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Saratoga – XXX

De las múltiples formas que hay de celebrar una efeméride tan significativa como la del trigésimo aniversario, Saratoga ha escogido la de regrabar temas de su carrera, adaptados a los nuevos tiempos y hechuras de alineación. El caso de la banda de la iguana es excepcional. Con el denominador común constante de Niko del Hierro, al pie del cañón durante las tres décadas salvo por un año escaso de ‘parón indefinido’, pocos grupos hay en nuestra escena que pese a contar con cinco vocalistas y cinco bateristas distintos (en la guitarra solo Tony Hernando tiene el honor de haber estado los años que Jero Ramiro se centró en Santelmo) su poder de convicción y de atracción jamás ha disminuido. Tampoco su calidad, que siempre se cimenta en un heavy metal de corte clásico, sin zarandajas, afilado en las seis cuerdas, machacón en la batería y bajos cuando hay que darle al power metal y esos agudos mágicos desde el micrófono. Lo cierto es que un tipo de grabación como la que nos ocupa tiene más sentido si cabe con ellos por ese mismo motivo, aunque no han querido ser sistémicos a la hora de elaborar el repertorio, finalmente catorce canciones. Hay canciones de casi todos los discos, incluso de los propios de Tete Novoa que, contra viento y marea, se ha convertido por derecho propio en el cantante que más años ha estado al frente de la banda, más que Leo Jiménez y, por supuesto, por encima de Gabi Boente y Fortu Sánchez. (Recordamos que Tony Domínguez no llegó a grabar disco). Así, es de justicia reconocerle de una vez por todas sus méritos sin tener que compararse con nadie. Un verbo (el de comparar) que ahora se centra en el nuevo motor a las baquetas: nada menos que El Estepario Siberiano.

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