Celtas Cortos. 11 de julio. Alamar 2014
A la banda vallisoletana quizá le ha pasado un poco lo que comentaba Bart en un capítulo de Los Simpsons sobre la película de terror ‘Viernes 13’. “La ves ahora y ya no asusta a nadie”. Porque ha sido superada en el tiempo por otras que, partiendo de aquellas premisas, endurecieron efectos, planos, visceralidad o ritmo. Celtas Cortos a día de hoy ha quedado para el mundo del rock estatal más potente, como un ejemplo simpático y tolerado de rocanrol con melodías pop, con ciertos impulsos de visceralidad en algunos ritmos, pero más cálido y cantarín que con nervio. Por suerte, cuando los Celtas tienen un día bueno en el escenario esa ‘barrera mental’ se olvida en tres canciones. Y fue el caso del pasado sábado en el concierto que ofrecieron dentro del programa de Alamar 2014, un festival multicultural con 13 directos de formaciones y estilos provenientes de todo el mundo y en el que ellos fueron los encargados de representar el rock.
Ver y escuchar a Celtas Cortos sigue siendo para muchos como encontrarse con la lejana inocencia de las primeras letras escuchadas sobre mundos mejores, sociedades más igualitarias, cantos de libertad del ser humano y crítica a los imperialismos y desmanes generales. La formación que lidera Jesús Cifuentes es de esos referentes silenciosos que, pasados los años de euforia mediática, continúan su senda en el tiempo a base de hacer sonreír con la integración de melodías celtas en sus canciones, llenas de rock y distorsión accesible, pero también con ciertas dosis de sonido acústico, de poso en el tempo. Además, que el concierto fuera gratuito ayudó a que la Plaza Vieja de la ciudad almeriense se llenara de todo tipo de caracteres y arquetipos. Desde los amantes a la radiofórmula como los que aprovecharon la oportunidad de poner algo de distorsión a la noche.
He sido muy crítico con los Celtas, quizá porque reconozco que lo suyo tiene mérito, porque al final, objetivamente, uno solo puede reconocer que han dado mucho a la música de nuestro país. Con casi treinta años de trayectoria, los he visto en actuaciones de todos los colores. Desde hacer un concierto descomunal (Madrid, Plaza Castilla) hasta aburrir con inicios deslavazados (recuerdo Alicante…). Y es que la fórmula de la que después se nutriría Mägo de Oz endureciendo guitarras y aumentando la velocidad, ya la hacía en nuestro país Celtas Cortos mucho antes. (Recordad el ejemplo de las películas, ¿qué pasó? Que siempre parece que la versión más moderna mejora la ‘obsoleta’ anterior).
Canciones como‘El Emigrante’, ‘La Senda Del Tiempo’, ’20 de Abril’ o ‘Cuéntame Un Cuento’ forman parte de la memoria colectiva de ya más de una generación y eso es innegable. También brillan cuando se ponen más duros como en ‘Todo Es Ponerse’, una de mis favoritas de su discografía gracias a ese ritmo arabesco que le confieren a la gaita y una pequeña dosis de electrónica. Más himnos con aire de pogo ‘educado’ como ‘No Nos Podrán Parar’, ‘Legión De Mudos’ o ‘Tranquilo Majete’. Pero también son agradables, con cierto aire folky trasnochado que le da encanto, canciones como ‘Retales De Una Vida’ o ‘Tú Eres El Mejor’.
Hasta hubo espacio para dotar al repertorio de aderezos que supusieron algo más de brillo, como adelantar un tema (instrumental, eso sí) de su próximo disco ‘Contratiempos’. Llamado ‘Bueu’. No fue el único instrumental, ya que los Celtas se manejan como nadie en esas lides, con esa sensación de familiaridad sempiterna. También lució la antigua ‘Ska Del Paro’, recuperada por motivos evidentes. Y por supuesto su castellanizada versión de ‘Fiesta’ de ThePogues. No hay mejor lugar para interpretar esa canción que Almería, el sitio donde fue compuesta y donde se inspiró, en un puesto de hamburguesas y en una noche de Feria. Un aquelarre colectivo aunque habría que ver cuántos conocían realmente la historia de ese tema.
En cualquier caso, y pese a que se produjeron algunas considerables bajas en el repertorio (sobre todo ‘Haz Turismo’, ‘Skaparate Nacional’ o ‘Lluvia En Soledad’), los Celtas desgranaron hora y tres cuartos de saber hacer, de una banda que habrá perdido el foco mediático de antaño pero que sigue siendo uno de esos amigos de los que uno se alegra volver a encontrarse en el camino cada cierto tiempo. No se puede decir de todos.
Publicado el julio 15, 2014 en Crónicas Conciertos y etiquetado en Celtas Cortos, Crónicas Conciertos, Mago de Oz. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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