El Pecado – El Pecado
No pierdas nunca tu capacidad de sorprenderte. Sirva esta frase tipo Mr. Wonderful o Paulo Coelho para presentar la idea principal de este disco de El Pecado, al que me acerqué sin grandes expectativas iniciales, pero que se me ha desvelado como uno de los álbumes de este 2020 para el rock y el metal. Resulta curioso que ayer escribía de las carencias de un debut lleno de buenas intenciones pero todavía verde en cuanto a la maduración de las formas (A Deshoras), para que hoy nos acerquemos a otro debut, que desprende calidad en todas sus caras. En textos, melodías y ejecución vocal, sintonía entre las guitarras solista y rítmica, programaciones y teclados y ritmos adictivos para un sonido espectacular con la firma de calidad garantizada de Alberto Seara y sus Estudios Cube, que también firma producción junto a Carlos Escobedo de Sôber, que también cantará en un par de temas, y la propia banda. ¿Y cómo es posible tanto para un debut? Pues porque el quinteto que da vida a El Pecado lleva veinte años curtiéndose en el mundo de la música bajo cabeceras de poco éxito popular, pero que parecen haber conseguido que todos los astros se alineen para hacer el disco rotundo con el que llevaban soñando durante todo este tiempo. Diez canciones de gran factura en las formas y en espíritu. Tan potentes y cañeras como accesibles en su melodía. Una querencia especial por las ritmas esdrújulas y buen gusto a la hora de utilizar las dinámicas de contundencia, desnudez, juego de segundas voces y texturas sonoras. Un álbum mayúsculo.
El Pecado son Javier Pulido en la guitarra principal y coros, Juan Luis Moreno en la batería y coros, José Carrasco en la voz principal, Sergio Carrasco en la voz principal y guitarra rítmica y Julián Rubio en el bajo y coros. Bajo estos nombres se esconden años de locales, ensayos, pequeños escenarios y grabaciones desde los años noventa con la banda Huracán Paquito, el quinteto ha formado parte de otros proyectos como Doctor Distorsión, La Oruga Hot Band, The Circus, Klímax o Paraelissa, formación con la que versionaron ‘Santa Lucía’ para el disco ‘Ríos: The Rock’. La mayoría de secuencias y programaciones son de Alberto Seara. Los raperos Roberto Myzepk y Recluso de Pura Konciencia también colaborarán en el quinto corte.
El disco te coge de las solapas desde el principio, como un ciclón que arrasa por su enérgica sonoridad con ‘Acorralado‘. A batería y acordes sutiles nos golpea de inicio un fraseo que arranca ya con desencanto y ribeteado por la aparición de Carlos Escobedo que, nada casual, entra justo con la palabra “Arrepentido”…, como el tema de su bendito Paradysso. La luz cegadora de la colaboración estelar no apaga la furia de unas guitarras a las que recomiendo prestar atención durante todo el metraje, así como las capas de teclados y sintes que se mueven con elegancia, a veces incluso lírica, como veremos. El estribillo, en su continuación, nos da un rugoso riff, crudo y potente.
Pero si pensamos que es el típico ‘one hit wonder’ del álbum, por el cameo y las hechuras grandes, los siguientes cortes son los que nos dejan a las claras que es un disco de palabras mayores. Sin ser un trabajo conceptual sobre los pecados capitales, sí que las referencias a ellos son varias y la denuncia a la opresión de los dogmas de fe también está muy latente. ‘Arrecife’ es pura lujuria desde el amor más incontenible. Del casi imposible de encontrar, del imposible de evitar una vez hallado. El juego de doble voz de los hermanos en el puente y el estribillo, de ataque directo, hacen que hasta se acelere el corazón. Y lo mejor es que las guitarras y la batería acompañan con maestría en un tema sobresaliente.
No se queda atrás ‘Pánico’, uno de los cortes donde queda patente lo comentado sobre los pareados esdrújulos, a lo que soy muy devoto por la vía Krahe. Para ello, nos presentan un fraseo diferencial, con protagonismo electrónico, pero con un buen gusto para la melodía vocal, un estribillo que contiene la intensidad de la constante súplica con el “Dime tú, dime tú” repetido. Para el cuarto tema nos llega una fuerte evocación. Tiene la distorsión de las guitarras, la percusión y la entonación, en distintos porcentajes, de influencia del universo Héroes-Bunbury y, si me apuran, Shuarma por la vía Bushido. Un medio tiempo de sonoridad acústica, pero con nervio eléctrico suficiente para no desentonar y, a destacar también, un canto de amor frente ante la insensibilidad de quien tolera muertes amparadas en su racismo.
Y el caso es que, en otro ejercicio de sorprendente calidad, el tema más heterogéneo de este debut tampoco desentona con el conjunto. Parece impensable después de los cuatro primeros cortes esperar una colaboración rapera, pero ‘El Narcotraficante’ suena tan creíble y coherente como sus compañeras. El denominador común del buen gusto tiene mucho que ver, como también la imponente capacidad de una banda a la que, a priori, no se le podría esperar tanta maleabilidad.
La segunda parte arranca con ‘Cinco Locos’, una declaración de intenciones y punto de reflexión sobre sus años dedicados a la música. De lo que nunca se puede se escapar cuando uno es consciente de lo que es. Aunque se pretenden formas igualmente directas, se transmite la sobriedad y solemnidad de la temática en una pose vocal que casi me evoca a la teatralidad interpretativa del mismísimo Camilo Sesto. (No olvidemos, gran referencia en el mundo del rock para los Leo Jiménez, Pepe Herrero, Dry River, Ramón Lage y un largo etcétera). Los arreglos casi sinfónicos de las teclas dan sentido a todo el enfoque de la canción, lo que realza si cabe su importancia en la decena.
Tras el poso, formas más ligeras y melódicas en ‘Angelina’. Un corte que se antoja más sencillo, pero que nos devuelve esas líneas más concatenadas y adictivas y donde sobresale, tras un notable puente, una melodía vocal perfecta y rutilante para el estribillo. Si a estas alturas no tienes claro que es uno de los discos del año… seguimos. Sí, la han usado más grupos, pero de nuevo Héroes aparece en el horizonte con su flor de loto (¿acaso no lo parece el logo?) en los toques orientales de ‘El Fallo’. En cualquier caso, el corte sorprende con un giro hard rockero para el estribillo que aumenta la versatilidad que ostenta el grupo.
Llegando al final, ‘La Visión’ adapta un tempo de vals para un desarrollo más intrincado y complejo, como oscura y dura se despliega uno de los textos más crudos del conjunto, acompañado como merece de una estructura de guitarras más férrea y metálica en su breve solo. Para completar la decena, nos despedirá ‘Tóxico’, que nos recuerda en la lírica a ‘Pánico’, pero que tiene un gran poder corolario en la actitud e identidad de la propuesta de este debut, que trasciende en su concepción la mera sucesión de canciones: “paso de ti, a nadie voy a consentir que me diga cómo sentir, cómo vivir, cómo morir”.
Un disco de nota muy alta, para tener presente siempre que la magia existe.
Lista de canciones – tracklist:
- Acorralado
- Arrecife
- Pánico
- Ecos Al Amanecer
- El Narcotraficante
- Cinco Locos
- Angelina
- El Fallo
- La Visión
- Tóxico
Publicado el octubre 20, 2020 en Críticas Discos y etiquetado en Críticas Discos, El Pecado. Guarda el enlace permanente. 1 comentario.
Pingback: Abismo – Esperando Al Ángel Negro | RockSesion