No creo que haya punto medio con Mamá Ladilla, la banda liderada desde su fundación por un Juan Abarca que, algo infravalorado como magnífico músico, lleva haciéndonos reír con sus locuras desde la década de los noventa del pasado siglo. Con renovado brío en la banda, Sergio González entró al bajo en verano de 2013 y Abel del Fresno se ha hecho dueño de las baquetas hace pocos meses, el trío presenta su nuevo larga duración tras un pequeño interludio en forma de EP, algo oscuro, en Bilis. (Por cierto, nada de reciclar, ninguno de aquellos cinco temas se integran en Coprofonia). Los ingredientes son los mismos, letras que se mueven entre lo genial y lo bobón, la esquizofrenia y el raciocinio y unos desarrollos musicales que se alejan de cualquier cosa que pueda considerarse normal. Todo ello con esa ‘mala baba’ que otorga el paso de los años. Algo que por ejemplo también se aprecia en Miguel Costas. Doce nuevos cortes con algunos momentos hilarantes. Aquí se les quiere.

Nunca he hablado con Juan Abarca en persona, pero con conocer someramente sus canciones basta para saber que no da puntada sin hilo. Hacer reír es una de las cosas más complicadas del mundo, hacerlo con la música más y cuando tienes casi 100 canciones en el zurrón… De esta forma, está claro que no todos los textos pueden estar al mismo nivel, pero la media en Coprofonía, demonios, es altísima.

Se abre la docena con ‘Puchero de Corcheas’. Cierto toque acústico-juglaresco inicial, que recuerda a su solitario La Caja De Nada, si bien pronto entrará la distorsión en su cariz metalero, para derivar a un desarrollo descabalgado que tanto recuerda a Primus y otros genios locos. Un corte sin duda en el que la música está por encima del texto. Una receta musical como carta de presentación. Mucho más delirante llega la recitada ‘Parezco Rock’, un amasijo de topicazos musicales con algunos momentos “en el delirium tremens del rocanrol la peluca de James Brown baila con Samantha Fox, mientras todos jaleamos y después nos masturbamos y sacamos nuestros dildos, que son mástiles de Gibson”. Un ejemplo de decenas. La canción cambia el tempo después “del puto solo”. Más dinámica llega ‘La Paja’, primer single avanzado. Asociación conceptual clara si contamos que el estribillo es “hoy follo”. Más escarnio.

Interludio veloz, de nuevo de inicio acústico, con los treinta segundos de ‘Fundamentalistas’, la cuota infantiloide: “vuestra cara es un culo y por eso os la tapáis”. En ‘Palabras de Amor’ aprecio, opinión subjetiva, un ligero dardo a Extremoduro con “tu culo susurra palabras de amor y me siento mejor”, palabra repetida varias veces antes de entrar unos coros femeninos y una coda muy asociable. La primera parte del álbum se cierra con ‘Detritus’. Narración extrema de desgracias que derivan a materia muerta.

La segunda parte de Coprofonía es más demencial que la primera (o igual es que ya tenemos el sentido del humor caliente). ‘Farloparlante’, segundo single, es la canción más salvaje en batería y base rítmica con el jefe de nuevo como protagonista. Es uno de los temas que más recuerda a la época del Requesound y compañía. ‘Is For You’ y ‘Locas’ aumentan el nivel de las risas. La primera con un ejercicio de country que deriva a gran poco con una gran muestra de dicción de Abarca (a lo “Loli lee, lee Loli”). Y la segunda es una imponente sucesión de personajes con una cosa en común “solo se me acercan locas”, reúne una colección de testimonios a cuál más peligroso, “ya sé que no nos conocemos pero quieres venirte a mi casa para que te haga un jersey”, “soy capaz de encuadernar un libro con mi vagina” o “yo colecciono huesos de aceituna, chupados, pero de otros”… Brutal.

‘Molto Obligada’ utiliza al propio grupo en la parodia, “me han obligado a ir a un concierto de Mamá Ladilla”… Y todo lo que sufre la persona en cuestión, por cierto, de nuevo mujer. ¿Estará cantada por alguna de las mujeres del corte anterior? Esa es la idea, intuyo. Así llegamos a ‘Bici Sin Sillín Mix’, que evoca a otros gigantes anteriores como el ‘Fornicio Mix’ o ‘Mi Nave Mix’. En esta ocasión hay menos variaciones rítmicas, pero el concepto es similar. La historia de la bici se lleva un par de minutos, hasta que rompe a un buen ritmo oriental que cuestiona la felicidad china, “¿Se han meado en tu chop suey o se han follado a Sasha Grey?”, rimas imposibles made in Abarca). El tercer tramo se compone de una sucesión excepcional de aliteraciones encadenadas a cuál más inspirada. Por cierto, que una de ellas utiliza la palabra zulús y hay por ahí un riff y tempo marcado de batería que recuerda poderosamente a los granadinos. ¿Casualidad? ¿Con Mamá Ladilla? Poco probable.

Para cerrar, cómo no iba a haber mención al héroe underground de moda, transformado en ‘Jáisemberg’ y agotando todas las rimas posibles: Hellraiser, Sennheiser, Asperger, Kim Bassinger… que deriva a un cierto guiño al… ¡‘Rockin All Over The World’ de Status Quo!

Desbarre final para un disco que no es mejor ni peor que ninguno de sus hermanos. Que no necesita grandes artificios y que aligera las tensiones en el buen propósito de hacer reír… teniendo gracia. Enhorabuena.

PD: No tenía previsto hacer esta crítica hoy, pero la mala noticia del fallecimiento de Pedro Reyes me ha animado a ello. Valga como reconocimiento al sentido del humor blanco pero deslenguado y absurdo con el que nos alegró. Seguro que ni al grupo ni a Pedro les parece mal la asociación. Se te recordará, grande.

En Spotify.

Tracklist:

1. Puchero De Corcheas
2. Padezco Rock
3. La Paja
4. Fundamentalistas
5. Palabras De Amor
6. Detritus
7. Farloparlante
8. Is For Llu
9. Locas
10. Molto Obligada
11. Bici Sin Sillín Mix
12. Jáisemberg