Somas Cure – Mitos
Si vives la música como algo más que un simple entretenimiento, entenderás y compartirás algo que expresé en twitter hace unos días. Hay nuevos lanzamientos, nuevos discos que, sea por tu trayectoria vital, por tu estado anímico o por cualquier otra vicisitud, te llegan en el momento justo. Tocan en la diana, de pleno. Y ese te une a ellos para siempre. Es una sensación de plenitud que consiguieron otros díscos como el Amnesia de Hamlet, Alea Jacta Est de Warcry, El Salmón de Andrés Calamaro, El Que La Lleva La Entiende de Hora Zulú o Pequeño Cabaret Ambulante de Bunbury por poner algunos pocos ejemplos. Somas Cure ha conseguido entrar en esa selecta lista del momento preciso con Mitos. Un disco que, además de mis sensaciones personales con él, se presenta como sólido candidato a ser uno de los destacados del año, con su propuesta híbrida con la potencia y el metal como armas poderosas. Adrenalina simbólica con emociones que van de la paz al tormento. Un trabajo, ya, imprescindible.
Para la grabación del álbum, la banda ha vuelto a apostar por la autoproducción, dando un salto considerable con respecto a sus dos entregas anteriores (Parseval y Equilibrium), y el trabajo de Carlos Santos y Mika Jussila, dos nombres fundamentales para el desarrollo de metal en nuestro país y fuera de nuestras fronteras, respectivamente. Con apenas siete años de experiencia y el vigor de la juventud, Somas Cure descerrajan diez temas ricos en matices que, como Vita Imana en Oceanidae entienden que la potencia sin control no sirve de nada. Los 41 minutos se antojan cortos, intensos, un soplo de vida y aire fresco indiscutible que te arrolla y te arropa con la misma convicción.
Ahí queda como entrada antológica ‘Belial’, el demonio de la Biblia Satánica de Anton LaVey. Pero ojo, no os confundáis, no estamos ante el típico grupo cazurro de gritos satánicos y potencia sin sentido. En absoluto, ni en textos ni música. Este inicio sintetiza todo lo que ofrece Somas Cure: mucha técnica a las seis cuerdas por parte de Álvaro Longarela y Borja Iglesias, potencia sólida y versátil en la base rítmica de Darío Gómez a las baquetas y Víctor Pérez al bajo, y cada vez más inmenso, un Txema Fonz cada vez más seguro de sus posibilidades vocales. Este tema introductorio es toda una clase de agudos heavys, voces guturales (muy entendibles, gran mérito) y una cadencia melódica del todo adictiva, como se demuestra en un soberbio estribillo: “En la codicia renacerás, como se eleva y desciende el mundo, te va a encantar”. La estructura del tema, además, permite respirar y apreciar matices que van del solo veloz al puente más hueco. Una jugada maestra con tintes de perdición irrevocable.
En ‘La Huida’ encontramos la canción más bruta del disco. Un thrash metal bien engrasado en el fraseo y mucho más abierto en un estribillo liberador, como escapada. Mantiene la pulsión iniciada en la apertura, pero con las escuchas acaba dejando sitio a otros temas mucho más brillantes. Como por ejemplo ‘Llueve’, de una densidad contenida en el fraseo, que recuerda un tanto a la atmósfera generada en todo el citado Amnesia de Hamlet, en canciones como ‘Niebla’, para ser más concreto. La canción se completa con unos coros muy accesibles y una coda final más gutural que demuestran, una vez más, la amplia gama de matices del grupo.
Con un gran manejo de la dinámica, ‘Despierto’ es un gran ejercicio melódico, apropiado para el desencantado de soledad del texto. Para seguir la escala descendente con ‘El Reino del Lobo’, enorme medio tiempo con gran crescendo vocal. Un canto de aceptación del mal propio.
Era complicado, pero es que la segunda parte de Mitos me gusta aún más que la primera. Y eso que ‘Uno De Cientos’, que arranca con una batería trotona y hardcoreta, pasa por ser el tema más descontrolado del álbum, el que da menos sensación de plenitud. Aunque al final el bello aporte de violoncello de Leire Antoñanzas acaba subiendo el nivel. Por su parte, ‘El Buen Soldado’ sí que destacada por esa tensión moral del argumento y la tesitura vocal en la melodía de la canción que recuerda a ese desencanto de Amalia Rodrigues en su ‘Canção do Mar’. Delicada y turbia, preciosista también en su riff, muy Hora Zulú, por cierto.
‘Di Mi Nombre’ engancha a la primera por el corte de lírica española que desprende, tanto el estribillo, como el ritmo marcado de batería, con tres cambios, así como un riff con ascendencia a bulería. Otra enorme canción que nos lleva a la joya de la corona, un ‘Helios’ que es pura dinamita cegadora, un canto de superación que va desde el desafío personal a la ruptura definitiva, a la liberación plena: “Un salto de verdad que me permita al sol llegar, tan cerca voy a estar que tu recuerdo se quemará, tan alto voy a estar que todo pequeño parecerá. Un salto de verdad y no volver más”. Para ello, las formas recuerdan, aún más perfectas a ‘Belial’, ya que de nuevo se agolpan todas las facetas de Somas Cure, la heavy, la metalera, la virulenta y la melódica. A otro nivel. Una canción que me acompañará en ‘la maleta’ para siempre. No hay duda.
Como guinda, ‘Nunca Más’, un hermoso canto a la infancia perdida a golpes de realidad, a piano, violín y sin afectación vocal alguna. “Si fuerzo el cuerpo a bailar a otro compás, se me adelantan los tiempos, tropiezas al pensar que madurar es superar algún sueño”. Una hermosa balada que sorprende por su pureza, después de la sacudida.
Una muestra más de que Somas Cure es una banda con los suficientes argumentos musicales para ser, ahora sin la menor de las dudas, la más preparada para relevar a la vieja guardia del metal. El podio les espera.
Bienvenidos a ‘mis favoritos’.
Tracklist:
- Belial
- La Huida
- Llueve
- Despierto
- El Reino Del Lobo
- Uno De Cientos
- El Buen Soldado
- Di Mi Nombre
- Helios
- Nunca Jamás
Publicado el marzo 10, 2015 en Críticas Discos y etiquetado en Carlos Santos, Críticas Discos, Hamlet, Hora Zulú, Mika Jussila, Mitos, Somas Cure. Guarda el enlace permanente. 6 comentarios.
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