Sôber – Letargo

112 SoberLa formación madrileña (y algo de cordobesa, por eso de la presencia de Manu Reyes Jr. a la batería) vuelve con su séptimo disco en estudio. Aunque quizá es más significativo decir que es el segundo con canciones nuevas desde que regresaran tras aquel parón artístico que escindió a la banda de entonces en Skizoo y Savia. Letargo se presenta con muchas novedades. De sonido, de concepto… hasta en el número de canciones, ya que han abandonado el tradicional cómputo de once cortes para pasar a doce. Ambicioso y con muchas horas de trabajo detrás, hay mucho que decir de este Letargo que. más que hacer referencia a un tiempo de inactividad y reposo, debería llamarse despertar... Pasen y lean.

Lo primero que hay que recordar es que este disco empieza a componerse después de un periodo de descanso que sucedió a una (muy) intensa gira monográfica sobre Morfología. El disco que mejor representaba la oscuridad de los inicios, con el desarrollo de accesibilidad y melodías pegadizas que llegaría a su cima en Paradysso. Mi relación con Sôber, como crítico musical, siempre ha sido de amor/odio. Amor porque aquellos discos representaban una plenitud sin parangón que nunca más se volvió a igualar. Es cierto que muchas canciones de Reddo mantienen bastante el tipo, pero se percibía que no se acercaba a cotas anteriores. Después vino el citado receso y la vuelta a los escenarios, y Superbia un disco que, honestamente, me decepcionó profundamente. La banda siempre ha mantenido una actitud y un directo intachable pero, lo siento, los daba por perdidos para el estudio.

Y con estas llega Letargo. Hay gente, lo he hablado con profesionales del sector y con músicos, que no entiende eso de ‘las giras monográficas’ sobre un disco o pasado anterior. O si lo entienden, limitan su utilidad a un mero recurso económico: «Toquemos el disco que más le gusta a la gente para llenar salas y que nos lleven a festivales…». Habrá quien solo lo vea así, yo le veo, y se ha plasmado en casos como Hamlet o en este de Sôber, una utilidad artística fundamental: recuperar y tener fresca la esencia de aquellas canciones, impregnarse de ella durante una gira completa, para que las próximas canciones tengan algo de ese espíritu. Es decir, cómo sentíamos antes pero con la sabiduría y experiencia adquirida de hoy. Ese trabajo, esas sensaciones, aunque no se crea, van al estudio. Y en el caso de Hamlet se reflejó en Amnesia (un álbum imprescindible) y en el de Sôber en este sobresaliente Letargo. Digo sobresaliente, sí.

Pese a que siguen teniendo ciertos vicios a la hora de los textos (superaciones, salir, luchar, vencer…) y en la construcción musical de algunos fraseos (los tramos de descenso de distorsión para dejar solo la voz, bajo y batería, no digo que sea malo, pero a veces es previsible), todo eso se ha aminorado en esta entrega. Que, además, viene con una marcada intención por modernizar lo bueno que ya tenían con ciertos aportes de teclados y bases electrónicas muy sutiles, y con una marcada tendencia a hacer más pesados ciertos desarrollos instrumentales cercanos al stoner en ocasiones, rozando el heavy metal en algunos solos en otras. Les ha salido muy bien, hay que reconocerlo. Y el disco, aunque a veces se hace un poco largo, no te suelta ni cuando crees que ya has desconectado de él. Y lo explicaremos en el repaso de canciones.

El sello diferencial está puesto desde el primer tema, ‘Afrodita’, que se va a los seis minutos, hasta la fecha la composición más larga de toda la discografía de la banda. Un inicio muy pesado (que será frecuente en el álbum), una canción que va creciendo en instrumentación, que ofrece pasajes de batería certeros y que destaca por un aumento de texto en el estribillo final que aumenta la intensidad. De una composición más larga al disparo directo de ‘Insecto’, que te golpea en el mentón desde la primera escucha. La entrada con una distorsión vocal, un estribillo pegadizo a más no poder (y sentido) y pequeñas dosis de doble bombo rematan un cóctel explosivo.

Sin que el nivel decaiga y muy bien situado en el disco llegamos a ‘Blancanieve’, el single anticipo del álbum. Un tema con adornos de teclados, que apesta a convertirse en un clásico desde la tercera escucha y un fijo constante en los directos, que mantiene ese saber hacer de potencia controlada. Si parecía que ya tocaba bajar el nivel, ‘Encadenado’ arranca también con otro riff furibundo y con una base de bajo y batería muy pesada. El trabajo en el sonido ha sido encomiable y en este tema se nota especialmente, solo cercano al heavy incluido. En lo vocal es la primera canción que está interpretada con algo más de fragilidad melódica. El estribillo tarda en llegar porque viene disimulado por un puente brutal: “Encadenado como un perro en el portón. De tus pecados, siempre esclavo y servidor”. Enorme.

Tampoco desentona la triada de continuación. El tema que da título al álbum destaca por una base con gran regusto stoner, algo más pausada (ojo, no hay balada en todo el disco) en las partes de texto. En cualquier caso destaca el break instrumental que sabe a poco. Algo que también pasará en otros temas en la segunda parte del disco. Quizá la banda, por no salirse mucho de su guión de accesibilidad intenta frenar una capacidad musical a la que debería dar rienda suelta sin circunscribirse a sus propios cánones. El tiempo dirá si se arriesgan. ‘Mañana’ por su parte es el tema (junto a ‘Unax’) por el que le van a llover más palos por parte de los detractores de discurso fácil. Es cierto que el riff y teclados tienen una melodía bastante bailable y el fraseo tiene un punto de casi rapeo casi discotequero… Pero no os alarméis, poca cosa. Lo justo para sorprender y variar.  El remate del tema viene presidido por unas guitarras ‘campanilleras’, tipo U2, que culminan uno de los cortes más sorprendentes. Y ‘Fugaz’ retoma otro inicio brutal, con cierto aire de toque oriental (sin exceso), otro de los temas donde la batería tiene un gran protagonismo y que recordará en buena medida a la primera época del grupo (salvo por los teclados).

Siguiendo con el recorrido ‘Tal Día Como Hoy’ es un día que pica y mucho. El argumento es tan típico como doloroso. La muerte de un ser querido, progenitor en este caso. Aunque musicalmente es más discreta, tiene frases que, en su sencillez, acaban clavándose como puñales: “Siempre quise que supieras que era el niño más feliz del mundo”. La tonalidad con la que Carlos lo canta acaba llenando de una tristeza infinita. Cuidado. (Y lo dice alguien que, por suerte, aún no ha tenido que pasar por ese trance ineludible). ‘Unax’ es, posiblemente, la canción que menos me gusta del disco. Tiene ese toque de moralina de autoayuda que no termina de convencerme de sus textos. Pese a todo, el solo de guitarra de la parte final vuelve a ser heavy metal puro y duro.

En el último cuarto de disco encontramos ‘Capricho’, otro tema excepcional, que apunta con los teclados de entrada a un lirismo sutil y que se confirma a mitad de canción con unos coros operísticos. Un nuevo guiño que ya les saliera tan bien en Paradysso. ‘Morfina’ destaca por un extraño equilibrio entre una velocidad controlada (el estribillo parece que va a romper y sin embargo suena contenido) pero con un dinamismo irrefutable. Una canción hiper guitarrera, de nuevo muy stoner y que tiene un break instrumental descomunal, que si se alarga un par de minutos hubiera quedado redondo. Para terminar, ‘Otoño’ es la única canción que habla explícitamente de la situación social actual (a su manera): “uniendo nuestras voces quién nos callará”. La canción se culmina con otro break de corte oriental que, de nuevo y como comenté antes, se queda algo corto, deja con ganas de más.

Sôber, amor/odio en las críticas, esta vez, toca quereros y mucho. ¿Será porque está cerca el 14 de febrero?

Nos vemos en el Viña.

En Spotify.

Tracklist:

  1. Afrodita
  2. Insecto
  3. Blancanieve
  4. Encadenado
  5. Letargo
  6. Mañana
  7. Fugaz
  8. Tal Día Como Hoy
  9. Unax
  10. Capricho
  11. Morfina
  12. Otoño

Publicado el febrero 12, 2014 en Críticas Discos y etiquetado en , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente. 13 comentarios.

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