CubodeRubik – Evolución de la Forma (2003)
“No hay palabra que merezca ser escrita ni pensamiento alguno que merezca ser dicho”. Con esta frase de Herman Hesse se describe el corte instrumental que da título a este disco de esta desaparecida formación aragonesa, de escaso recorrido, ‘acorde’ a lo complicado de su propuesta. Este álbum cayó en mis manos como uno de los primeros encargos profesionales del periodismo musical. La densidad del álbum es casi enfermiza. Textos filosóficos para explicar cada uno de los cortes, letras creadas por un componente en la sombra, que juegan entre la poética surrealista, la ambigüedad argumental y la poética más modernista y decadente. Arropen tanta carga conceptual con una música metalera, ruda, a veces cercana al punk, otras a Rage Against The Machine, Tool o Fear Factory. Pasajes casi recitados, estribillos deformes o ausentes y dosis de electrónica más impulsiva que luminosa. CubodeRubik fue uno de esos grupos que te descubren siempre se puede dar una vuelta de tuerca más a cualquier cosa. No está en Spotify y está descatalogado, pero tenía ganas de meterle mano de nuevo.
La banda nació en el apocalíptico año 2000 en la montañosa zona de Monzón y Binéfar. Músicos ya experimentados que en 2001 despacharon una demo sin título y que dos años más tarde, con solo un cambio en la formación publicaron su debut, este Evolución de la Forma. El grupo estaba formado por David Pena a las voces, Bruno Lacort a la batería, Mario Grasa al bajo, Eduardo Expósito en las guitarras, Antonio Rodellar como DJ y Carlos Villaoslada, alias ‘Conan’ como autor de las letras. El álbum se grabó en cinco días de septiembre de 2003, del 8 al 12 en los Estudios Inguz de Zaragoza. Con producción propia y editado por Producciones con/sin Compasiones y distribuido de manera ocasional (¿testimonial?) por Santo Grial Producciones.
La intro es una atmosférica de base electrónica que te acomoda en el submundo. Sus conciertos, dicen, se acompañaban de proyecciones varias, así que podemos hacernos una idea. “Aquellos que reprimen el deseo obran así porque el suyo es lo bastante débil como para ser reprimido”. William Blake se utiliza para encuadra a ‘El Hombre Del Saco’. Canción con un riff metalero y sucio demoledor. La mitad del corte es instrumental y el texto una escalada creciente de voz rapeada hasta la conclusión final: “gemid chillosas lágrimas de sangre en silencio, porque nunca conoceréis al hombre que lleváis ¡dentro!”. Condena lapidatoria de introspección social. Rudos tambores introducen una de las más marcianas de la lista ’22 r’. El riff contemporizado posterior se adereza de una base mínima, pero profundamente industrial. 22 arcanos y referencias al Alef a Tav hebreo (el alfa y omega griego).
‘No Pidáis Perdón’ es otro de los cortes notables. De nuevo con un riff pegajoso, cortante y breve, el desarrollo de bajo durante toda la canción es brillante. Un texto extenso y crudo para acercarse a la pena de muerte, parafraseando a Camus y Wilde. La interpretación vocal de ‘No Comprendo’ recuerda a Kake de Caskärrabias, si bien los estilos son el día y la noche. Mucha percusión electrónica para un tema argumentado con Kavafis. “Referente a nuestras creencias religiosas, dijo el estúpido Juliano: “He leído, he comprendido, he condenado”. Como si nos hubiera aniquilado con su “he condenado”, qué ridículo. Estas expresiones no nos convencen a nosotros, cristianos. “Has leído, pero no has comprendido; porque si hubieras comprendido, no hubieras condenado”, contestamos inmediatamente”.
‘Tras La Córnea’ es mi canción favorita del disco. En esta ocasión es Ortega y Gasset quien alumbra el camino hacia la realidad habitual hasta convertirla extraña para extraer la esencia de la vida. El uso de la electrónica en este tema, con juegos y efectos casi neuróticos le dan fuego a un estribillo visceral “Desprender, de los ojos, la irónica sustancia, de la mirada, derramarla (…) Allende los impulsos, descubrimos atónitos, que las estatuas ya estaban en los bloques de piedra”. Obediencia e ‘Individualismo’ entran en acción en el siguiente corte, contradicción entre libertad y reafirmación egocéntrica. Es un corte musicalmente menos inspirado, en cualquier caso.
En ‘Vértigo’ encontramos esas pequeñas reminiscencias punk comentadas más arriba inspiradas en un poema de Ángel Campos. El texto de la canción parece adaptarse a una visión particular de la muerte. “Todos los relojes han sido adelantados. Caer. Silencio (…) Reestructurar la forma perfecta de su cuerpo, ¡el miedo! E impregnar tan sagrado paisaje de sueños”. ‘Sangre/Muerte’ se apoya en Friedrich Nietzsche (“Desconfía de cualquiera que tenga un deseo poderoso de castigar”) para descerrajar la letra más terrenal y aprehensible del álbum, un alegato contra los excesos de la autoridad. El nivel se eleva con ‘Hambre’, que nos trae el concepto de la mandorla como fusión entre el mundo superior y el inferior, para presentarnos el abandono del tercer mundo con un crecimiento en la virulencia de las guitarras bastante conseguida.
Para el final, el excelente poeta José Ángel Valente pone su aforismo “Cuando ya no nos queda nada, el vacío de no quedar podría ser al cabo inútil y perfecto” como presentación de un tema que cuadra (Rubik) el círculo con el inicio. Si ‘El Hombre Del Saco’ son todos, ‘Nadie’ es un angustioso canto al vacío y a la incomunicación. Se cierran así 40 minutos imposibles de digerir a la primera pero con la suficiente enjundia como para, al final, aplaudir la valentía de su propuesta.
No he encontrado vídeos en YouTube, siquiera, así que quien tenga interés y paciencia, pueden hacerse con el disco en esta página.
Tracklist:
- Evolución de la Forma
- El Hombre del Saco
- 22.r
- No Pidáis Perdón
- No Comprendo
- Tras la Córnea
- Individualismo
- Vértigo
- Sangre, Muerte
- Hambre
- Nadie
Publicado el mayo 27, 2016 en Críticas Remember y etiquetado en Críticas Remember, CubodeRubik, Evolución de la Forma. Guarda el enlace permanente. 1 comentario.
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