Fausto Taranto – El Reflejo del Espanto
Poco más de tres años después de aquel ‘Loco Por Saber’, la primera canción que Fausto Taranto hizo pública y la que provocó que Paco Luque apostara con decisión por el proyecto, tenemos ya entre las manos el segundo trabajo de la formación granadina. Atrás quedan los primerizos cambios de formación y esa necesidad imperiosa de abrumar con metal compacto, marcado y directo. Con la seguridad que da el reconocimiento de las tablas y el de unos seguidores que se suman poco a poco, pero con fidelidad inquebrantable, Luque, Quini Valdivia, Ismael de la Torres, Adrián Barros y Miguelo Martínez nos presentan una segunda entrega en la que las formas se atemperan y todo parece respirar de manera más armonizada, menos agresiva y, por ende, más progresiva. Una paleta de canciones que aumenta la variedad de dinámicas de cara a los conciertos, que año tras año parece ir aumentando de manera consecuente. El Reflejo del Espanto ahonda en la semilla de Morente, en el rock y metal de raíz flamenca, aquí algo más trianero, y con la pena negra como bandera, junto a la ropa tendía.
La banda vuelve a tirar de viejos conocidos para la gestación de este álbum, como Eva Díaz Extremera en los coros o la bailaora Fuensanta La Moneta que, además de poner sus tacones al servicio de otra de las canciones como ya hiciera en el primer disco, es quien protagoniza la inquietante y racial portada. También repite Jeff Mallow a los mandos, fiel de Serj Tankian, pero esta vez de todas las canciones y no solo de una parte, como ocurrió en El Círculo Primitivo. Se suman al cuadro la cantaora Alicia Morales, José Cortés ‘El Pirata’ en las guitarras, Miguel Cheyenne en las percusiones y Yorrick Troman, de la Orquesta Ciudad de Granada, en el violín, pues Fausto Taranto también ha buscado enriquecer sonidos en su camino hacia la variedad.
Aunque ya había diferencias sobradas en su estreno, es cierto que esa concepción menos urgente y marcada en la música hace que la sombra de Hora Zulú, presente lógicamente entonces (no olvidemos que Quini Valdivia fue también Zulú en los últimos años de la banda previos al parón) se haya desvanecido para evidenciar un crecimiento por un sendero propio. Una nueva forma de encarar los temas que hacen que, ante todo, este disco no entre tan fácil en las primeras escuchas como su antecesor, pero que cuando lo haga se pongan ya al nivel de sus predecesoras.
Las dos primeras, ‘Malos Días’ y ‘La Verea’ cumplen de hecho ese doble golpeo con el que te daba en las narices ‘Los Llantos de mi Almohada’ y ‘Se Apodera’, dos rumbas electrificadas de estribillo inmediato y de riff adictivo a las que era imposible escapar, si bien aquí los matices son bastante mayores. ‘Malos Días’ tiene un fraseo continuista pero un estribillo con una escala algo más complicada para la melodía vocal, bastante más relajada, por cierto, por parte de Ismael en todo el disco, más palpable si cabe en el actual directo. ‘La Verea’ por su parte es uno de los cañones del álbum. Un inicio sinuoso y casi recitado va creciendo con la entrada de los coros femeninos, hasta explotar en un estribillo enérgico. El desarrollo instrumental se hace virulento acompañando a esa coda repetida de “maldito el día”, tan lastimero como empático. Pena negra, “tarde, pero me doy cuenta de lo que soy capaz (…)”, dicho estaba.
En ‘De Espera y De Boca’ nos da la bienvenida el zapateado de Fuensanta La Moneta para el corte más largo de su discografía, con sus siete minutos, y el más completo en registros del álbum. Tenemos la acústica de la flamenca, las voces sugerentes, un riff que se hace familiar y cierta ascendencia trianera muy notoria. ‘Introducción al Naufragio’ hace su función al violín de ‘El Naufragio’, un corte presidido por otro arabesco de tempo lento y paladeo extenso: “ya no escucho tu quejío, ya no oigo tu padecer, ya solo escucho a Triana, Camarón, Lole y Manuel”.
Continuando con las introducciones ambientales y más orgánicas, ‘Versos Sellados’ se inicia de manera susurrante, con unas guitarras tenues y frágiles, acordes a uno de los temas más emotivos, sensación reforzada por los arreglos de violín y por la escalofriante aportación de la cantaora Alicia Morales, que engarza con la voz de Ismael y con el solo reposado de Luque, más comedido que nunca en estas lides, ciñendo su virtuosismo a las necesidades de cada tema, sin forzar lo que no pide cada canción.
Si en este punto de la escucha alguien demandaba más caña, esta llega en ‘Y No Duela’ y ‘La Guadaña’. La primera es, con toda seguridad, el tema más parecido a El Círculo Primitivo (esto es, veneno amasado), mientras que la segunda sorprenderá por un estribillo en el que, qué queréis que os diga, me viene algo de similitud con el fraseo de ‘La Mordidita’ (y sé que algún mensaje privado me caerá por esto). En cualquier caso, ese tapping de bajo y la musculosa recogida tras el estribillo elevan la canción.
‘El Lobo Feroz’ destaca por la manera de arrastrar la línea vocal sobre el poderoso arrope musical, casi al mismo plano en este corte y por una asfixiante contención del tempo, que aumenta la emotividad o más bien desespero, puesto que es el corte de mayor crítica social junto con ‘La Guadaña’ y ‘Versos Sellados’. La guinda viene de la mano de ‘Por Rezarle a los Dioses’, un tema que podría entrar en la liga de ‘Ni Las Sobras’, pero cuyo coro femenino lleno de aderezos de guitarra flamenca la llevan de nuevo a un territorio progresivo muy cercano al rock andaluz de los setenta, con unos versos haciendo un guiño a Camarón de la Isla. Una auténtica delicatesen que se endurece poco a poco hasta llevarnos a la muerte dulce.
Dicen que lo que ‘cuesta trabajo’ es más satisfactorio cuando se consigue y es cierto que cuando El Reflejo del Espanto se abre de manera definitiva encontramos un disco sobresaliente. Y, como las cosas malas y/o prohibidas, deja a uno con el deseo de recibir la siguiente dosis… Por cobarde y por cretino, que no entiende que mirarte es mi castigo.
Lista de canciones – tracklist:
- Malos Días
- La Verea
- De Espera y De Boca
- Introducción al Naufragio
- El Naufragio
- Versos Sellados
- Y No Duela
- La Guadaña
- El Lobo Feroz
- Por Rezarle a los Dioses
Publicado el julio 24, 2017 en Críticas Discos y etiquetado en Críticas Discos, El Círculo Primitivo, El Reflejo del Espanto, Fausto Taranto, Hora Zulú, Ismael De La Torre, Paco Luque, Quini Valdivia. Guarda el enlace permanente. 6 comentarios.
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