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Narco – Parásitos
Aunque hay gente que todavía se empeña en que las cosas siguen inamovibles por más que se les explique que las relaciones entre las personas que forman a una banda no son ajenas a los mismos conflictos, disputas o desavenencias que pueden producirse en cualquier relación interpersonal en el día a día, lo cierto es que había ganas (y muchas) de que Narco volviera a empuñar sus armas sonoras después de que la traumática salida de Vikingo dejara la cosa algo tocada y que dijeran adiós tras cumplir con las fechas comprometidas. De hecho, casi nadie esperaba esta resurrección después de que Curro Morales despegara otras de sus muchas influencias y cayera de pie con Califato ¾, convirtiéndola por derecho propio en una imprescindible de la escena. Ahora y cinco años después de su última entrega desde el estudio, el ácido y ravero Espichufrenia, Narco viene con dos nuevas incorporaciones y con una ligera vuelta de tuerca hacia atrás en su propuesta sonora. (Porque luego están los del “esto ya no es lo de antes” y ese tipo de mantras, como si las bandas también tuvieran que ser inmovilistas por narices). Las melodías electrónicas se ha hecho ligeramente más luminosa que en Dios Te Odia, el hardcore punk se ha vuelto más canónico que el hiperventilado de Espichufrenia, sigue habiendo dosis de ajustes de cuenta sangrientos como en la primera etapa (precisamente de la mano de uno de sus vocalistas fundadores, Chato Chungo) y también otro puñado de drogas y gente de barrio con las cartas marcadas para perder. Quien se empecine en que la realidad sea como el quiera sin entender la lógica del devenir de los tiempos, este no será su disco. Quienes apreciamos por encima de todo el trabajo y el compromiso, aplaudimos que sigan en pie.
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