Vulpes – Me Gusta Ser Una Zorra (1983)
Sin artículo y sin doble ss. Aquella grafía simulando la tipografía nazi fue una provocación más ideada por la discográfica Dos Rombos a la hora de editar el single, que buscaba aprovechar el tirón de la polémica por su aparición en televisión. La pasada semana hablaba en esta sección de críticas remember de los viernes de la Banda Sonora de La Bola de Cristal, el programa de televisión que marcó a una generación, con cierta dosis de irreverencia y modernidad, desde 1984 a 1987. El año anterior a su estreno, las matinales de sábado se ocupaban con Caja de Ritmos, dirigido por Carlos Tena. El 16 de abril del 83 se emitía la canción de marras. Una adaptación/traducción libre del ‘I Wanna Be Your Dog’ de The Stooges, la banda de ‘la iguana’ Iggy Pop que venía a feminizar la idea original, haciendo referencia a la libertad sexual, la masturbación y una fuerte dosis de ironía. En diez días, nadie pareció enterarse de que aquello salió por el único canal de televisión existente en España en aquellos años, pero diez días después el diario ABC arrancó una campaña de acoso y derribo, de delirio colectivo hacia un grupo de cuatro mujeres de 17 a 21 años por “ofender el pudor y las buenas costumbres”, tal y como rezaba (nunca mejor dicho) la denuncia presentada contra ellas.
Tocaban muy mal, es cierto. Fueron convertidas en mito cuando no había tanta madera para sustentar una base medianamente aceptable, incluso para el punk. Pero también es cierto que no es necesario saber tocar ni cantar bien para triunfar en la música, de eso tenemos multitud de ejemplos en casi todos los géneros y épocas. El caso es que Vulpes acabó muriendo a finales del mismo 1983 por el ruido generado a su alrededor. Después de numerosos cambios de alineación en el año anterior, la formación que vivió la ascensión y meteórica caída fue la compuesta por Loles Vázquez a la guitarra, Lupe Vázquez a la batería (las dos hermanas, sangre también de otro componente de un grupo punk, este sí, notable, llamado MCD), Begoña Astigarraga al bajo y Mamen Rodrigo a la voz.
“Degrada a la sociedad española, subleva al padre de familia, indigna al ciudadano responsable, quebranta la intimidad del hogar, lesiona lo establecido en la Constitución y traspasa los límites de lo tolerable”, firmaba el editorial del diario ABC, diez días después de la emisión. Resumiendo que no había pasado nada, hasta que la maquinaria se puso en marcha.
Intentos de bloqueo por parte de grupos contrarios, desde asociaciones de militares que les pedían “ejercer” lo que cantaban, a manifestaciones de extrema derecha impidiendo los conciertos, cuando no agresiones. La gira de conciertos que auspició todo el revuelvo es una buena prueba de cómo funcionaban las cosas. Personas, bombardeadas de opiniones reaccionarias, asimilando un mensaje o argumento de manera irracional y visceral ante un chivo expiatorio con el que dañar a un contrario.
Rosa Montero firmaba, una semana después del editorial de ABC, un reportaje con las cuatro Vulpes en el que decía “Lupe escribe todo el día, cartas personales o su diario. Porque Loles devora los libros, de Pérez Galdós a Bukowski, Bukowski sobre todo. Porque Mamen se quedó colgada a los 15 años de Lovecraft y ahora está entusiasmada con Apollinaire y sus 11.000 vergas”. Contextualiza el presente de aquellas chicas nacidas de la marginalidad industrial. Hijas de su tiempo, hijos del agobio, que diría Triana unos cuantos años antes.
En un concierto homenaje a la fallecida Lupe, deciden marcarse el lujo de grabar su primer disco ‘de verdad’, que sale en 2006. Aunque claro, igual que ocurre con las películas de terror, ya nada escandaliza a nadie.
A mi juicio, lo verdaderamente criticable de este asunto es que la canción de marras se emitiera en un horario catalogado como ‘infantil’. Por lo demás, que cuatro chicas punkis cantaran su torpe versión no deja de ser anecdótico. Te puede gustar más o menos lo que hagan, pero son libres de hacerlo. Lo demás, es ruido innecesario jalonado por el egoísmo del propio interés, sin pensar en las consecuencias.
Menos mal que la sociedad española de hoy es mucho más reflexiva, piensa por sí misma, no se deja polarizar entre el blanco y el negro y, ante todo, prima la buena voluntad de alcanzar una solución común en el que el resultado sea fruto del acuerdo entre dos o más partes. Por supuesto, sin pensar en lo irresponsable que es mezclar gasolina con fuego, que es la antesala a un incendio. ¿Verdad?
De nuevo, Montero, entonces, “en estos tiempos, la desolación es la única heroicidad posible”.
Lista de canciones – tracklist:
- Me Gusta Ser Una Zorra
- Inkisición
Publicado el febrero 8, 2019 en Críticas Remember y etiquetado en Críticas Remember, Me Gusta Ser Una Zorra, Vulpes. Guarda el enlace permanente. 2 comentarios.
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