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Sôber – Retorcidos

A lo largo de los años y conforme pasamos hojas del calendario vamos creciendo – envejeciendo (elija cada cual en función de su edad o ánimo) comprobando como las bandas que nos han ido acompañando en el viaje van también cumpliendo etapas con mayor o menor suerte con más o menos sobresaltos. En ese devenir, además tener muchas papeletas elementos como ‘el parón indefinido’ o el cambio de algún integrante de la formación (mal o bien avenido), está, del lado positivo, la celebración de aniversarios varios. Y para ello hay también numerosas fórmulas de las que Sôber ha elegido una más o menos convencional, con esa gira especial 30º aniversario que reunirá en su repertorio una selección de toda su carrera incluyendo los ‘spin-off’ de Savia y Skizoo, y otra menos frecuente pero, considero, muy enriquecedora tanto para quienes les siguen desde el comienzo o han profundizado en toda su discografía al ‘subirse al barco’, como para quienes ‘desconocen’ o no se han preocupado de indagar en los inicios. Y es que hay que recordar que Sôber nació en 1994 bajo el nombre de Sôber Stoned y cantando en inglés. Lo de los idiomas lo dejaron pronto a un lado (aunque llegaron a grabar una maqueta muy casera) pero lo del Stoned se quedó hasta el lanzamiento de Torcidos en 1996, lo que fue primer larga duración de debut de la banda, ya formada entonces por Carlos y Jorge Escobedo, Antonio Bernardini y, entonces, Elías Romero a la batería. Un disco al que devuelven su valor regrabándolo con los medios y sabiduría actual, añadiendo dos temas inéditos, y editando una espectacular caja que incluye una biografía reducida, el disco original, cuatro láminas, una cinta de las de antes con la maqueta… ¡y un boli BIC rojo con el logo de Sôber para rebobinar a la vieja usanza!

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Sôber – Vulcano

sober-vulcanoAlgo más de dos años y medio después de su álbum Letargo (la banda ha estado muy activa todo este tiempo, desde celebrar por todo lo alto su vigésimo aniversario con un ambicioso trabajo doble en directo o haciendo una gira recuperando canciones de Savia y Skizoo, con Morti incluido) llega el octavo trabajo de estudio de la banda de los hermanos Escobedo, Bernardini y Reyes. El tercero después de que volvieron tras el pequeño parón oxigenante. Si en Superbia encontrábamos, en términos generales, un grupo con equilibrio entre dudas y ganas por el regreso y en el citado Letargo la explosión que esperábamos (le di Oro en Mis Discos del Año de 2014) en este Vulcano apreciamos, ante todo, una mayor presencia de los desarrollos instrumentales, especialmente notorio en algunos temas, además de una marcada intención por aumentar el carácter melódico de los estribillos y por la generación de medios tiempos con visos de himno y luces encendidas. Sí, también se mantienen los grandes trallazos de guitarra. Sôber es Sôber y no los vamos a cambiar a estas alturas.

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Sôber – Letargo

112 SoberLa formación madrileña (y algo de cordobesa, por eso de la presencia de Manu Reyes Jr. a la batería) vuelve con su séptimo disco en estudio. Aunque quizá es más significativo decir que es el segundo con canciones nuevas desde que regresaran tras aquel parón artístico que escindió a la banda de entonces en Skizoo y Savia. Letargo se presenta con muchas novedades. De sonido, de concepto… hasta en el número de canciones, ya que han abandonado el tradicional cómputo de once cortes para pasar a doce. Ambicioso y con muchas horas de trabajo detrás, hay mucho que decir de este Letargo que. más que hacer referencia a un tiempo de inactividad y reposo, debería llamarse despertar... Pasen y lean.

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Sôber – Morfología (1999)

Ahora que Sôber está culminando su gira ‘Morfología’ en la que ha tocado al completo y en el mismo orden el álbum, hoy nuestra remember va para aquel disco, salido en 1999 y que en cierta manera supuso una revolución dentro del denominado por entonces numetal o metal alternativo en nuestro país. Composiciones que abrían la puerta sin ningún reparo a sensaciones y emociones personales: muerte, locura, complejos de inferioridad, desengaño y hasta suicidio. Todo arropado por grandes riffs de guitarra, una base rítmica muy presente y la voz de Carlos Escobedo, tan inconfundible.
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