San Ramoncín Bueno Mártir
Ya estáis todos enterados. Anticorrupción pide cuatro años y 10 meses de prisión para Ramoncín por el ‘caso SGAE’. Se le inculpa por apropiación indebida y falsedad en documento mercantil. Dice el escrito del juez José de la Mata que “durante años presuntamente habría estado emitido y cargando a la Sociedad General de Autores y Editores facturas por supuestos servicios (…) que en determinados casos no se corresponden con contraprestación alguna o son simuladas». El sábado 23 de mayo, dos días antes de que se aireara la aceleración del proceso, Ramoncín comunicaba en su página de Facebook que no volvería a pisar un escenario en este país hasta que no pudiera ponerse el cartel de ‘Inocente’ en la espalda. A partir de ese momento, las llamas de las mofas, las burlas y el desprecio se han avivado en unos tiempos en los que todos intentan ser ‘el que más’ desde las redes sociales. España, ese país en el que los juicios paralelos se realizan con antelación según el interés de cada cual y en el que la crítica furibunda se hace desde la más completa ignorancia.
He meditado mucho escribir estas líneas o no. (Sobre todo porque creo que no vale la pena). Pero al final he decidido descargar mi aflicción. Para empezar, aclaremos un concepto. No pongo la mano por Ramoncín. Si ha metido la mano en la caja o no eso lo decidirá un juez. Pero, como anticipaba, aquí parece que el imputado es culpable o inocente antes de que un juzgado se pronuncie según seamos o no afines a él. Y vale tanto como para políticos de una u otra formación, como para causas sobre enaltecimiento del terrorismo, vale para todo. La Justicia se respeta en función de si lo que dictamina beneficia o no a lo que yo creo. La verdad es lo de menos.
Y el escarnio. Desde que se relanzó la noticia y se dio a conocer el comunicado de Ramoncín, el ninguneo sobre ‘la capacidad’ musical de Ramoncín ha vuelto a dispararse entre el chiste fácil y las graciosidades de la ignorancia. Ramoncín comenzó su carrera artística a finales de la década de los 70 y, sobre todo, hasta 1990. ha creado una colección de canciones que superan la calidad media del rock en castellano. ‘Ángel De Cuero’, ‘Putney Bridge’, ‘Al Limite’, ‘La Chica De La Puerta 16’, firmada a pachas con Pepe Risi, ‘Canciones Desnudas’, censurada en su día, ‘La Cita’, la comprometida con la industria cántabra ‘Forjas y Aceros’, ‘Callejones’, que cantaría Rosendo, produjo discos de Barricada… El amor en carne viva, la crítica social de las calles de barrio y el hedonismo más puro del rocanrol. Pero claro, ¿qué porcentaje de aquellos del chiste conocen alguna otra canción que no sea ‘Litros de alcohol’, que no se llama así, o la (eso sí) horrenda versión de Nirvana?
No hace falta que un autor te caiga bien para que te guste su trabajo. Será por cascarrabias en el mundo del artisteo. O dejemos de ver películas de Polanski. Pero…
Y es que está muy bien eso de querer bajarse discos de manera gratuita utilizando la defensa de la cultura como argumento. ¿Los mismos que no van a ninguna sala a apoyar la música en directo? Que Ramoncín se pasó en su discurso como directivo de la SGAE es cierto. Ingrata función de la que se beneficiaron otros que le criticaban pero ponían la mano agradecida cuando les llegaba la recompensa de royalties. Era lo que tocaba. Le cogió el cargo en pleno boom del acceso a descargas, en un momento en el que no se sabía dónde iba a parar todo aquello. Si la bilis generalizada desplegada en aquella ocasión se hubiera realizado contra el IVA cultural… Una coartada más para seguir tirando de descargas. Enésima justificación moral. Autores, ¿qué quieren, forrarse por su trabajo? ¡Qué se creen!
No me cae bien Ramoncín, pero menos aún la estulticia. San Ramoncín Bueno Mártir, le dedicaría Unamuno.
Publicado el mayo 29, 2015 en Actualidad y etiquetado en Actualidad, Ramoncín. Guarda el enlace permanente. 2 comentarios.
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