Arde Bogotá – Cowboys de la A3

«Primer LP, conceptual, más cercano al rock con toques indies que viceversa. Guitarras muy corpóreas en el primer tramo, golpeo contundente, y alguna concesión melódica más patente en la 2ª parte, conforme avanza la historia. Recomendable». Esa fue mi tuitcrítica (por petición) realizada hace un par de años sobre La Noche, el primer largo de los cartageneros Arde Bogotá, tras su ya de por sí prometedor primer epé titulado El Tiempo y La Actitud. Quizá no me los traje a crítica completa aprovechando el descubrimiento porque ya había pasado demasiado tiempo de su lanzamiento pero sí que tuve claro que tenía que marcarles la pestaña de seguimiento. Y qué ojo. Porque la trayectoria de la banda ha sido meteórica, de crecimiento más allá de la proporcionalidad más esperada, cimentándose su buena fama de banda bien potente y rockera (con todas sus letras) sobre las tablas de cualquier escenario. Así tuve la suerte de comprobarlo el verano pasado en la quinta edición de Cooltural Fest, donde volverán además en este 2023 con unos galones incontestables. Ahora, cuando apenas se cumplen seis años de su nacimiento en 2017, Arde Bogotá viene con su segundo larga duración bajo el brazo y con el título de Cowboys de la A3 (en referencia a la autovía que cogen cuando ya se acercan de regreso a casa tras tocar en alguna otra ciudad). Y vienen con la leyenda olímpica bien ejecutada: citius, altius, fortius. Doce temas lo suficientemente adustos y compactos como para congratularse de que alguien que suene así “esté de moda”.

Arde Bogotá sigue siendo el cuarteto que está formado por Antonio García en la voz y guitarra, también encargado de todas las letras, Dani Sánchez a la guitarra, Pepe Esteban al bajo y José Ángel Mercader a la batería y percusión. El álbum se grabó en los estudios de Santa Ana (Cartagena) entre los meses de noviembre y diciembre del pasado año, aprovechando el parón de la cuantiosa gira de dos años de La Noche. Viene de la mano de Sony y bajo la producción artística de Lalo GV (Aureliano Gómez – Vizcaíno), que además de guitarrista de Ayoho, también les echa una mano como segundo-tercer guitarra en directo, según mande la ocasión, además de estar a los mandos de sus discos como también los de Nunatak.

Es cierto que en términos objetivos Arde Bogotá no es que presente una propuesta disruptiva que rompa con todo, pero estamos (por desgracia) tan poco acostumbrados a que un grupo tesituras graves, rugidos de guitarra bien empacados y briosos, con mala leche más propia del rock que del indie (que toca tangencialmente, también) genere tan buenas opiniones entre públicos acostumbrados a terrenos más amables, que su éxito actual reconforta. La actitud y la aptitud de su sonido vocal o musical se emparente a veces con Héroes del Silencio, otras con Muse (los primeros), Kaiser Chiefs o Arctic Monkeys y el mérito de su trabajo es que son influencias interiorizadas y reinterpretadas para generar algo con la suficiente personalidad como para ser inconfundible.

“Los Perros” es la encargada de abrir la docena de temas y lo hace con esa sobriedad vocal marca de la casa, bien acompañada desde batería y bajo y de crecimiento furioso cuando, por fin, entran las guitarras en el aire entre las estrofas previas al estribillo que retienen con habilidad y enriquecen con guitarras plurales. “Nuestros Pecados” presenta la línea melódica principal desde el inicio, aprovechando así la concisa duración de un corte de armazón rítmico con ligero aire de funk ligero. «Arráncame el corazón y el vaso» tiene bastante de la filosofía de los textos del álbum. Donde la juventud en su punto de caducidad da paso a una madurez de cruda realidad, tanto hacia dentro como hacia fuera.

“Qué Vida Tan Dura” es una de las canciones de mayor golpeo directo y quizá sea por esa escala de bajo y guitarra en el puente hacia un estribillo que tiene visos de convertirse en ser de los más jaleados en directo. Quizá su sencillez hace que en el disco nos haga perderle el interés en las sucesivas escuchas. Funcionalidades distintas, sin duda. Por su parte, “Clávame Tus Palabras” refuerza el renegror (que creo que les sienta mucho mejor) tanto en la forma de masticar cada verso como en los arreglos, mucho más ampulosos y aguerridos, con cierto aire urgente.

“Cowboys de la A3”, como apuntaba, tiene mucho de autobiográfico para el grupo y bajo ese título firman un más que solvente medio tiempo creciente, en una ‘road song’ con atmósferas que oscilan entre lo orgánico y la plasticidad de los sonidos más sintéticos. Si nos hemos quedado con que las posibles querencias country o más reposadas terminen de ser explotadas, lo harán y de qué manera en “Copilotos”, con gracilidad en las seis cuerdas y hechuras de cantautor de americana.

En un pensado reparto de las canciones, en la segunda parte la gasolina parece prenderse sin remisión. “Veneno” es la primera piedra de toque que lo demuestra, si no en velocidad, sí en ese punto afilado y desafiante de puentes y estribillos. “Escorpio y Sagitario” destaca por la plausible de capacidad de engancharse a la narración. Aunque en primera instancia el estribillo nos pueda parecer menor, el desarrollo y la historia hace que arrase en esas referencias al fósforo, quemar y arder.

“Besos y Animales” se inicia expectante, con ligeros delays de guitarra. El arranque también evoca a las maneras más rockeras y oscuras de los mejores Depeche Mode. Eso sí, el rebato de guitarra nos sorprenderá con una cadencia de carácter latino pero bien sujetada al rock. “Flor De La Mancha” es el segundo tema de mayor predominancia acústica y más melódica a la vieja usanza del pop-rock de principio de los noventa, pero con un plus de energía en el estribillo.

En la dupla final, “Todos Mis Amigos Están Tristes” apunta a aquelarre absoluto, una vez que (llámenme maniático) se supera la ligera alteración de la prosodia. Al diablo, a la segunda escucha ya estamos rendidos a una canción que rezuma rock y mala hostia en cada poro y con algunos arreglos de cuerda que son puro rock alternativo de escuela británica. “La Salvación” es la llegada a meta (en la búsqueda de salida) y lo hace de forma preciosista, con un medio tiempo que irá ganando en épica y heroicidad gracias a los redobles solistas de batería y una coda mesiánica y conclusiva.

Arde Bogotá rubrica por tanto un disco en el que no se arruga y apuesta por no ablandar sus formas para poder llegar a más gente, sino que sostienen su pulsión decidida por conquistar a base de rock alternativo. Y a seguir creciendo así de bien.

Lista de canciones – tracklist:

  1. Los Perros
  2. Nuestros Pecados
  3. Qué Vida Tan Dura
  4. Clávame Tus Palabras
  5. Cowboys de la A3
  6. Copilotos
  7. Veneno
  8. Escorpio y Sagitario
  9. Besos y Animales
  10. Flor De La Mancha
  11. Todos Mis Amigos Están Tristres
  12. La Salvación

Publicado el May 16, 2023 en Críticas Discos y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. 2 comentarios.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.