Chica Sobresalto – Oráculo

El día que RockSesión cumplía seis años, el 5 de marzo de 2018, os traía a la web la crítica de Sobresalto, el primer larga duración de Chica Sobresalto, nombre escénico de Maialen Gurbindo. Decía de ella que venía a representar «un nuevo soplo de aire fresco que se zambulle en el pop oscuro, tan manido en su popularización, como bien logrado e inquietante, que toca en su ascendencia argumental los territorios de la circunspección rock». Pocas semanas después de aquella crítica, la veía en directo abriendo para la banda Nixon. Escribía en la crónica: «avalada por un debut de sonoridad y arreglos muy cuidados, Chica Sobresalto podría, a priori, situarse en ese tipo de voces femeninas de toques inocentes y tesituras dulces. Sin embargo, su desencanto en los textos, especialmente introspectivos y su enorme capacidad de afinación y melodía, arropada anoche sólo por su guitarra acústica, dieron otra dimensión a las ya de por sí buenas canciones. Inseguridades asumidas pero canalizadas para la creación». Dos años después, Maialen entraba en la academia de Operación Triunfo en su edición de 2020 y se confirmaba, sin duda, como la artista con mayor bagaje, identidad propia y mayor potencial de futuro, tal y como el tiempo está demostrando. «Un cuchillo no es malo por el simple hecho de ser un cuchillo, al igual que el paso por un programa de televisión como Operación Triunfo no tiene por qué serlo si tampoco desvirtúa el concepto que tú misma tienes de la música y de lo que quieres hacer con tus canciones. Y quizá lo sea por algo tan sencillo como que ella ‘usó’ a OT y no al contrario, que es lo que suele suceder. Eso no sentó bien a ‘los hombres de traje gris’ de los grandes sellos y le hicieron ‘pagar’ su independencia con una más que extraña eliminación a las puertas de la final (habiendo sido una de las favoritas durante todo el concurso), por no querer abandonar al sello que le dio la primera gran oportunidad (ya saben, El Dromedario Records, dije entonces. Con ellos sacó también el sobresaliente Sinapsis y ahora viene con el tercero: Oráculo.

Y lo hace con una espectacular edición limitada. Una caja que incluye postal firmada, un libro de cerca de 80 páginas donde además de un prólogo y un epílogo firmado por Ana Medina y Iosu Berriobeña, respectivamente, incluye la explicación de la motivación y gestación de cada una de las canciones (en algunos casos hasta con la versión inicial –y en bruto- del texto) y, para terminar, una guía para la baraja de cartas del tarot que simula cada una de ellas. Todo ello en una impresión y troquelado muy resultón.

Los once temas han sido compuestos por Maialen (la banda), además de Diego Arroyo (de Veintiuno) y Celia Becks en los sendos teman en los que colaboran cada uno de ellos, bajo la producción, de nuevo, de Santos & Fluren. Gorka Cia y Maialen firman las guitarras, Ander Arlegui el bajo, Aritz Legarrea la batería y Olaia Inziarte en el piano y coros. En el disco, las colaboraciones, las mencionadas de Veintiuno y Celia Becks y también Rafa Val de Viva Suecia.

Cuenta Maialen en el texto promocional que: «Oráculo es la búsqueda del hogar constante, el dolor que provoca la era de la inmediatez. Es el amor que le tengo a mi perro, el campo y la comida rica. Es un viaje en coche que termina en despedida. Un pop más o menos oscuro a ratos, que me ha hecho darme cuenta de que puedo abandonar si quiero. Justo eso es lo que me ha hecho quedarme».

“Testamento De Una Decepción” es la encargada de abrir la lista con una ambientación inicial de teclas que bien podría pasar por cualquier banda setentera. Las teclas se harán limpias en los momentos más frágiles de la letra, en la que ahonda en la fragilidad del (nuestro) ser humano, siempre con una capa de ironía que, según el caso, puede ser más o menos gruesa. Explotando o, mejor dicho, dejando que fluyan todas las poliédricas maneras de afrontar vida y música, “La Estrella” es una nueva gema autobiográfica, con melodías de teclas sintéticas y un estribillo de pop rock al uso, de lo más festivas y efectivas, narrando desde hoy los sueños de infancia.

Siguiendo en terrenos de contemporaneidad bien entendida, efectos vocales maquinales nos reciben en “El Hogar”, que parece llevar el mismo marchamo en el compás, pero con ascendencia más bailable. La línea vocal parece flotar en el estribillo como si fuera un instrumento armonizado más. En “La Monogamia” se halla la primera de las colaboraciones, la de Celia Becks, bajista hasta hace escasas fechas de La La Love You. La canción mantiene un discurrir grácil en el que ironiza sobre los convencionalismos sociales en términos de pareja y que presenta hechuras hímnicas cuando un coro multitudinario se suma en la coda antes del arreón final.

“El Juicio” y “La Torre” son dos canciones mucho más oscuras. La primera destaca por lo afilado de la distorsión de la guitarra principal, casi de rock fronterizo y polvoriento, también en el estribillo, que luce en su armazón mucho más compacto para, por cierto, acompañar una de las mejores letras del álbum. Del otro lado, “La Torre” nos conquista desde la bella melodía de piano del arranque. Las teclas y el propio texto irán generando una tensión creciente que acabará explotando en la segunda parte de la canción manteniendo la ambientación de épica preciosista.

En contraste, “El Milagro” se inicia con la voz de Rafa Val de Viva Suecia, que también destacará por su estribillo pegadizo y hermoso en la combinación de ambas voces y con una progresión de acordes cuidada y, a la vez, muy accesible. Con una vuelta de tuerca a la velocidad, se hace más pop rockera “Poquita Cosa”, donde se suma a la fiesta el grupo Veintiuno, con otra colección de versos antológicos sobre lo absurdo de las imposiciones estéticas y vitales de estos tiempos. Miedo y fragilidad, valentía y entereza. Palabras que se pueden encerrar en la misma persona según los estados de ánimo o “un verbo inadecuado”, que diría Albertucho, que por cierto también se ha sumado recientemente a la ‘familia Dromedaria’.

Hay algo de querencia de pomposidad beatleliana en las teclas de “El Desorden”. Un tema que aprovecha las posibilidad de jugueteo vocal gracias a su compás vacilón, claro, lo que azuza la capacidad sardónica ejercitada por Maialen. El desarrollo irá haciendo cada vez más corpórea la distorsión, que siempre se agradece. “El Lío” tiene algo de sonoridad más latina, incluso en la ambientación de teclados, y además de reafirmar los cuidados en primera persona, contendrá un guiño al corazón contento de Marisol y Palito Ortega.

El cierre vendrá de la mano de “La Muerte (En Twitter)”, otra composición en la que vuelve a hacer un brutal ejercicio de honestidad (también en la explicación incluida en el libro lo hará) con un bello tema con solo voz y guitarra en la primera parte y voz y piano en el resto.

Chica Sobresalto se confirma así como una artista multidireccional, capaz de narras las certezas más absolutas y las incertidumbres más dolorosas, que pueden conectar más o menos con el oyente pero que, sin duda, son pura transparencia.

Más de Chica Sobresalto en RockSesión:

Chica Sobresalto – Sinapsis

Nixon y Chica Sobresalto. 16 de marzo de 2018

Chica Sobresalto – Sobresalto

Lista de canciones – tracklist:

  1. Testamento De Una Decepción
  2. La Estrella
  3. El Hogar
  4. La Monogamia (con Celia Becks)
  5. El Juicio
  6. La Torre
  7. El Milagro (con Rafa Val de Viva Suecia)
  8. Poquita Cosa (con Veintiuno)
  9. El Desorden
  10. El Lío
  11. La Muerte (En Twitter)

Publicado el mayo 17, 2023 en Críticas Discos y etiquetado en , , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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