Bebe – Pafuera Telarañas (2004)

Después de un par de semanas en las que hemos recuperado algunas críticas pendientes del verano, qué mejor que empezar la temporada de otras de las secciones, la de las críticas remember, con uno de esos álbumes que lleva siendo eterno candidato desde el principio de los tiempos de esta casa: Pafuera Telarañas de Bebe. El álbum viene a significar uno de esos ‘debuts’ de ventas estratosféricas que se suelen dar muy de vez en cuando en el mundo de la música, bailando las cifras entre los 500.000 y 300.000 copias, que no está nada mal, si tenemos en cuenta está ya muy lastrada por el estallido entonces de la venta de copias ilegales, las descargas desde casa y un largo etcétera. Porque lo cierto es que la repercusión mediática y, sobre todo, popular, fue mucho mayor que esa cantidad, que tres o cuatro años antes quizá podría haber rozado los números de otro imprescindible debut descarado como fue el de Estopa cinco años antes. Buena ‘culpa’ la tuvo, además de esa inusual frescura descarada y, por momentos, desafiante, el enfoque femenino generalizado que tenía todo el conjunto. Sobre todo por las explícitas contra la violencia de género ‘Malo’ y ‘Ella’, pero también con ópticas y enfoques como la forma de sentir placer (‘Con Mis Manos’) y amor en distintas formas (‘Siempre Me Quedará’, ‘Tu Silencio’, ‘Cuidándote’), el mensaje naturalista (‘Ska De La Tierra’), otros más íntimos y líricos (‘Revolvió’, ‘Razones’) o la fiesta (‘Como Los Olivos’, ‘Siete Horas’).  Con la producción de Carlos Jean, después llegarían los encargos de bandas sonoras, la interpretación y la espantada ante la presión mediática, que vino acompañada de algún desplante o desaire que la hizo ser comparada en el mundo del rock con el Robe de los noventa. Como canta La Vela, “algunos pajaritos no se pueden encerrar, se les va apenando el alma, de pronto ya no quieren cantar”.

Tampoco nos llevemos a engaños porque los debuts triunfantes, generalmente, no nacen de la nada. O al menos en los casos que hemos citado. Cuando Bebe firmó la grabación de este disco a finales de 2003 ya llevaba unos siete u ocho añitos rodando sus canciones de autora por su Extremadura y, posteriormente, por Madrid, mientras estudiaba arte dramático.

Pafuera Telarañas fue grabado por Raúl Quílez y José Luis Crespo, que se encargaría también de la mezcla y el mastering, bajo la producción de Carlos Jean y la ejecutiva de Eva Manzano. Además de ese tótem de los mandos, que aportaría una fina capa electrónica a muchas de las canciones, el equilibrio más orgánico vendría de manos de un auténtico referente dela guitarra y el buen gusto, como es John Parsons (habitual en España, entre otros, de Miguel Ríos durante décadas). El disco se editó en primera instancia con trece cortes, que acabarían siendo quince con la inclusión del tema que sirvió de cabecera para la serie Aida (‘Que Nadie Me Levante La Voz’) y para la película ‘Incautos’ (‘Corre’).

La lista se abre con ‘Men Señará’ una canción donde Bebe apunta sus líneas melódicas más limpias y encantadoras, en una especie de canto de sirena en la elongación del estribillo, sobre una base rítmica con mucho de groove, marca de la casa de Jean. La combinación resulta y funciona como buen apoyo a los chispazos del álbum. El primero de ellos viene enseguida con ‘Ella’, un tema que viene a ser la práctica del título del disco, puesto que presenta a una mujer que es capaz de liberarse de todo aquello que la hace sufrir o tener miedo. Una rumba tamizada de pop por la percusión y que tiene fuerza en todos y cada uno de los versos y los pliegues de la voz de Bebe, que suena lumínica, descarada y fuerte.

Con una melodía inicial (incluso el videoclip) con unas bases programadas, que nos pueden recordar al pop mainstream de Natalie Imbruglia, Meredith Brooks o, incluso, Sheryl Crow, ‘Con Mis Manos’ encierra un más que explícito texto sobre masturbación pero que no todo el mundo captaba a la primera. Ya saben, no es lo mismo oír que escuchar. El riff entrecortado de ‘Siempre Me Quedará’ es embaucador desde la primera escucha. Pese a su aparente sencillez, todavía hoy me sigue generando una sensación hipnótica en ese estribillo de doble voz y de sutil y elegante electrónica entre el chill y el funk.

Así, a la quinta llegamos a ese símbolo que fue (es) ‘Malo’. Una de las canciones más explícita sobre la violencia machista, con una demoledora narración que hiela la sangre en las súplicas y en la referencia a los pequeños que duermen. El videoclip es tan crudo como abrasador, con un lenguaje gestual y corporal que potencia todavía más el mensaje. A día de hoy, ‘Malo’ sigue siendo dolorosamente necesaria. Si hay (que las hay) personas que se ofenden hoy con esta letra tienen un problema bastante grave y es prueba de que sigue haciendo falta. La primera parte del álbum se cierra con un tema que le funcionaba muy bien en directo por aquellos tiempos, ‘Ska De La Tierra’. Una estructura sencillita que va aumentando en el tempo de manera progresiva y que brilla por las segundas voces, por su bajo omnipresente y los vientos que firmarán Arturo Soriano, Owe Larsson y Paco Ibáñez. Habría que hacer referencia aquí que durante un tiempo la canción sucedía o precedía al ‘Mi Papá Tiene Una Silla Eléctrica’, con la que Bebe ridiculizaba a Barbara Bush.

‘El Golpe’ repite con más tensión la fórmula sónica de la entrada, pero con un aire más rapeado, efectos vocales y scratches incluidos. Pasa por ser una de las más discretas, finalmente sustentada por su buen estribillo (“El tiempo corre en patines cuesta abajo y no tiene freno hasta que das el golpe”) y por los vientos de la coda que se hace corta. Ahora sí, ‘Revolvió’ y ‘Como Los Olivos’ son palabras mayores. La primera ofrece otra muestra límpida de la bella voz de Bebe, con un tempo percutido con aires de folclore latinoamericano, canción de autor clásica. La segunda tiene una entrada aflamencada que derivará en aires de rumba con metales, entre lo zíngaro y lo arabesco, que nos evoca a los Chambao, Ojos De Brujo y el largo etcétera de aquellos años. La aparición de un segundo estribillo es un fantástico recurso que hace que el tema trascienda más allá de lo que podría haber sido lo previsible.

Para completar los registros, el piano rhodes de Raúl Quílez acompaña la lacrimógena y descarnada ‘Cuidándote’. Un hermoso canto de despedida para afrontar la muerte de una mujer cercana, fácilmente aplicable a las madres pero, en suma, universal. Después de tanta carga emocional, se agradece que ‘Siete Horas’ nos sacuda un poco la pena con la ilusión del encuentro pasional esperado con mucho de humor y otro tanto de ganas.

Llegamos al final con otras dos joyas líricas. ‘Tu Silencio’ ofrece un texto poético de bella interpretación vocal y musical, con un inteligente protagonismo de batería y bajo. Como un vinilo sonando en un viejo gramófono, ‘Razones’ nos da la puntilla definitiva con una impresionante letra de ausencia del amor más necesitado y, por tanto, inolvidable una vez que se ha conocido.

Es casi imposible dar tantas emociones tan distintas e intensas en menos tiempo.

Lista de canciones – tracklist:

  1. Men Señará
  2. Ella
  3. Con Mis Manos
  4. Siempre Me Quedará
  5. Malo
  6. Ska De La Tierra
  7. El Golpe
  8. Revolvió
  9. Como Los Olivos
  10. Cuidándote
  11. Siete Horas
  12. Tu Silencio
  13. Razones (A Capella)
  14. Corre
  15. Que Nadie Me Levante La Voz

Publicado el octubre 8, 2021 en Críticas Remember y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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