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OBK celebrará sus 35 años de música con más de 40 fechas, con Palau Sant Jordi y Movistar Arena como traca final

Quien me conoce desde siempre lo sabe. Mi cariño y simpatía por OBK siempre ha sido algo que ha estado fuera de debate -y que me ha costado que los demás lo entiendan-. Y eso que cuando saltaron a la fama con sus «Historias De Amor» y «De Qué Me Sirve Llorar» yo apenas tenía diez años. Conocía esos temas, lógicamente, pero fue en ese momento de relanzamiento de singles renovados en 1998 y, con Antropop (2000) y el posterior de remixes Extrapop (2001) cuando me hice fan absoluto. Nunca he negado mi querencia electrónica (me flipaba entonces Jean Michel Jarre, cuando apenas nadie lo conocía por estos lares, ya hablé en su día de un directo Hong Kong, que importé y me costó 4.900 pesetas de la época, casi 30 euros, pero hace 31 años) y esas guitarras y melodías me convencían de lleno entre discos de Extremoduro y Rosendo. Hasta por aquellos tiempos en los que no me salía la barba para dejármela completa (tampoco tenía edad para ello) me recortaba a veces la perilla a lo Jordi Sánchez de entonces. Cosas de primero de carrera. De enero de 2026 a febrero de 2027 OBK conmemorará por todo lo alto su 35º aniversario en la música y han querido las cosas del azar que tenga una cierta implicación en su gira, echando una mano en algunas cosas. Un tour que terminará por todo lo alto, como los grandes: con Palau Sant Jordi y Movistar Arena (antes Wizink Center). Algo que, de alguna manera, me hace conectar con mi yo de entonces en una de esas bellas casualidades que, a veces, te regala la vida. PD. Busco en la sección de #Mis10de y veo que, en efecto, los tengo hechos: 1. Tú Sigue Así 2. De Qué Me Sirve Llorar 3. Historias De Amor 4. Lucifer 5. Oculta Realidad 6. Dicen 7. Yo Sé Que No 8. El Cielo No Entiende 9. Falsa Moral 10. La Princesa De Mis Sueños. Pronto llegará disco nuevo, igual tendremos que renovarlo. Os dejo con la colección de fechas (por ahora).

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Mosh – Vértigo

Impecable trayectoria la que va dibujando Mosh con cada uno de sus discos. La banda lanzó su primer disco en 2015 con Impune y, pese a las buenas maneras presentadas y excelente respuesta de crítica y público, se lo tomó con calma para lanzar El Filo, su siguiente álbum, en 2017. El listón estaba muy alto y, conscientes de ello, han trabajado sin prisas para dar el salto definitivo con el tercer artefacto sonoro, Vértigo. Un disco que es cierto que sale un año más tarde a causa de la pandemia, pero refleja de manera clara esa forma de trabajar, con una producción de dulce, infinidad de arreglos que van más allá de la tralla conocida y reconocible de la banda y una importante dosis de aderezos estilísticos que completan la potencia metálica conocida, pasando con facilidad del thrashcore a casi el pop, el hardcore, el punk, los estribillos más elaborados y pegadizos y una conjunción de voces que van de lo más desgañitado a lo melódico y edulcorado de los coros. Así, Mosh avanza en el terreno más duro de la escena independiente con diez canciones (otra marca de la casa) que dejan sin aliento en su poco más de media hora de duración. Un punto de inflexión en toda regla al que auguramos una gráfica bastante elevada a poco que la situación permita sin inclusión en festivales del género y una igual o superior inspiración para la próxima entrega.

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Dikers – Vértigo

Dikers VertigoQué alegría da encontrarte con un disco que supera tus expectativas iniciales. Y como ya he escrito y dicho alguna vez, nos es que no me gustara Dikers, sino que siempre había algo que me dejaba incompleto. Ya el anterior Casi Nunca Llueve apuntaba maneras, pero se ha quitado de encima zarandajas modernistas en Vértigo que suena crudo, directo, emocionante y compacto. El séptimo disco de Dikers se ha compuesto y grabado durante casi dos años (no hay que olvidar que en ese transcurso Íker Piedrafita se embarcó con su padre y con Agnes Castaño en Miss Octubre) y a la postre eso se nota en la maduración de los temas, como también lo hace el hecho de que no haya habido ningún tipo de alteración digital ni a las baterías, ni a las guitarras ni a la voz. “Esto es Dikers” dicen en el libreto. Pues así, sí.

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