Luter – Héroe Humano con guitarras de palo (En Acústico)

Atento siempre a la vorágine de novedades que se acumulan a mayor velocidad de lo que a uno le da tiempo a escuchar con calma, este pasado fin de semana cometía el previsible error de darle un par de vueltas a La Canción De Nuestra Vida, el último de estudio de Ismael Serrano. Reconozco mi profunda capacidad masoquista porque, teniendo el alma débil, sabía que me iba a dejar todavía peor después de darle al play. Dicho esto con la mayor de las admiraciones porque aunque prefiero la primera parte de su discografía (bajé un poco la atención desde El Viaje de Rosetta) le he tenido siempre cariño y cuando he podido he ido a verle en directo. En ese punto anímico y sonoro descarnado, eché un vistazo a la kilométrica lista de discos pendientes de ‘criticar’ que tengo en mi agenda personal y encuentro refugio y continuidad en varios nombres que, de alguna manera, es fácil correlacionar entre sí. Autores, en suma, con mayor o menor acercamiento al rock más canónico, a otros matices más contemporáneos, al pop y, por último, una novedad bibliográfica que ve la luz esta misma semana y que he devorado con intensidad durante el pasado ‘puente’ (para quien lo tuviera, claro). Así, empezamos esta nueva ruta semanal después de la intensidad de rock brioso de la pasada más desenchufados, con este Héroe Humano Con Guitarras de Palo que firma Luter, a quien tanto se le aprecia en esta casa. Efectivamente, es la revisión completa de lo que fue su último eléctrico, publicado a finales de 2020 y que le valió tener medalla en nuestros discos del año entonces. Suena la música, nos abrazamos a la tristeza y nostalgia.

El autor rockero Luter (don Eduardo) presentaba en aquel disco esa fórmula de grabar una serie de canciones con productores y estudios distintos en el dual Héroe Humano (de ahí aquella inquietante portada, que tan bien ilustra), quizá nacido de la adaptación a las circunstancias de un 2020 tan… especial. Aunque parecían vástagos independientes, los poetas saben darle un hilo conductor a los imprevisibilidad y al final el conjunto, cinco temas más otros cinco, acababa teniendo una coherencia que bien le valió una de las medallas de bronce de Los Discos del Año que cada cinco de enero repartimos en esta casa, en la que lo amargo siempre ha tenido un lugar privilegiado en los paladares. Como si fuese un mal necesario, indispensable, para frenar el icor de las úlceras que intentan carcomer el corazón que padece numerosos males, demasiado tiempo, demasiados golpes. Luter siempre ha sido un bastón para él, como anhelaba Bunbury. Que no falte. Y se lo he reconocido siempre.

Recupero para continuar lo dicho el día de las medallas: Tuvo el honor de ser para muchos un inesperado ‘Oro’ en la primera edición de esta sección allá por 2013 con el magnífico Orilla, pese a que su lírica de rock poeta no haya trascendido en popularidad como las de Robe, Kutxi, Vito, Yosi y otros. El madrileño Luter salió de Los Reconoces para darle a su rock callejero de querencia rosendiana y toque elevado y desgarrado más acentuado y esta entrega viene a ser una muesca más en ese ingrato y difícil camino en solitario.

Recordamos: Héroe fue grabado en 2019 en Estudio Uno con Carlos Hernández. Es la acción y la pasión en canciones más urgentes y lumínicas. Al otro lado, el Humano, fue grabado y culminado entre 2019 y 2020 en los estudios Black Betty con Jose Nortes y en ellas las guitarras se tornas más crudas y los arreglos se multiplican por todas partes para crear una sobria y más desencantada reflexión de la realidad, con alarde de solos de guitarra a diferencia del primer bloque. Todo ello, con la sensación melancólica y agridulce marca de la casa y con las ganas de seguir evolucionando su sonido, para escapar de cualquier atisbo de previsibilidad. La difícil cuestión de aguantarse la mirada en el espejo con los propios fantasmas y los mismos miedos.

Ahora, este acústico viene a terminar de echar una capa de homogeneidad que, de alguna manera, completa la unidad musical al pasarlo bajo el mismo ropaje desnudo, con la guitarra ‘de palo’ de Luter y su voz, que rasga como si fuera una seis cuerdas más. Cuerdas vocales curtidas y vibrantes, que se atemperan con algunos coros femeninos, llorando y respirando mientras acompañamos el viaje por el metraje. También habrá segundas guitarras o piano.

Maravillosas armonías engarzadas chisporreotean en ‘Relato Fantasma’, que deja espacio para solos lumínicos. Reafirmo lo dicho entonces, ‘Mar Abierto’ y ‘La Tierra Prometida’ son dos medios tiempos hermosérrimos (que diría mi tocayo Krahe). Ahorraré tiempo y remilgos: son dos de las mejores canciones escritas por Luter a lo largo de su carrera. En la primera, la excepcionalidad de la conjunción de corazón, cabeza y alma, que da la instantánea lucidez: “Con ella estalla el mundo para empezar de nuevo. Por eso creo solamente cuando está”, pero que analiza con un cruel realismo la imposibilidad. Por su parte, ‘La Tierra Prometida’ nos regala otro verso mágico: “Nada detiene al rocanrol si busca poesía y encuentra guerras frías abrazando a la conformidad”.  

‘Amalur’ arranca con unos acordes que casi parecen lanzarse al malditismo rumbero de ‘Cerrado Por Derribo’ de Sabina, aunque se sostiene en registros dylanianos. ‘Viendo Lacoma Arder’ son historias de sueños desde el barrio. De ruptura con el pasado y preparado para empezar una nueva vida.

La segunda parte del disco eléctrico, que desempeñaba un papel propio del rock más empacado, se hace aquí más cruento. Canciones de larga duración como ‘Lo Desconocido’, que abre el otro lado del espejo. Aires de temores y temblores entre los que se cuela el halo entre la miseria, una canción dolorosa e inmensa, interminable, como algunos dolores. ‘El Indomable’ aligera el tempo más animoso y aquí dibuja en las guitarras cierto aire folkie y hasta country. ‘La Nieve’, por su parte, se hace más nerviosa y más tensa. En ese punto de alzar el vuelo y marchar hacia nuevos amaneceres. Algunos melismas y vibratos me recuerdan a lo comentado más arriba de Serrano.

Una bonita entrada de guitarra española enciende ‘El Bengala’, entre casticismo y un suave acompañamiento de piano. Decía en la primera crítica que le hubiese dado a la canción una querencia más acústica, porque es de los temas que más se prestan a ello y porque el estribillo casi lo pide: “Así que olvida ya esa fiel costumbre de huir, si regresas luego siempre a casa, y rompe todo lo que allí te ata por fin, verás cómo se curan las heridas”, y viendo el resultado el tiempo nos da la razón.

Para cerrar, ‘track oculto’ incluido en ambos casos, nos llega ‘La Ocasión’, que sigue manteniendo su plus de energía y melodía, arreglos, adornos y revestimientos, aquí desde los coros. Tras finalizar la canción, si allí comenzaba una versión cazallera y crápula, con sonido acústico y de gusto circense y lastimero, aquí lo hace con toques de rumba gamberra.

Repetimos: Luter, un grande. No lo duden.

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Lista de canciones – tracklist:

  1. Relato Fantasma (en acústico)
  2. Mar Abierto (en acústico)
  3. Amalur (en acústico)
  4. La Tierra Prometida (en acústico)
  5. Viendo Lacoma Arder (en acústico)
  6. Lo Desconocido (en acústico)
  7. El Indomable (en acústico)
  8. La Nieve (en acústico)
  9. El Bengala (en acústico)
  10. La Ocasión (en acústico)

Publicado el octubre 16, 2023 en Críticas Discos y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. 1 comentario.

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