Fausto Taranto. Madchester Club. 11 de noviembre

Instaurada esta temporada en twitter y facebook una sección de #HemerotecaRockSesion, descubría por sorpresa que el 26 de octubre se cumplieron dos años de mi crítica de El Circulo Primitivo, el primer larga duración de esta banda granadina que en ese periodo de tiempo ha hecho mucho más ruido de lo que parece y eso que tampoco ha tenido excesivo apoyo de festivales ‘masivos’. Gracias a la casual y afortunada cercanía, el hecho de ser vecinos me ha permitido verlos ya hasta en cuatro ocasiones… Incluso la propia banda reconocía que la Madchester Club era la sala en la que más han tocado de su carrera. Bonito honor y satisfacción por ver que en cada visita la familia taranta se multiplica. El concierto tuvo además, como novedad, la particularidad de ser el primero que realizaban de manera íntegra en formato quinteto, es decir, sin coristas ni guitarrista flamenco. ‘Sólo’ Ismael de la Torre, alías Ihmaele, en la voz, Paco Luque y Quini Valdivia en las guitarras, Miguel Martínez en el bajo y Adrián Barros en la batería. Y entrecomillo porque ver en directo a esta gente es disfrutar del veneno más adictivo, del fuego más avivado. El del tormento interior. (Fotos: Juan Jesús Sánchez Santos para RockSesión).

Son dos palabras que definen perfectamente las sensaciones que tanto el citado estreno como El Reflejo del Espanto transmiten como denominador común. Tanto en forma literal en la letra de sus canciones como en esa adicción que generan sus riffs, bases y quejíos flamencos, como una droga en la que se quiere volver a repetir una y otra vez; como en los dardos incandescentes certeros que lanzan, llenos de desengaño, olvido, resquemor y pena negra, que comparte con sus primos hermanos zulús. Las melodías tortuosas y sinuosas, el equilibrio de la puesta en escena con un sereno y concentrado Luque, un mucho más expresivo Valdivia con sus rastas kilométricas al viento, un sobrio y efectivo Miguelo, un solvente y creciente Barros y, como guinda, un Ihmaele que en dos años ha mejorado de manera considerable no sólo su interpretación vocal en directo, sino también su entereza como frontman de unas canciones que precisan de eso. De conseguir una empatía y una credibilidad que se ha obtenido a base de seguridad. Sin clases de canto, todo conseguido a fuerza de escuchar a los mejores del noble arte del flamenco.

Todo esto sería del todo estéril si las canciones no fueran los cañones que son. Tanto que en pleno concierto decidí que esta temporada les dedicaría un #Mis10de antes de que les dé por sacar un nuevo disco y sea más complicado todavía. Con sus 19 canciones propias va a dolor dejar más de una fuera, imaginen con más material.

Y es que solo hay que ver el arranque del repertorio para certificar lo dicho. Ese reciente y continuista con respecto al debut, ‘Y No Duela’; la doble maldición rumbeada y pegadiza de `Se Apodera’ y ‘Los Llantos De Mi Almohada’ (con estas canciones, que van seguidas en el primer disco, me pasa siempre lo mismo, si escucho una pienso esta me gusta más, cuando escucho a su vecina, cambio de opinión); la arriesgada en la melodía vocal ‘Malos Días’, a la que poco a poco le voy cogiendo querencia; y ese excepcional ‘Otra Letra Más’ que tiene ya hechuras de clásico hasta el punto de parecer inconcebible que aparezca tan pronto en el setlist.

Tras la intro enlatada de violín, ‘El Naufragio’ llegó como un necesario interludio menos explosivo, un desarrollo más largo y una muestra de las nuevas formas adoptadas en un trabajo más complejo. Una vía que puede hacerles más grandes si cabe. Potencia y degüello en ‘Oídos de Carnicero’ y referencia a quien escribe por la mención a ‘La Mordidita’ de la crítica con la afilada ‘La Guadaña’ y guiño a Pata Negra con el ‘Tu Madre Tuvo La Culpa’ en la declamada ‘Parece Mentira’. La delicada y creciente ‘Versos Sellados’ y ese desarrollo que crece en torno al certero riff de ‘De Espera y de Boca’ hicieron crecer la emotividad y la percepción de encontrarse ante una banda que ya es imprescindible.

Pero todavía restaba otro soberbio tercio de concierto donde aparecieron ‘Loco Por Saber’, de indigencia digna; la excepcional ‘La Verea’, llena de vísceras en su texto; la fatal ‘Por Amarrarme’, que Ihmaele me dedicó de manera expresa por tercera vez y que es una daga intercostal en sus tres fases; ‘Ni Las Sobras’, arpegiada y preciosista; la candorosa ‘Como Tu Cara’, casi un oasis lumínico entre tanta penumbra; y ese ‘A Capa y Espada’ final con estrofa de Camarón como guinda.

Una velada brillante y un ejercicio de metal y flamenco tan naturalizado que uno no puede dejar de querer más y más.

Bendita ponzoña ardiente.

Repertorio – setlist:

Y No Duela

Se Apodera

Los Llantos De Mi Almohada

Malos Días

Otra Letra Más

Intro + El Naufragio

Oídos de Carnicero

La Guadaña

Parece Mentira

Versos Sellados

De Espera y De Boca

Loco Por Saber

La Verea

Por Amarrarme

Ni Las Sobras

Como Tu Cara

A Capa y Espada

 

Publicado el noviembre 13, 2017 en Crónicas Conciertos y etiquetado en , , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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