente. Hace tiempo que han ganado la batalla del debate en torno al ‘purismo’ del género a base de música. Aunque, por si acaso, siembre habrá un recado para quienes les señalan.

Bastaría con sacar a relucir por aquí la treintena de coplillas que se marcó Lendakaris Muertos para imaginarse la colección de risas, cánticos y delirios provocados, pero es que lo de estos chicos es de traca. Como muestra de su corrosivo humor queda la dedicatoria del concierto, que reparte malestar en multitud de direcciones: «Se la vamos a dedicar al único personaje ilustre que ha salido de Adra, La Veneno, que si viviera estaría participando en los Juegos Olímpicos», en plena polémica por lo ocurrido en el combate de boxeo entre Imane Khelif y Ángela Carini. Pues ese es el tono que cualquiera conoce de los Lendakaris, que son capaces de ofender por igual a enemigos irreconciliables mientras ellos ríen, corren, repiten riffs y acordes y descerrajan estribillos duplicados a diestro y siniestro. A diferencia de otros conciertos de mayor metraje, limpiaron los temas menos pegadizos y fueron a tiro hecho. “Estamos En Esto Por Las Drogas”, “El Último Txakurra”, “Cóctel Molotov Al Chivato Del Balcón”, “Fuimos Ikastoleros”… La apropiada “Cómeme La Franja De Gaza” (otra que da palos en todas las direcciones), como “Héroes De La Clase Obrera”, “Centro Comercial”, “Veteranos De La Kale Borroka”, “Pablo Echenique” y otras tantas. No faltó ‘la Roja’ en “Gora España”, la melódica “El 4K Se Llevó A Mi Chica”, la bakala “ETA, Deja Alguna Discoteca”, la dupla “Modo Dios”-“Modo Diosa” y ese “Oso Panda”. En todo el camino, Aitor para arriba y Aitor para abajo cantando con el público. No son modos, son alardes.

Lo he escrito ya en alguna que otra ocasión, Los De Marras jamás podrán engañar a nadie. Los De Marras es coger un corazón, meterlo en el reproductor y darle al play. Todo lo que escucharemos será pura transparencia. El mayor o menor grado de visceralidad, la mayor o menor cantidad de poética vendrá determinada más por el estado de ánimo en el que fueron escritas las canciones que en un intento impostado de nada. Con ellos no hay ni trampa ni cartón. Eso es así desde su nacimiento y el público ha sabido verlo en una última década de escalada progresiva. Se han ganado el derecho de ser unos “fijos” en muchos festivales y The Juergas Rock es uno de ellos. Es cierto que quizá lo lógico hubiese sido parar este 2024, que están dedicando a dar forma al nuevo disco, pero también Agus y los suyos son animales escénicos y es difícil decirles que no lo hagan. Desde luego que los resultados en las sonrisas y los cánticos del público bien merecen el esfuerzo e himnos, que ya son muchos, como “Compadre”, “Luiselena”, “Escápate”, “Hierbagüena”, “A Tu Vera”, “Malabares”, “Ruido”, “Sexo En La Calle” u “Hoy” siguen siendo infalibles y, mejor todavía, inagotables. Esperamos con ganas lo nuevo.

La velada terminó a altas horas de la madrugada con otros habituales como Gomad & Monster, banda de rock electrónico madrileña formada en 2011 con el objetivo de lograr una síntesis de rock, metal y música electrónica. Os dejo foto de la organización como testimonio de su paso por The Juergas Rock Festival. Mañana, el último asalto.

Resto de días:

The Juergas Rock Festival 2024. Miércoles, 31 de julio

The Juergas Rock Festival 2024. Jueves, 1 de agosto

The Juergas Rock Festival 2024. Sábado, 3 de agosto