Toseka – Al Trasluz

 

“Cada persona tiene luz propia. Un espectro completo de luces. Pero al igual que ocurre con la luz, tan sólo llegamos a percibir una mínima parte de ésta y el resto del espectro queda apagado para los demás. Luces que a nadie dejamos ver. Lo más íntimo, lo más oscuro, es invisible a los demás. Sin embargo, siempre tendremos una persona con la que ponernos al trasluz”. Con esta introspectiva intro se abre Al Trasluz, el debut de esta banda salmantina que juega entre las líneas incorpóreas cada vez más fútiles entre el rock duro, el punk, lo urbano, lo metalero y el hardcore. Si tenemos en cuenta que el disco ha sido grabado bajo la producción de Pablo Martínez (de Desakato) en OVNI Estudio, pues entendemos a la primera por qué ese matiz. Viene Toseka, además, en formato EP de seis temas, que tan de moda está en los últimos tiempos (curiosamente, también formato elegido para el penúltimo disco de Desakato o el último de ‘sus hermanos’ de Mala Reputación). Al Trasluz se desvela como un buen ejercicio iniciático para una banda con bastantes buenas intenciones que el tiempo debe ir puliendo y haciendo crecer en realidades en forma de mejores canciones. Sin desmerecer lo que ya de por sí hay en esta ópera prima.

Se abre la media docena, tras la mencionada introducción, con ‘Alimañas’, un tema que destaca por el fuerte golpeo inicial de batería y el riff serpenteante, cíclico e hipnótico de la entrada. La estructura gana en intensidad con el trote de la batería y agrada y convence la tesitura vocal media y sobria. El estribillo es algo más melódico, pero los tempos metaleros se mantienen con firmeza. Bueno manejo de las partes iniciales de los temas se confirma con ‘Ni Mirar’, con buen delay de guitarras y un medio tiempo, venido a más por la base rítmica, que resalta con la parte recitada del poema ‘Sentado Sobre Los Muertos’, de Miguel Hernández. (“Aquí estoy para vivir mientras el alma me suene, y aquí estoy para morir, cuando la hora me llegue”).

En ‘Al Trasluz’, la canción, se reflejan las claras influencias de Desakato, con esa guitarra limpia sobre la que se desarrollan los primeros fraseos lastimosos y frágiles, como bien sabe hacer Pablo. No es hasta más allá de mitad de la canción cuando las guitarras y bases rugen en su esplendor, coincidiendo con un mayor desgarro vocal que cumple el trato con la intro, sin imposturas y rozando casi la ruptura de la afinación. Al contrario, ‘Mi Miseria’ es un corte más cercano a lo que podríamos catalogar de ‘urbano clásico’, cimentando su estructura en un estribillo generoso y repetido que acaba entrando desde la primera escucha.

En el dúo final, ‘Maniatado’ se acerca a los territorios más punk, sin perder la emotividad vocal, melódica y melancólica, que se antoja como denominador común de los próximos trabajos de la banda. El cierre llegará con ‘A Espalda Descubierta’. Una canción en la que volvemos a encontrar los elementos habituales en esta primera entrega. Presencia de fuertes guitarras, tempos bien marcados y una latente mirada introspectiva a las relaciones interpersonales.

Se cierra así un primer ejercicio que nos hace, al menos, mantener la atención para lo que tiene que ser un desarrollo artístico que pula lo bueno y que aumente los matices y estructuras.

 

Lista de canciones – tracklist:

  1. Intro
  2. Alimañas
  3. Ni Mirar
  4. Al Trasluz
  5. Mi Miseria
  6. Maniatado
  7. A Espalda Descubierta

 

Publicado el abril 16, 2020 en Críticas Discos y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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