Neuman – Waterhole

En este camino vital repleto de música, me crucé por primera vez con Neuman cuando llegó a mis oídos The Family Plot, su segundo trabajo, publicado en 2012, prendándome de temas como “Jane”, “Ben Gun”, “Waldoword”, “Doggy” o “Lovers”. El guiño velado al título de la última película que grabó Hitchcock tiraba mucho para alguien que está siempre deseoso de descubrir inquietudes y pulsiones nuevas. Fue entonces cuando miré a su anterior álbum, su debut en Plastic Heaven de 2010. Un fantástico ejercicio de post-rock y shoegaze al que había añadido toques de folk en su siguiente entrega. Con estos cimientos, he seguido siempre con curiosidad la trayectoria de Paco Román, alma del grupo con el que también ha firmado los recomendables Bye Fear Hi Love (2013), IF (2014), que le supuso el salto definitivo a otro plano dentro de su circuito, y el magistral Crashpad (2017), que rezuma paz y belleza en canciones como “Gibberish”, “Kids”, “Deleted Files”, “Dizzy”, “Quiet”, “End”… Resumiendo: La discografía de Neuman es maravillosa. Del britpop de los noventa o al shoegaze más frágil y siempre con un cuidado extremo en las mezclas, sonidos y arreglos. Por eso, esta espera de seis años (curiosamente, casi el mismo tiempo que ha habido que esperar para otro larga duración de José Ignacio Lapido, nuestro protagonista de ayer) bien ha valido la pena cuando el resultado vuelve a palpar por momentos la excelencia y, como siempre, dando una vuelta de tuerca a la propia evolución del sonido. Siempre orgánico, analógico y cuidado al extremo. Neuman, ese fantástico verso suelto al que es imposible compartimentar en etiqueta alguna.

Como apuntaba, bajo el nombre de Neuman tenemos a Paco Román como vocalista, guitarra, compositor y fundador de la banda con Dani Molina al piano y bajo, y José Sánchez a la batería, aunque en esta ocasión Román ha ejercido de multiintrumentista, teniendo además un mucho de alquimista del sonido si tenemos en cuenta que lo ha grabado en cinta analógica en su casa y estudio en Granada, creando para cada una de las canciones escenarios diferentes de microonda, compresores, previos, colocación de instrumentos e incluso variedad con multitud de guitarras, baterías, pianos… de los sesenta y setenta… Mimo y más mimo.

Varias de las ocho canciones que conforman este Waterhole ya fueron presentadas como sencillo en los últimos meses, pero es ahora, en su conjunción con las inéditas, cuando la obra adquiere un sentido mucho más pleno.

“Recovered Files” es la primera de ellas y junto a “Three Of Us” son los dos cortes que mejor desarrollan ese continuum ya que Neuman se inicio de esa forma, con una querencia al post-rock y shoegaze de largos, variados y complejos desarrollos potentes, que aquí vuelven a brillar esplendorosos. Una batería con marchamo de vagón de tren nos adentra en una capa de guitarras y atmósfera envolvente donde la sonoridad pulcra y ese cuidado en cada arreglo se sienten desde el primer minuto. La voz incorpórea se suma e irá tomando cada vez más intensidad a la vez que el rugido de la distorsión va cogiendo confianza tras cada sucesión de estrofas. Como era deliciosamente esperable, a partir del quinto minuto las guitarras centellean destellos con el solo mientras la coda se vuelve enérgica hasta la eclosión final.

En el caso de “Three Of Us” la fórmula parece repetirse pero de manera mucho más lánguida y pautada, con un gusto setentero abrumador (algo de King Crimson, ¿quizá?) y con un solo final mucho más extensivo que abrasador, aunque el crescendo final sí alcance cotas estruendosas capitales. Entre ambos cortes se sitúa la hímnica “The City Of Love”. Un tema de profundos valores reconstituyentes, que presenta una melodía feliz (casi de forma premonitoria, vio la luz apenas días antes del confinamiento) y que entronca con nombres tan indiscutibles como Beatles, Oasis o Coldplay.

Con una querencia más urgente e inmediata, “George” despliega acordes de guitarra pasionales y un tempo de batería galopante sobre el que Paco Román lanza su narrativa. Hay que destacar ese break central que con protagonismo para bajo y batería a solas, nos lleva más felices y entregados por la coda y una melodía que crece en jovialidad, auspiciado por el añadido de teclas, preciosistas en sus latidos postreros. Por su parte, “Baby The Sunrise” es un corte algo más tenso, especialmente por la contención del acorde de guitarra principal, pero que sin embargo ganará plasticidad en el tarareo que acompaña en segundas y terceras voces durante el estribillo.

En el tercio final llega la calma en triple ración. “Untitled” es una balada creciente, vibrante en el efectismo de las teclas y de una solemnidad casi eucarística en una suerte de ascensión hacia la paz. En el caso de “New Year” sigue el tono reposado, pero aquí con una recreación de baile final (a partir del segundo minuto) y claras reminiscencias de crooner. De hecho, desde Subterfuge ya detallaron en su día que para esta canción se usó una Fender Coronado II de 1967 como la que solía usar Elvis Presley. El cierre viene de la mano del corte que da título al conjunto, “Waterhole”. Una canción en la que la Neuman nos despide con la elegancia de una despedida de voz y piano, meciéndonos en la rúbrica de un disco majestuoso.

Lista de canciones – tracklist:

  1. Recovered Files
  2. The City of Love
  3. Three Of Us
  4. George
  5. Baby The Sunrise
  6. Untitled
  7. New Year
  8. Waterhole

Publicado el marzo 30, 2023 en Críticas Discos y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: