Saurom – El Principito
En esta corriente de mal rollo y haterismo a todo que se ha instaurado como un virus, hay una china en esa montaña desagradable que es la de minusvalorar el legado conceptual de ‘El Principito’ de Antoine de Saint-Exupéry. Deben ser personas a las que se les ha olvidado que un día fueron pequeños. Pobres. Porque una cosa es situar el valor literario de la obra y otra destrozar la ilusión que durante generaciones ha provocado y la de mundos e imaginaciones que ha despertado. Es como reírse de las emociones que generan los Reyes Magos o el Ratoncito Pérez… ¡Es un cuento! Y los cuentos se hacen para soñar… y enseñar. Para quienes todavía no hemos matado a nuestro yo menor, El Principito es una constante que nos aferra a esa candidez y a esa forma intensa de vivir la belleza, el amor y la vida. No me avergüenza reconocerlo. Llámenme ñoño, pero no por eso seré menos duro, ni menos heavy. Así lo defendí cuando Elefantes hizo su acercamiento musical a la obra y lo vuelvo a hacer de nuevo con esta entrega de Saurom, que vio la luz (frase apropiada esta semana) a mitad del mes de marzo (lo sé, tengo muchas críticas acumuladas). En ambos casos los músicos han estado a la altura de la sensibilidad de una obra fantástica, dándole también Saurom el toque preciso a cada personaje, reflejando con la intensidad y elegancia que se les conoce el aura necesaria a esa alma blanca, que todavía mantiene su capacidad de sorpresa… pese a que poco a poco dejará de ser indemne a la crueldad y las decepciones. Por eso releo con frecuencia el libro y por eso celebro que Saurom (y no otras bandas de heavy folk de nuestra escena) se haya aventurado a ello.
Como sabéis los más puestos en la materia, no es el primer acercamiento que hace Saurom al mundo literario, si tenemos en cuenta que unos de sus primer álbumes, cuando todavía llevaban el apellido Lamderth, fue para iniciar una trilogía sobre El Señor de los Anillos (que nunca se completó, por otra parte) o que hicieron canción de El Lazarillo de Tormes, entre otros ejemplos.
En cualquier caso, tras el apabullante disco cuádruple de homenaje a la banda con el nombre de Mester De Juglaría y tras su regreso en 2023 con El Pájaro Fantasma, Saurom sigue conformado por: la voz de Miguel Ángel Franco; la guitarra rítmica, flautas, violín, gaitas y coros de Narci Lara; la guitarra solista, mandolina, banjo y guitarras acústicas de Raúl Rueda; con Antonio Ruiz a la batería; José Antonio Gallardo al bajo; y Santi Carrasco en teclados, acordeón y orquestaciones.
El álbum ha sido producido pon Juan Bazarra y Narci Lara, con grabación en Audiorama Estudios. La mezcla y mastering es obra de Javier Rondán.
Para el disco han contado con las colaboraciones especiales de Elisabeth Amoedo de Against Myself, Moisés Ibáñez en la percusión, Mario D’Armario en el acordeón, Javi Guillamó (trombón), Dani Coto (trompeta), Antonio Mesen (illean pipe), David Galeote (tuba) y El Coro del Batallón de Mordor (18 voces) y el Batallancito de Mordor, con doce niñas y niños bajo la dirección de Juan Luis Lorenzo.
“Prólogo”, claro está, haces las veces de introducción instrumental, para pasajes que se adornan entre la belleza, el folk y una cierta épica en los coros, hasta que entra el diálogo entre Principito y piloto en el momento en el que le dibuja el cordero para que se coma las malas hierbas de su planeta B-612. Llega así a continuación un riff pesado, hard rockero y contundente en “El Principito”, que nunca pierde la cara a una base rítmica poderosa y licks de guitarra muy robustos, entre el coro infantil y algún aderezo folk más sutil.
Está claro que el argumento y desarrollo del álbum va de la mano del libro y, así, comenzarán a aparecer todos los elementos conocidos de la obra, como los “Baobabs”, que suma un tempo y un fraseo musical principal de corte power metalero –sobre todo por ese protagonismo extra de las teclas- pero con la elegancia y melodía que Saurom ha ido forjando con el paso de los años. Para completar la energía del arranque llega en los mismos términos “Mil Estrellas”, aquí dejando el relevo estelar a la parte folk de flauta y gaita, con uno de los estribillos más bailables y directos de la lista.
El espíritu juglar y juguetón, con los mismos efectos que la síncopa ska, llega en “El Rey Que No Sabía Mandar” que representa a ese personaje tan risible como reconocible. A diferencia de otras bandas, Saurom hace que la comedia no se torne en parodia y hace que el tema sea disfrutable en todo momento. De botarate en botarate, pero parado sale “El Vanidoso”, donde se hace un ajuste de cuentas hacia esa vacuidad tan triunfante en nuestro tiempo. Lo mejor de la canción es la bajada de pulsaciones del estribillo, elegante y vibrante, en combinación con un riff que es puro pegamento.
La singular tripleta de personajes se cierra con “El Farolero”, un tema que abraza sin miedo algún arreglo pop, pero con un estribillo y una melodía de guitarra que recuerda a la épica emocional de (sí) Rionda. Unas formas que empastan a la perfección con la de “Un Segundo”, donde incluso se añaden sonoridades semiacústicas para otro estribillo triunfante, bien de arreglos celtas, y una vívida narración de pérdida, despedida y nostalgia, que es punto de salida de “El Vínculo”, que en un medio tiempo con preciosismo de balada abre un pequeño halo de luz…
Aunque para balada, a piano y voz en su entrada y en su esencia, llega “Todo En Mi Vida”, compuesta en su totalidad por Miguel Ángel Franco, que desgarra con especial maestría en la subida de distorsión y percusión del tramo final. Flauta y violín y los ritmos juglarescos bailables llegan en la hímnica “El Aviador”.
Arpegios preciosistas para el tránsito instrumental de “Interludio En Las Tinieblas” que anuncia la llegada en una segunda parte animosa para la extensa y doliente “El Mordisco De La Serpiente”, sin duda la canción más ambiciosa del conjunto, desde lo formal, con el diálogo teatralizado de personajes (narrador, serpiente, rosa, El Principito y su conciencia). Para ello, aparecerán los dos batallones (el de adultos y el infantil) además de la versatilidad de Elizabeth Amoedo haciendo lírica (la rosa) y gutural (la serpiente). Los arreglos orquestales y la dureza de las guitarras terminan de sublimar el resultado.
La rosa (Amoedo, de nuevo) es la que cierra con “Epílogo”, su canto de arrepentimiento por no nunca haber sabido querer al Principito, entregado al sueño eterno del fogonazo final de la serpiente.
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Lista de canciones – tracklist (el disco incluye también la versión instrumental):
- Prólogo
- El Principito
- Baobabs
- Mil Estrellas
- El Rey Que No Sabía Mandar
- El Vanidoso
- El Farolero
- Un Segundo
- El Vínculo
- Todo En Mi Vida
- El Aviador
- Interludio En Las Tinieblas
- El Mordisco De La Serpiente
- Epílogo
Publicado el abril 30, 2025 en Críticas Discos y etiquetado en Críticas Discos. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.




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